Anexo 3

“¡Bronca, bronca!”, cantan en coro un montón de alumnos en el patio, mientras hacen bolita alrededor de Etelberto y Dionisio, de sexto año, que dice lo siguiente: 8

ETELBERTO: ¿Qué?

DIONISIO: ¿Qué de qué?

ETELBERTO: ¿Pues qué?

DIONISIO: Pus órale, ¿qué te traes?

ETELBERTO: ¿De qué o qué?

DIONISIO: No te hagas.

ETELBERTO: Y tú no le busques…

DIONISIO: Bueno, ya estuvo

ETELBERTO: ¿Ya estuvo qué? ¡no le saques!

DIONISIO: No le saco…

ETELBERTO: Pues a ver, bríncale.

DIONISIO: Pues bríncale tú…

Después ya sólo se oyen ruidos: pum, cuás, poc, uff, mggghhh, ¡aaaayy! Eso quiere decir que los dos se han puesto a darse golpes, patadas y jalones.

Etelberto y Dionisio se siguen peleando hasta que llega la maestra Amparo:

MAESTRA AMPARO: ¿Otra vez ustedes dos peleándose? ¿Qué no pueden llevarse bien? ¿Qué no pueden dialogar, eh? ¡Respondan!

Etelberto y Dionisio no saben qué responder.

MAESTRA AMPARO: ¡Pues se me van los dos a la Dirección, castigados!

Etelberto y Dionisio se van castigados a la Dirección, medio golpeados, medio raspados y sin dialogar, porque no saben qué es “diálogo”.

Al regresar del recreo, la maestra Amparo está dando una clase sobre la prehistoria y los dinosaurios. Entre sus alumnos está Raúl, a quien le gustan mucho los dinosaurios.

MAESTRA AMPARO: Entonces, en la era mesozoica, los grandes reptiles…

RAÚL: Oiga maestra…

MAESTRA AMPARO: ¿Qué pasó, por qué interrumpes?

RAÚL: Yo tengo una respuesta sobre los dinosaurios…

MAESTRA AMPARO: No, no, querrás decir que tienes una pregunta.

RAÚL: No, una respuesta…

MAESTRA AMPARO: Ah, ¿así que te crees que sabes más que yo?

RAÚL: Sí… digo ¡no! Es que… (Risas de todo el grupo)

MAESTRA AMPARO: ¡No te quieras pasar de listo! ¡Mejor te vas a la Dirección, castigado!

Raúl se va a la Dirección.

RAÚL (meditabundo): Me late que la maestra Amparo no sabe lo que es dialogar… El problema es que yo tampoco sé muy bien, pero ella le decía a Etelberto y a Dionisio que dialogaran…

Raúl llega a la Dirección, va entrando su profesor de cuarto, el maestro Julián. Justo en ese momento la directora termina de regañar a Etelberto y Dionisio.

DIRECTORA: Así que ya lo saben muchachitos, si tienen problemas, hablen, dialoguen, no se agarren a golpes… A ver, dénse la mano.

Etelberto y Dionisio se dan la mano, apretándose lo más que pueden. Luego el maestro Julián aprovecha para hablarle a la directora.

MAESTRO: Por cierto, señora directora, quisiéramos saber si aceptó la propuesta que le hicimos. Si está de acuerdo, podríamos decidir…

DIRECTORA: Mmmm, ahorita voy de salida, maestro… No lo puedo atender; tengo que ir a un desayuno a la primaria 234. Ah, por cierto, ahí le encargo a estos muchachitos hasta la hora de la salida.

MAESTRO: Pero si hoy no estoy de guardia, sólo pasé a…

DIRECTORA: Tómelo como trabajo extra, ya que a usted le encanta meterse en todo… Luego nos vemos.

Lo que se escribe no se olvida

8  Anafranca, Un, dos, tres por mí y por todos mis compañeros, Suplemento para niños, La Jornada, México, 8 de junio de 2002.