Anexo 1

Suyima, la ranita saltarina

Había una vez una ranita muy saltarina llamada Suyima. Un día que estaba brincando en el estanque, escuchó una voz que le decía:

— Suyimaaaa, Suyimaaaaa...

La ranita buscó y buscó y no encontró a nadie cerca.

—Acá arriba Suyima, soy yo.

La ranita miró hacia el horizonte y descubrió un arcoiris que le hablaba.

—Ah, eres tú –contestó Suyima–, ¿porqué me llamas tan desesperado?

—Es que acabo de enterarme de una estupenda noticia.

—¿Sí? ¿Cuál es?

—Pues que los niños de una escuela están aprendiendo a medir los brincos que dan las ranitas, y al final de cada recorrido, encuentran un tesoro. ¿Te gustaría jugar con ellos y ayudarles a encontrar el tesoro?

—Sí, ¡claro! Mañana iré.

—Pero, cómo Suyima, “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”.

—Tienes razón, dime dónde es.

—Es en la escuela que está al final del camino del saber, brinca hacia mí que yo te llevaré.

La ranita brinco a brinquito se subió al arcoiris y se fueron en busca de los niños. Al llegar, participó llena de júbilo en la medición que los niños hacían y les ayudó a encontrar el tesoro.