Promover un uso diversificado de la lectura como un proceso
intencionado implica asegurar que todos los niños y niñas tengan oportunidades
de leer. No existe una fórmula que garantice que la lectura sea fácil, tampoco
existen materiales ni procedimientos para no interferir en el progreso de un
niño; sin embargo existen situaciones que el docente puede propiciar y que
pueden traducirse en situaciones sencillas de aula, con resultados
significativos. Algunas de ellas pueden ser las siguientes:
- Encontrar sentido e interés a la lectura: propiciar los
comentarios acerca de la impresión o los sentimientos personales que surgen al
leer una obra puede ser un buen recurso.
- Aprender a ser activo ante la lectura: una situación que puede
favorecerlo es ofrecer a los alumnos la oportunidad de comentar con sus
compañeros y maestros lo que han leído; esto permite descubrir que existe una
variedad de interpretaciones personales hacia un mismo texto.
- Promover actividades significativas de lectura para las que
tenga sentido el hecho de leer: hay que generar actividades en las que el
alumno tenga que preguntar, predecir, recapitular, opinar y contrastar sus
opiniones.
- Dar a los alumnos una amplia posibilidad para participar en la
búsqueda y la elección del material que desean leer: hacer efectiva la
diversidad lectora demanda la existencia de materiales escritos que la hagan
posible, libros que incluyan cuentos y leyendas, canciones, poemas, relatos de
aventuras, episodios históricos, inventos, descubrimientos, deportes, recetas,
instructivos, folletos, revistas, etc. También es conveniente incluir los
textos que ellos acostumbran leer fuera de la escuela.
- Compartir lecturas en voz alta para disfrutar de un texto: es
recomendable que el maestro lea periódicamente ante sus alumnos algunos textos
de extensión adecuada y que haya elegido con ese fin. Además, es bueno
propiciar que unos alumnos lean ante otros; a veces será a todo el grupo, otras
a los compañeros de equipo o al que se sienta al lado.
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