Qué entendemos por problema

Como se ha visto, al presentar los mismos problemas a varias personas, algunas de ellas no los consideran como tales; esto depende de sus expectativas y conocimientos, y del contexto en que se plantean o producen los problemas.


  1. Observen la ilustración y realicen la lectura del siguiente fragmento:

TONUCCI, Franceso, Con ojos de niño, México, SEP, 1994. p.76 (Libros del Rincón).

Un maestro en un barrio marginal preguntó a uno de sus alumnos: "¿Cuántas patas tiene un saltamontes? " Él, al parecer, miró tristemente al maestro y le contestó: "¡Ojalá tuviera yo los mismos problemas que usted! "

POZO, Juan Ignacio (coord.), La solución de problemas, México, Santillana, 1998. p. 14. (Aula XXI).

  1. A partir de la lectura del fragmento y de la ilustración, reflexionen y comenten:

  1. Para enriquecer sus comentarios lean y analicen el siguiente texto.

Todos los profesores hemos acabado por aprender que los problemas que planteamos a nuestros alumnos en clase pueden diferir considerablemente de los que ellos mismos se plantean fuera del aula. Es más, lo que para nosotros puede ser un problema relevante y significativo, puede resultar trivial o carecer de sentido para nuestros alumnos. Obviamente, ellos no tienen los mismos problemas que nosotros. Y, sin embargo, uno de los objetivos explícitos de la educación obligatoria, tanto en primaria como en secundaria, es que los alumnos no sólo se planteen determinados problemas, sino que lleguen incluso a adquirir los medios para resolverlos.

POZO, Juan Ignacio, Ibíd. p 14.

  1. Compartan con el equipo sus puntos de vista, en acuerdo o desacuerdo con el planteamiento del autor, y regístrenlos en su cuaderno de notas.

Tiempo estimado: 30 minutos


En la actividad anterior se enfrentaron a algunos planteamientos que pudieron significar, o no, un problema para ustedes, dependiendo de si constituyó un reto, si estaban motivados para resolverlos, si conocían sobre la temática y si contaban con alguna estrategia a seguir para resolverlo.


  1. Efectúen una audición de lectura, 5 del siguiente caso:

Casi siempre los maestros nos andamos quejando de la poca relación entre la escuela y la vida real y cotidiana de la comunidad donde aquella se asienta. Pretendiendo romper con esta idea, planeé una salida, una incursión con mi grupo de cuarto grado a un tianguis en un fraccionamiento cercano; el objetivo: observe, registre, discuta y comente lo referente a las clasificaciones.

Una vez saltada la barrera que nos separa del mundo, avanzamos rápidamente esperando aprovechar la mañana, pero, primer contratiempo: no había tianguis. Decidí regresar y los chamacos propusieron otro mercado en la tarde; se sometió a votación y marchamos en busca de otro establecimiento. "Está aquí tras lomita" -decían- y nunca imaginé que tras lomita fuera tan lejos, los compañeros se organizaron de tal manera que aquellos que podían controlar al grupo iban, unos hasta adelante y otros hasta atrás, dejándome a mí en medio del contingente.

—Yo cuido al maestro —dijo una niña.

—¡Ah, gracias! Y a ustedes, ¿quién los cuida? —repelé.

—No se apure, somos un resto...

No bien se vislumbró el mercado, los niños comenzaron a aglutinarse en equipos; pensé en aprovecharlos para darles las preguntas que yo llevaba preparadas, pero al acercarme oí a uno de ellos proponiendo una interrogante bastante interesante.
—¿De dónde traerán las cosas?

Me acerqué a los otros equipos y los vi haciendo lo mismo: todos planeaban investigar algo, no por la observación, sino por la entrevista, a los comerciantes del lugar, a mí me dio miedo.
—¿No nos irán a correr?

Un "¡no!" conchudo y seguro de sí mismo se dejó oír, y entonces los dejé partir. Pronto, junto a mí no había más que un perro curioso y con hambre; en mi mano seguía sosteniendo la tarjetita con las tres preguntas. Seguí los pasos de mis alumnos y, ¡horror de horrores!, no había ningún equipo junto, como marcan las reglas de urbanidad, sino que todos empezaron por donde más les gustó y distraían a los divertidos locatarios que contestaban de buena manera; sentí la vida volver a mí.
—¿Cómo le hacen para mantener las cosas limpias?
—¿Dónde consiguen sus mercancías?
—¿Cómo las acomodan?
—¿Qué hacen para que la gente vuelva a comprarles?
—¿Para qué sirvió el censo?, sí, el de las tiendas...
—¿Dónde pone su basura?, ¿y el baño?, etc.

Una niñita se acercó a mí y me dijo que unas señoras comentaban que ahí daban las cosas bien caro. Llamó al equipo y platicó el caso; surgieron algunas preguntas.
—¿Cómo saben a cómo dar las cosas?
—¿Quién pone los precios?
—¿Para qué son los impuestos que se pagan?
—¿Por qué algunas cosas son caras a pesar de ser del campo, que está tan cerca?

Me quedé asombrado de la capacidad de los chamacos para plantear preguntas y discutirlas en equipo (yo que pensaba que eran tontitos, vaya) así como la sangre fría de la gente adulta para contestarlas; algunos incluso reían.

El acabóse fue cuando algunos comenzaron a pedir a las señoras que habían ido, los datos de lo que llevaban para calcular los gastos, mientras que un equipo se dio a la tarea de supervisar que los pesos estuvieran correctos y me asaltó la terrible sensación de que todos volteaban a verme sentidos, a pesar de que sus sonrisas decían otra cosa.

Ya con la ansiedad de un seguro reclamo de la gente presionándome la vejiga, di la orden de retirada. Los mismos niños que iban cuidando el orden en el contingente se acomidieron a recoger a los testarudos que insistían en seguir lanzando preguntas. Todos iban felices, cantaban, comentaban sus respuestas, platicaban de lo que habían visto u oído, brincaban, etc. El único preocupado por llegar a la escuela era yo, ¡quería volar a mi segurísimo salón a donde no llegarían los adultos rencorosos!

Una hora después, sentados en el pastito del campo, platicábamos las experiencias:
—¡Yo compré una bolsa de dulces! -gritó un niño- y para pronto comenzó a repartir.
—A mí me dieron una paletita.
—¡Y yo tengo tres preguntas que debemos contestar con lo que vimos del mercado! -anuncié.
—¡Ayyy, maestro! ¡Otro día! —rezongó el grupo... Y yo miré mi tarjetita.
—Siéntate maestro, mira mi dibujo —me dijo una pequeñina—, ésta es una señora gorda que estaba comprando guayabas y que dijo...

Volví a mirar mi tarjetita, la rompí y me senté... Me dije: "¿Me hubiera salido igual...?"

HERNÁNDEZ, Javier, "Comentarios de un maestro sobre una visita con sus alumnos al mercado" en La enseñanza de las Ciencias Naturales en la escuela primaria Lecturas .
, México, SEP, 1995. pp. 79-80.

  1. Comenten al interior de los equipos:

  1. Para complementar sus respuestas y obtener conclusiones, lean los siguientes fragmentos:

Muchos temas aportados por los materiales escolares seguramente llegarían a interesar a los alumnos si se abordaran con planteamientos estimulantes. Incluso temáticas convencionalmente consideradas como poco motivadoras o alejadas de los intereses de los alumnos podrían ser asumidas como problemas a través de determinadas estrategias como, por ejemplo, mediante su integración en un proceso de trabajo sobre temáticas más amplias para las que los alumnos sí pueden estar más motivados. Por otra parte, paradójicamente esas temáticas que los alumnos suelen citar como centros de su interés casi nunca llegan a ser estudiadas en profundidad y de forma sistemática, quizás por pertenecer a ámbitos experienciales (relacionados con la educación para la salud, la educación para la convivencia, la educación sexual, la educación ambiental, etc.) y no integrarse fácilmente en los campos de las disciplinas escolares.

GARCÍA, J. Eduardo y Francisco F. GARCÍA, Aprender investigando,

Sevilla, Díada, 1997. p. 37.

Los problemas cotidianos se resuelven para tener un éxito o respuesta inmediata, y generalmente se dejan de indagar cuando se solucionan. Las diferencias entre los problemas cotidianos y los científicos explican las dificultades que tienen los alumnos para pasar de un tipo de indagación superficial a otro más riguroso, que es el exigido por la ciencia.

Para Claxton (1994), los problemas escolares serían los encargados de tender un puente entre el conocimiento científico y el cotidiano, ya que parece hallarse a medio camino entre ambas orillas. A tal fin, las situaciones escolares deben apoyarse en las dos orillas, pero siendo conscientes de que los alumnos se encuentran más próximos a la del pensamiento cotidiano.

NIEDA, Juana y Beatriz MACEDO, Currículo científico para estudiantes de 11 a 14 años, México, SEP,1998. p. 149. (Biblioteca para la Actualización del Maestro).

  1. De manera individual, registren en su cuaderno de notas las conclusiones a las que llegó el equipo.
  1. Reflexionen sobre los siguientes cuestionamientos y comenten sus conclusiones.

Para enriquecer sus conclusiones realicen la lectura de los recuadros.

Un problema existe donde una persona percibe una necesidad de lograr algún objetivo pero no sabe de inmediato cómo lograrlo.

RANGEL, G. Gabriela, "El desarrollo de habilidades del pensamiento. Una necesidad básica de aprendizaje" en Diálogos educativos, Xalapa, núm. 3, 1999. p. 42.

Podemos considerar como "problema" algo (un hecho, una situación, un planteamiento...) que no puede resolverse automáticamente mediante los mecanismos que normalmente utilizamos, sino que exige la movilización de diversos recursos intelectuales.

GARCÍA, J. Eduardo y Francisco F. GARCÍA, Aprender investigando, Sevilla, Díada, 1997. p. 30.

  1. Seleccionen la forma de presentar sus conclusiones al grupo; para ello se sugiere un mapa conceptual, red semántica o cuadro sinóptico. Tomen en cuenta las reflexiones derivadas de las actividades 9, 11, 13 y 15; consideren que este producto se recuperará en la segunda sesión.

Tiempo estimado: 50 minutos


En las actividades anteriores han identificado los problemas a los que se enfrentan los alumnos en el contexto de la escuela primaria y en la vida cotidiana, y si estos últimos son tomados en cuenta, por parte de los maestros, para abordar los contenidos educativos. También reflexionaron sobre los problemas que los maestros plantean a sus alumnos, algunos de los propósitos de ello y las expectativas que los docentes tienen acerca de las habilidades y capacidades de los alumnos. Ahora analizarán los planteamientos sobre la solución de problemas que se encuentran en el plan y programas de estudio de educación primaria y algunos otros textos.


  1. Integren nuevos equipos y lleven a cabo la lectura compartida6 de los siguientes fragmentos:

La enseñanza basada en la solución de problemas supone fomentar en los alumnos el dominio de procedimientos, así como de la utilización de los conocimientos disponibles para dar respuesta a situaciones cambiantes y distintas. Así, enseñar a los alumnos a resolver problemas supone dotarles de la capacidad de aprender a aprender, en el sentido de habituarles a encontrar por sí mismos respuestas a las preguntas que les inquietan o que necesitan responder, en lugar de esperar una respuesta ya elaborada por otros y transmitida por el libro de texto o por el profesor.

POZO, Juan Ignacio, op. cit. p. 9.

Adquieran y desarrollen las habilidades intelectuales (la lectura y la escritura, la expresión oral, la búsqueda y selección de información, la aplicación de las matemáticas a la realidad) que les permitan aprender permanentemente y con independencia, así como actuar con eficacia e iniciativa en las cuestiones prácticas de la vida cotidiana.

SEP, Plan y programas de estudio 1993. Educación básica. Primaria,
México, SEP, 1993. p. 13.

La orientación adoptada para la enseñanza de las matemáticas pone el mayor énfasis en la formación de habilidades para la resolución de problemas.

SEP, Ibíd. p. 15.

Este enfoque coloca en primer término el planteamiento y resolución de problemas como forma de construcción de los conocimientos matemáticos.

SEP, Ibíd. p. 54.

La resolución de problemas es, entonces, a lo largo de la primaria, el sustento de los nuevos programas.

SEP, Ibíd. p. 53.

El estudio de las Ciencias Naturales en este nivel no tiene la pretensión de educar al niño en el terreno científico de manera formal y disciplinaria, sino de estimular su capacidad de observar y preguntar, así como de plantear explicaciones sencillas de lo que ocurre en su entorno, para avanzar en ese sentido, los contenidos son abordados a partir de situaciones familiares para los alumnos, de tal manera que cobren relevancia y su aprendizaje sea duradero.

SEP, Ibíd. p. 73.

Las tareas de la escuela son impulsar al niño a observar su entorno y a formarse el hábito de hacer preguntas sobre lo que le rodea, a organizar esta indagación para que se centre ordenadamente en determinados procesos y a proporcionar información que ayude a los niños a responder sus preguntas y amplíe sus marcos de explicación.

SEP, Ibíd. p. 73.

Resolver problemas es una vía para aprender Geografía. Los problemas son situaciones que permiten al niño usar los conocimientos y las habilidades adquiridas. La capacidad de pensar de manera hipotética se desarrolla lentamente en los niños y depende, en gran parte, de las experiencias que tenga al respecto y de la complejidad del problema a resolver.

SEP, Libro para el maestro. Geografía. Sexto grado,
México, SEP, 1994. p. 45.

  1. Una vez realizada la lectura de los fragmentos compartan sus comentarios con respecto a:

  1. Compartan sus respuestas; con base en éstas elaboren una conclusión grupal, regístrenla en una hoja de papel.
  1. Para concluir esta sesión, elaboren un texto breve que explique por qué la habilidad de solucionar problemas es una prioridad en la escuela primaria

Tiempo estimado: 1 hora


Hasta aquí han intercambiado puntos de vista sobre la habilidad para solucionar problemas como una prioridad en la escuela primaria; sin embargo, es necesario que el maestro conozca cómo se plantean problemas en las diferentes asignaturas, mediante el análisis de sus materiales de apoyo. Esto se revisará en la segunda sesión.


5. Los maestros siguen la lectura realizada por un compañero del grupo para descubrir la relación entre la lectura y el contenido.

6. La lectura compartida permite aprender a formular preguntas al texto. En cada equipo, un participante guía la lectura; al principio, él o ella formula una serie de preguntas respecto al texto, posteriormente los participantes son quienes las elaboran.