Nuestras raíces

Nosotros los tzotziles habitamos en el estado de Chiapas. Nuestra tierra es fresca y húmeda durante el verano, con días soleados y noches frías de noviembre a mayo y con algunas heladas en diciembre y enero. El nombre de esta región es los Altos de Chiapas. Nuestros vecinos son los Tzeltales al oriente; los Choles al norte y los Zoques al norte y al occidente.

Nos llaman tzotziles, pero nosotros preferimos llamarnos batsil winik´otik, hombres verdaderos. Nuestro idioma es el batsil k´op, o lengua verdadera o legítima, que pertenece a la familia maya y se encuentra estrechamente emparentado con el tzeltal. El vocablo tzotzil, con el cual se identifica a nuestra etnia, viene de sots´il qinik, hombre murciélago. Cuenta la leyenda de los antepasados de los zinacantecos que hallaron un murciélago en ese campo y lo tomaron por dios. De ahí el nombre.

De la Cruz, Petrona. Soy tzotzil. México: sep (Libros del Rincón), 1995, p. 3.

Material educativo Información que puede obtenerse Grado Página
Plan y programas de estudio      
Libro para el maestro      
Libro para el alumno      

Elaboren una breve conclusión en su cuaderno de notas.

Tiempo
estimado:
90
minutos

(No olviden revisar algunos términos: el “entrenamiento” en el manejo de recursos informativos, “complejizan”, “sobreabundancia informativa”.)

El proceso de informarse

Todas las situaciones de nuestra vida implican manejo de información. Esto ocurre no sólo en el ámbito escolar o laboral: en nuestra vida personal, para cualquier situación, por más común que ella sea, necesitamos información. Realizar alguna tarea o tomar una decisión implica contar con la información adecuada.

Desde el momento en que una circunstancia cualquiera nos exige nueva información, cada uno de nosotros ejecuta una cadena de acciones orientadas a dar respuesta a esa demanda. Así, a partir de la toma de conciencia de la necesidad de información, ponemos en marcha una estrategia personal para satisfacerla.

Estas estrategias serán distintas para cada persona y para cada caso, ya que dependen de nuestras experiencias previas, nuestras características particulares, el entrenamiento en el manejo de recursos informativos, los factores afectivos, los propios intereses, la valoración personal del conocimiento y de la información, etc. podrán ser más o menos eficaces en el logro de la meta, llevarnos o no al dato que buscamos, conducirnos a él directamente o después de varios desvíos, marchas y contramarchas.

Es a través del reconocimiento de esta dependencia de la información y de hacer conscientes estas estrategias personales, de reconocer las distintas etapas que las componen y analizar y evaluar su significación en relación con el logro del objetivo, que se pueden ir perfeccionando nuestras habilidades para acceder y utilizar la información.

Desde este punto de vista, todos, desde nuestros primeros años, estamos manejando información, buscando la que nos exige una situación concreta, incorporándola a nuestros conocimientos y transfiriéndola a nuevas situaciones.

A medida que avanzamos en nuestra exploración del mundo y nuestro universo se amplía, las situaciones a las que nos enfrentamos se hacen cada vez más complejas y nuestras exigencias de información también se complejizan.

Paradójicamente, en estos tiempos de sobreabundancia informativa, el manejo eficaz de información no se hace más fácil, por el contrario es factor de nuevos conflictos y frustraciones tanto o más graves que la falta de recursos informativos y llega a hablarse del síndrome de “saturación de información”.

Gazpio, Dora y Marcela Álvarez. Soporte de la biblioteca de hoy. Buenos Aires: ciccus, 1999, pp. 28 y 29.