IX. EVOLUCI�N C�SMICA

AUNQUE parezca excesivamente ambicioso o casi imposible, la ciencia puede proporcionar un esquema de la evoluci�n del Cosmos que se inicia con la Gran Explosi�n y llega hasta nuestros tiempos. Este esquema es imperfecto e incluye puntos en los que nuestra comprensi�n de lo que ocurri� es limitada, pero globalmente tiene una capacidad de predicci�n notable.

El momento del inicio de nuestro esquema es el menos comprendido. �Qu� ocurr�a antes de la Gran Explosi�n? No lo sabemos porque la violencia y las alt�simas temperaturas borraron toda informaci�n de lo que pudo haber antes. As� como al ver un recipiente con hierro fundido no podemos decir si dicho hierro era parte de una silla o de un auto o de una ventana, la Gran Explosi�n fue el crisol del cual surgi� un Universo nuevo, sin memoria.

Pasados unos cuantos minutos de la Gran Explosi�n, el proceso de s�ntesis de los n�cleos at�micos se detuvo porque las temperaturas hab�an descendido a unos 10 mil millones de grados cent�grados y dichos procesos s�lo se efect�an por encima de esta temperatura. Los �nicos �tomos que se alcanzaron a formar en gran cantidad fueron los de hidr�geno y helio. El Universo continu� expandi�ndose y enfri�ndose.

La composici�n qu�mica del Universo qued� pues fijada en hidr�geno y helio. �De d�nde provienen el carbono, el ox�geno, el calcio, etc�tera, que componen a la Tierra, que forman parte de nosotros? Pasar�an algunos miles de millones de a�os antes que la naturaleza los produjera.

Alrededor del mill�n de a�os de la Gran Explosi�n, el Universo estaba relativamente fr�o, como a 1 000 grados cent�grados. Esto redujo la tendencia de cualquier homogeneidad a expanderse individualmente, y permiti� a la fuerza de gravedad hacer su trabajo de contracci�n. Estos grumos o inhomogeneidades, aun cuando segu�an participando en la expansi�n del Universo, individualmente se contra�an (v�ase la Fig. 28). Cada grumo dar�a lugar a una galaxia. Como a los 5 mil millones de a�os de la Gran Explosi�n, la contracci�n de las galaxias se hallaba estabilizada y, en el gas que las formaba, comenz� a producirse la formaci�n de estrellas.


Figura 28. Aun cuando el Universo continuaba expandi�ndose, cada protogalaxia considerada individualmente se comenz� a contraer.

Afortunadamente, nuestro Sol no form� parte de aquella primera generaci�n de estrellas porque como s�lo hab�a disponible hidr�geno y helio, no pudieron formarse planetas de superficie s�lida como la Tierra. Despu�s, como si hubiera una conspiraci�n c�smica para que apareciera vida, las m�s masivas de las estrellas de aquella primera generaci�n explotaron como supernovas.

Durante la explosi�n de una supernova se vuelven a dar las condiciones f�sicas extremas que permiten la s�ntesis de n�cleos sencillos como el hidr�geno y el helio en n�cleos m�s complejos como el carbono, el ox�geno, el f�sforo, el hierro, etc�tera. As�, con su muerte, estas estrellas "abonaron" el gas a su alrededor y permitieron que las siguientes generaciones estelares pudieran tener los elementos qu�micos necesarios para formar planetas del tipo de la Tierra y, en ellos, quiz� vida.

Es realmente asombroso pensar que el ox�geno que forma parte de nuestra sangre, el calcio que forma parte de nuestros huesos, as� como todos los elementos qu�micos que nos forman han estado involucrados en dos explosiones: una hace 15 mil millones de a�os, la Gran Explosi�n, y otra m�s modesta, y relativamente m�s reciente, necesaria para completar la lista de elementos qu�micos indispensables para el surgimiento de la vida. La explosi�n tipo supernova que proporcion� los elementos faltantes pudo adem�s, haber ayudado al colapso gravitacional que form� al Sol. Las nubes moleculares de las cuales nacen las estrellas se hallan en un equilibrio precario y ciertos estudios sugieren que una explosi�n de supernova caus� el "empujoncito" necesario para que se colapsara la nube de la que se form� el Sol.

Independientemente de si fue ayudado o no por una supernova, el colapso gravitacional del que se form� el Sol ocurri� hace como 5 mil millones de a�os. Esto se sabe, entre otra cosas, gracias al estudio llamado de fechamiento de meteoritos. Una vez formado el Sol y el Sistema Solar, las primeras formas elementales de vida aparecen relativamente pronto. Las formas de vida m�s antiguas que se han encontrado tienen tres mil quinientos millones de a�os. Pero la vida inteligente tarda mucho m�s en aparecer. Los hom�nidos m�s antiguos tienen s�lo unos dos millones de a�os. El ser humano s�lo ha estado presente en el Universo en la �ltima diezmil�sima parte de su historia.

Pero gracias precisamente a su inteligencia, es capaz de comprender lo que ocurri� en las anteriores nueve mil novecientas noventa y nueve diezmil�simas de la historia. Como parte de su evoluci�n, el Universo ha formado un ser que lo contempla y trata de entenderlo.

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