XLI. SALVAMENTO MEDITERR�NEO

EL PESIMISMO ecol�gico es una caracter�stica de los medios "ilustrados" contempor�neos. Adem�s de la gravedad de la situaci�n actual (basta mirar lo que hemos hecho del Valle de M�xico: ya no queda viva ning�n �guila lo suficientemente idiota para pararse por aqu� otra vez), nuestra preocupaci�n se intensifica al contemplar la inercia burocr�tica que habr�a que vencer para resolver, o siquiera mejorar, el problema de la contaminaci�n. Por ello resulta consolador constatar que, por lo menos en otras latitudes, se toman las acciones necesarias en los �mbitos legislativo, administrativo y t�cnico.

El esperanzador ejemplo lo dieron los 16 pa�ses de la cuenca mediterr�nea, los que en un lapso de escasos dos a�os llegaron a firmar un convenio de anticontaminaci�n del Mar Mediterr�neo. Gracias a la intervenci�n del Programa del Medio Ambiente de las Naciones Unidas (PMANU), y a la buena voluntad de las partes, se salvaron numerosos escollos burocr�ticos y pol�ticos (hay que considerar que entre esos pa�ses est�n Espa�a, Yugoslavia, Israel y Egipto), para sentar las bases de una intensa y coordinada actividad t�cnica y cient�fica.

Seg�n el convenio firmado a principios de 1975, el PNAMU maneja varios proyectos de investigaci�n en los que colaboran laboratorios de diversos pa�ses. Estos proyectos generaron una gran cantidad de informaci�n sobre concentraciones de contaminantes, obtenida mediante los mismos instrumentos y referida a los mismos est�ndares. Esta informaci�n es indispensable para tomar las decisiones concretas y espec�ficas que impidan que se convierta el Mediterr�neo en un gigantesco Mar Muerto. El total de la inversi�n en esos proyectos es una suma modesta para contribuir a salvar la vida natural de la cuna de la civilizaci�n occidental.

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