II. EL CICLO VITAL EN LOS OCÉANOS

LOS ORGANISMOS que habitan el océano establecen el llamado ciclo vital de los océanos por medio de una serie de relaciones que reciben el nombre de cadena de alimentación; en ellas utilizan la energía solar, fijada por los pequeños vegetales verdes que forman el fitoplancton, así como por los vegetales macroscópicos de las aguas poco profundas, los cuales elaboran con esta energía alimento, es decir, materia orgánica: glúcidos o azúcares, lípidos o grasas y prótidos o proteínas.

Estos vegetales verdes forman el primer eslabón de la cadena y proporcionan a los demás organismos del océano el alimento y, por lo tanto, la energía.

Los vegetales verdes son los únicos capaces de incorporar la energía solar a todo el sistema de comunidades vivas del planeta, para que realicen su metabolismo, crezcan y se multipliquen. Requieren, además de la luz del Sol, agua, bióxido de carbono y algunas sales minerales en solución, como fosfatos, nitratos y sales amoniacales. Los animales pueden alimentarse de los vegetales verdes, o bien, de otros animales, pero, en todo caso, la primera fuente de alimento es siempre una planta que absorbe la luz de Sol.

En los continentes, las plantas son los organismos más abundantes y destacados. Se encuentran formando bosques y selvas, y constituyen la base de los ecosistemas, es decir, de todo sistema integrado por los organismos y los factores ambientales con los que interactúan. La distribución y abundancia de estos vegetales terrestres está determinada por la cantidad de luz, por la de agua y sales minerales que existen en el suelo.

En los océanos, los vegetales verdes que se observan son las algas, las hierbas marinas y los manglares que se encuentran en áreas restringidas, como las costas continentales e islas, o en algunas áreas específicas como el Mar de los Sargazos. Sin embargo, la cantidad de estas plantas no explica la gran producción de alimento que se presenta en los mares.

De la productividad de los océanos son responsables unos pequeños, pero abundantes vegetales verdes microscópicos, constituidos por una sola célula, que reciben el nombre de fitoplancton y que forman parte del plancton, es decir, de las comunidades vegetales y animales microscópicas que flotan a la deriva o son transportadas principalmente por los movimientos del agua, más que por su propia actividad natatoria.

En este ambiente acuático es más fácil apreciar la productividad de alimentos llamada "productividad primaria", que depende de la cantidad de fitoplancton que exista en el medio; a través del fitoplancton la energía solar entra a las cadenas de alimentación y es la base de su mantenimiento.


Figura 4. Fitoplancton. Dibujo de E. Rioja.

                             

La mayor abundancia de fitoplancton se encuentra en los 100 metros superiores de la superficie de todos los océanos, con excepción de las zonas que están permanentemente cubiertas por hielo en el Ártico y en el Antártico. Se puede considerar que la cantidad de fitoplancton que vive en el océano representa una masa mayor de vida vegetal que la que se localiza sobre los continentes.

Los factores que intervienen en la producción de fitoplancton son la disponibilidad de energía luminosa y los elementos nutritivos inorgánicos que se encuentran en el medio. La penetración vertical de la luz en la superficie de los mares está limitada a una capa de más o menos 200 metros, relativamente delgada, ya que los océanos tienen una profundidad media de 4 000 metros.

Como consecuencia de la necesidad de energía luminosa para la fotosíntesis, la vida vegetal en los océanos está restringida a estas capas iluminadas del agua, en donde cada especie vegetal se encuentra a una cierta profundidad, que depende de la turbidez del agua y de la cantidad y ángulo de incidencia de la luz, y de acuerdo con la época del año y la latitud en que se sitúe.

El otro factor que limita la productividad del fitoplancton es la concentración de elementos nutritivos o nutrientes, como el fósforo, que se encuentra en forma de fosfatos, y el nitrógeno, en forma de nitratos.

La producción de alimento en los mares, realizada por estos vegetales verdes, es aprovechada por los organismos animales, a los que se les ha llamado consumidores, y que constituyen los siguientes eslabones de la cadena de alimentación, en donde se efectúa la transferencia de energía, que va desde la planta verde productora consumida por un herbívoro, hasta los carnívoros.

Los primeros consumidores se localizan formando parte del zooplancton, integrado por representantes de todos los grupos de la escala animal, desde los microscópicos protozoarios hasta los vertebrados en sus formas larvarias o adultos de tallas pequeñas.



Figura 5. Zooplancton. Cortesía de la Revista Técnica Pesquera.

A los animales que toda su existencia presentan vida planctónica se les denomina holoplancton, y a los que forman parte del plancton durante un periodo más o menos corto de su vida meroplancton, ya que, posteriormente, formarán parte del fondo, es decir del bentos, o de los organismos nadadores del necton.

Dentro de este zooplancton se encuentra un primer grupo de organismos que se alimentan directamente de los vegetales, por lo que se les considera herbívoros y se les denomina "consumidores primarios"; entre ellos destacan los copépodos.

Como siguiente eslabón de la cadena de alimentación se tiene a varios grupos de organismos animales denominados "consumidores secundarios", los cuales son carnívoros, es decir, se alimentan de zooplancton o de restos de animales. Otros grupos son omnívoros: comen tanto vegetales como animales. Dentro de estos consumidores secundarios se pueden destacar algunos que integran cadenas de alimentación importantes para el hombre, como las larvas de gusano, de moluscos y de crustáceos, así como de pequeños peces.

Los siguientes niveles de la cadena de alimentación, "consumidores terciarios", "cuaternarios", etcétera, están representados por adultos de invertebrados como moluscos y crustáceos; de vertebrados tales como los peces, que pueden tomar directamente zooplancton, como es el caso del arenque y la sardina, o bien de manera indirecta como en el caso del atún, el robalo, el bacalao, etcétera. También se puede considerar dentro de estos niveles de la cadena a representantes de los reptiles y de los mamíferos.

Los animales que consumen directamente plancton ingieren un número inmenso de organismos y filtran grandes cantidades de agua; por ejemplo, un arenque consume en 12 horas unos 70 000 individuos del zooplancton. Ciertos tipos de tiburones y ballenas se alimentan por filtración de grandes volúmenes de agua rica en zooplancton: nadan con las fauces abiertas durante largo tiempo llegando a pasar por sus barbas unas 500 toneladas de agua en 24 horas. Se han encontrado alrededor de 40 litros de una masa semisólida de zooplancton en estómagos de algunos tiburones de ocho metros de longitud.

La especie humana resulta en estas cadenas de alimentación oceánicas un consumidor aprovechado, ya que en la actualidad obtiene parte de su energía capturando 76 millones de toneladas por año en especies marinas y se ha calculado que para el año 2 000 la captura aumente a 130 millones de toneladas.

Durante este ciclo de alimentación de los organismos en el mar se observa que, durante su metabolismo, los seres tanto vegetales como animales están eliminando sustancias de desecho y que, también como parte final de su ciclo vital, mueren, uniéndose sus restos a dichas sustancias de desecho. Estos materiales son procesados por microorganismos llamados desintegradores, entre los que sobresalen las bacterias, que se encargan de producir nuevas sustancias inorgánicas que son llamadas nutrientes, las que llegan a las diferentes zonas oceánicas y quedan disponibles nuevamente para ser usadas por los vegetales verdes; cerrándose, con este hecho, el ciclo biológico del océano.


Figura 6. El ciclo vital en los océanos.

Por lo tanto, la misión que tienen los microorganismos en este ciclo es de importancia fundamental, pues sin ellos no podría existir una vida intensa y sostenida en los medios oceánicos, ya que, si las reservas minerales puestas a la disposición de los vegetales verdes sólo procedieran de una aportación mineral continua proveniente de los continentes, serían insuficientes, por lo que se hace indispensable la acción desintegradora realizada por estas bacterias.

De acuerdo con este acto, la transformación de energía dentro de las cadenas de alimentación, desde que fue fijada por los vegetales verdes hasta el uso de los consumidores y el mismo hombre, tiene que hacerse de manera razonable y adecuada para conservar a las especies que habitan el océano, y esto beneficie a la especie humana.



Figura 7. Ciclo de alimentación en el mar.


Por ello, para un aprovechamiento racional de esta energía de los mares, el hombre tiene que seguir realizando investigaciones que le permitan saber "usar" adecuadamente los recursos vivos del océano.

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