III. EL FITOPLANCTON COMO SINTETIZADOR DE MATERIA NUTRITIVA

LOS ORGANISMOS vegetales que flotan repartidos en la masa del agua del mar formando parte del plancton han sido designados por los cient�ficos fitoplancton para distinguirlos de los animales a los que llaman zooplancton. En realidad, la frontera que separa a estos dos grupos es, algunas veces, puramente convencional.

Entre los m�s peque�os, como algas y protozoarios unicelulares, es imposible descubrir un car�cter decisivo que permita su inclusi�n en el reino vegetal o en el animal, por lo que se les ha dado el nombre de protistas. Por ejemplo, los dinoflagelados muestran estructuras afines de los vegetales, como el pigmento clorof�lico y la celulosa, pero, a su vez, tienen caracter�sticas comunes con los organismos animales: se mueven y algunos de ellos capturan e ingieren la presa, e, incluso, se lanzan a capturar a sus semejantes; adem�s, presentan un organoide con pigmento que les permite registrar cambios de intensidad luminosa, lo que tambi�n es caracter�stico de los animales.

Sin embargo, tiene sentido pr�ctico conservar estos dos t�rminos de fitoplancton y zooplancton.

El primero incluye a los organismos m�s abundantes en el oc�ano, asi como a los de menor talla, que adem�s son los principales productores de materia org�nica en el mar y forman el primer pelda�o de esa larga cadena alimenticia donde los animales se comen a los vegetales, y los seres m�s fuertes devoran a los m�s d�biles.

Para iniciarse la cadena de la vida en los or�genes del planeta, seguramente fue necesaria la existencia de un organismo tan vers�til como las algas marinas. En la actualidad esa versatilidad est� demostrada al existir algas capaces de vivir en diferentes ambientes, desde las heladas aguas polares hasta fuentes termales casi en ebullici�n. Se encuentran algunas de ellas en lagos diez veces m�s salados que el mar y en los desiertos m�s inh�spitos. La presencia de unas gotas de lluvia es suficiente para localizar una capa gelatinosa de algas sobre las rocas.

Adem�s de las bacterias, sobre las que se tiene poco conocimiento, diversos grupos de algas, principalmente microsc�picas, forman el fitoplancton; las m�s abundantes son las diatomeas, dinoflagelados y cocolitof�ridos. Aunque las algas planct�nicas tienen una sola c�lula que mide d�cimas de mil�metro, la masa org�nica total que representan en el mar, biomasa, es m�s grande que la de las plantas de mayor porte que habitan en el mismo estrato del mar. Su n�mero alcanza cifras astron�micas y comprende tal cantidad de organismos que se puede comparar con los existentes en el medio terrestre.

Los vegetales s�lo pueden existir en las capas m�s superficiales del mar, hasta una profundidad no superior a los 200 metros, debido a que necesitan la luz solar para llevar a cabo, con ayuda de su pigmento verde llamado clorofila, la fotos�ntesis, es decir la s�ntesis de la materia nutritiva, representada por los az�cares, grasas y prote�nas, a partir del agua, el bi�xido de carbono y los nutrientes que fijan del agua del mar, como nitr�geno, potasio, calcio, s�lice, hierro y otros elementos.

Durante este proceso de s�ntesis los vegetales expulsan ox�geno que se disuelve en el agua o pasa a la atm�sfera. Se puede considerar que las aguas que cubren a la plataforma continental representan la zona m�s propicia para el desarrollo del fitoplancton, porque en ella se encuentran los elementos b�sicos, nutrientes y luz solar, que �ste necesita para su vida. La superficie en el oc�ano abierto recibe gran cantidad de luz solar, pero es pobre en nutrientes, y aunque �stos abunden en las aguas profundas, al faltar la luz, la existencia del fitoplancton es muy escasa.

La actividad fotosint�tica que realizan los organismos del fitoplancton cambia de acuerdo con la cantidad y tipo de luz que reciben. Las diatomeas utilizan las radiaciones azules del espectro, pero cuando la iluminaci�n es demasiado intensa dominan las rojas, lo cual frena la actividad de estos vegetales; por lo anterior se observa que su m�xima abundancia se encuentra a profundidades entre 25 y 50 metros.

De acuerdo con la intensidad luminosa se presentan variaciones del fitoplancton en los distintos mares; por ejemplo, en los tropicales se localiza gran cantidad de �l todo el a�o, mientras que en los templados se presenta el m�ximo en verano. En los mares de latitudes elevadas, cuando se inicia su noche polar, la iluminaci�n es m�nima, por lo que la cantidad de vegetales planct�nicos es casi nula y s�lo subsisten algunas diatomeas que requieren peque�as cantidades de luz y que incluso son capaces de multiplicarse bajo una capa de hielo muy gruesa.

La penetraci�n de las radiaciones luminosas tambi�n est� relacionada con la transparencia del agua: cuando �sta disminuye debido a la presencia de materia en suspensi�n, como la que acarrean los r�os en los estuarios, tambi�n lo hace el fitoplancton. La transparencia puede ser disminuida cuando aumenta el propio plancton.

Adem�s de la luz los organismos del fitoplancton tambi�n necesitan de nutrientes minerales como el carbono, que siempre encuentran en cantidad suficiente, gracias al bi�xido de carbono que se produce en los procesos respiratorios de todos los seres vivos, adem�s de que existen en el agua del mar compuestos que lo pueden liberar.

Se estima que anualmente los oc�anos transforman en materia org�nica unos 15 000 millones de toneladas de carbono. El plancton vegetal utiliza este elemento en una proporci�n de 400 gramos anuales por metro cuadrado de superficie de mar, lo que equivale al carbono que consume la vegetaci�n terrestre. Pero, tanto en el mar como en la tierra, se observa que esta producci�n se reparte de manera muy desigual, form�ndose zonas de alta productividad, como son las ricas en vegetaci�n y humedad, y zonas de baja producci�n, como los desiertos.

Otros nutrientes importantes para el fitoplancton son el nitr�geno y el f�sforo. El primero es aprovechado principalmente como nitr�geno mineral y el segundo en forma de fosfatos.

Cuando se realiza la funci�n de fotos�ntesis, poco a poco descienden restos inertes de vegetales y animales al fondo de los mares, los que, en parte, son comidos, digeridos y transformados en nueva materia viva, pero tambi�n son desintegrados por las bacterias en el proceso llamado mineralizaci�n, en el que se forman las sustancias inorg�nicas, especialmente nitratos, fosfatos y bi�xido de carbono. Gracias a las turbulencias de las aguas del mar, parte de estos "abonos" inorg�nicos vuelven a aflorar a las capas superficiales del mar, donde quedan, otra vez, a disposici�n de los vegetales planct�nicos, y de esta manera se cierra el ciclo.

El plancton vegetal es m�s abundante en el lugar donde salen a la superficie esas aguas profundas, muy ricas en sustancias minerales, y que representan la materia prima para los vegetales verdes. Gracias al fitoplancton, formador de materia nutritiva, se desarrollan incontables microorganismos que forman el zooplancton, del que a su vez dependen grandes concentraciones de peces y otros animales marinos, con lo que se establece la productividad de los oc�anos.

En la mayor�a de los mares templados la presencia del fitoplancton sigue un ciclo constante. En el invierno las capas superficiales del mar se enriquecen con nutrientes, debido a que los cambios de temperatura en el agua ocasionan que suban del fondo; de tal manera que al inicio de la primavera la concentraci�n de materia inorg�nica es mayor que en cualquier otra �poca del a�o, y como en esta �poca aumenta la disponibilidad de energ�a solar, se presenta el llamado incremento fitoplanct�nico primaveral.

Este aumento trae como consecuencia que un n�mero mayor de individuos se alimente de fitoplancton, as� como el incremento de los siguientes eslabones de la cadena; esto hace que disminuya la cantidad de vegetales, lo cual, sumado a un alto consumo de nutrientes realizado por los mismos vegetales, ocasiona que en el verano la productividad vegetal se mantenga baja, y se recupere en el oto�o, sin alcanzar la intensidad presente en primavera, y termina este acto al iniciarse el invierno, en donde disminuye la intensidad de la luz solar.

Adem�s de la luz y de los minerales se ha demostrado que un gran n�mero de organismos del fitoplancton necesitan vitaminas como la B12, las cuales son proporcionadas por la acci�n de las bacterias. Las diatomeas necesitan B12, los dinoflagelados, tiamina, y, dependiendo de las especies, ser�n capaces de sintetizar estas sustancias.

Cuando se navega por aguas de mares templados y fr�os, durante la �poca siguiente al aumento planct�nico, se observan unas franjas oscuras a modo de un muro de agua, en las que se escucha el chapoteo y murmullos de numerosos peces grandes como los atunes, que agitan el agua formando crestas de uno 30 cent�metros de altura, tambi�n se puede mirar una multitud de pececillos del grupo de las sardinas, que saltan fuera de las aguas.

Toda la superficie del mar se ve ocupada en esos momentos por seres vivos, como abigarradas medusas, cadenas de j�venes tunicados, peces y multitud de seres tan peque�os que apenas pueden distinguirse, como las larvas de crust�ceos, moluscos y peces.

En esta franja de agua se acent�a la inquietud de los organismos al capturar sus presas; los peces de menor talla engullen a los peque�os invertebrados o comen del plancton; los pulpos persiguen o atrapan a los peces de tama�os variados y los peces grandes devoran a los pulpos. Despu�s del paso de la franja de mar que contiene esta multitud de organismos, vuelve una calma relativa al oc�ano, quedando aguas aparentemente tranquilas.

La vegetaci�n no s�lo es alimento y base alimenticia de toda la vida animal, tambi�n es indispensable para la producci�n del ox�geno que necesitan las mismas plantas y los animales para su respiraci�n.

Gracias al aporte de ox�geno que estos vegetales dieron desde su aparici�n, la atm�sfera de la Tierra ha ido cambiando, transform�ndose en el medio apto para la respiraci�n de todos los organismos. Adem�s, parte del ox�geno producido pas� a las altas capas de la atm�sfera y se convirti� en un gas llamado ozono, que act�a como pantalla filtro de los rayos solares ultravioletas que, de pasar a la Tierra, aniquilar�an la vida. S�lo en estas condiciones pudieron salir de las aguas los organismos primitivos para colonizar los continentes. Es as� como la vida, tanto marina como terrestre, depende de los vegetales verdes. Se calcula que los vegetales marinos producen el 70% del ox�geno que requiere la poblaci�n animal del planeta.

Como unos de los miembros m�s importantes del fitoplancton se puede considerar a las algas silicosas o diatomeas que aparecen en la superficie del mar (basta con pasar agua a traves de una tela y se puede observar la muestra en el microscopio).

Estos microorganismos est�n estructurados por una sola c�lula formada por el citoplasma, que contiene al n�cleo, cuerpecillo que interviene en la reproducci�n del organismo, y a los cromat�foros, peque�as esferas formadas por el pigmento verde o clorofila, que les permiten fijar los rayos de luz para tomar la energ�a; a veces se encuentra en estos organismos un pigmento amarillento llamado diatomina, por lo que su color puede ir del verde olivo al pardo amarillento.

Las diatomeas son los organismos del fitoplancton cuya nutrici�n siempre es aut�trofa, es decir que a partir de sustancias inorg�nicas, agua y sales minerales, forman sustancias org�nicas: az�cares, grasas y prote�nas; por esta raz�n son consideradas como los productores primarios por excelencia.

El cuerpo de las diatomeas est� cubierto por un caparaz�n transl�cido formado por dos tapas, que le da el aspecto de una verdadera cajita de p�ldoras; el fondo es de menor tama�o, que la tapadera, y encajan perfectamente. Estas dos tapas producidas por la diatomea se denominan valvas; el t�rmino diatomea significa dos partes, siendo la valva externa mayor y la interna m�s chica.

Este organismo puede comunicarse con el exterior debido a que en el caparaz�n de s�lice se encuentran siempre poros alineados en filas radiales. A trav�s de ellos se relaciona con el medio acu�tico para tomar de �l las sustancias que necesita para elaborar su alimento o para su respiraci�n, y dejar en este medio las que le sobran.

Cuando se observa este caparaz�n a grandes aumentos, utilizando el microscopio electr�nico, la pared cristalina presenta una complicada trama de poros y canales que perforan la estructura sil�cea. El arreglo de esta estructura es una representaci�n caracter�stica de cada una de las diferentes especies de diatomeas. M�s de 10 mil han sido descritas por los investigadores.

Este caparaz�n, que mide entre 10 y 200 micras, aunque puede llegar a los cuatro mil�metros, est� adaptado para que las diatomeas puedan flotar. Algunos adoptan la forma vesicular ancha con paredes muy tenues y cubren a un solo organismo, ya que todas las diatomeas son unicelulares; sin embargo, algunas constituyen cadenas o colonias complejas que toman forma linear, larga y delgada; otras laminar o acintada, y, por �ltimo, la forma ramificada. Adem�s, las diatomeas producen finas gotitas de aceite que les sirven como reservas nutritivas y para flotar en el seno de las aguas.

Las diatomeas se reproducen por divisi�n binaria, es decir su c�lula se parte en dos y cada nueva c�lula se lleva una de las valvas y de inmediato forma la que le falta; �sta queda en el interior de la existente, por lo que siempre resulta una diatomea m�s peque�a. Como t�rmino medio, se dividen una vez cada 18 a 36 horas, presentando un aumento diario muy grande. Despu�s de que las diatomeas han disminuido de tama�o debido a sucesivas divisiones por bipartici�n, se reproducen por un proceso sexual llamado conjugaci�n en el que se fusionan dos gametos procedentes de distintas diatomeas, de cuya uni�n resulta un cigoto o huevo, el cual crece, recupera el tama�o primitivo de la especie y secreta sus dos valvas correspondientes.



Figura 7 (a). Reproducci�n asexual de diatomeas.





Figura 7 (b). Reproducci�n sexual de diatomeas.



Es tal la cantidad de diatomeas que habitan en el mar, que las valvas de las generaciones que mueren o las desechadas durante su reproducci�n se depositan y cubren amplias extensiones de los fondos formando los llamados barros de diatomeas, que dominan, por ejemplo, las profundidades del Mar Ant�rtico y del Oc�ano Pac�fico.

Al cabo de millones de a�os, los sedimentos marinos de diatomeas han formado en algunos sitios rocas sedimentarias, constituyendo parte de los continentes. As�, se han estructurado las rocas llamadas "tierra de Tr�poli" o "cienos de diatomeas", cuyos yacimientos se explotan en diversas regiones del planeta.

Estas tierras formadas por diatomeas son utilizadas para fabricar vidrio, dinamita, cemento para usos especiales, polvos pulidores y materia prima para filtros de agua, y tambi�n para la fabricaci�n de la cabeza de los cerillos y en la industria farmac�utica.

Al igual que lo se�alado para el fitoplancton en general, la cantidad de diatomeas que contiene el mar var�a con las �pocas del a�o, ya que estos vegetales van a disminuir durante el invierno y se multiplican, con gran vigor, en la primavera. Durante el invierno y al inicio de la primavera se presentan temporales en el mar que hacen que las aguas se revuelvan, pasando las capas profundas a la superficie, con el consiguiente acarreo de gran cantidad de sustancias minerales, que representan un fertilizante que ser� aprovechado por las diatomeas para su nutrici�n; al mismo tiempo, en la primavera, estos vegetales recibir�n directamente la luz del Sol, lo que hace que se estimule su reproducci�n y que aumenten en n�mero, ya que las condiciones del medio son ideales para su florecimiento.

En la primavera ocurre un repentino despertar de estos diminutos organismos del mar, los que inician su reproducci�n con una rapidez casi incre�ble, aumentando en proporciones astron�micas, llegando a m�s de 200 mil individuos por litro de agua. La primavera del mar pertenece al fitoplancton, pero principalmente a las diatomeas, que cubren amplios tramos del oce�no, d�ndole una coloraci�n pardo-verdosa que es caracter�stica del pigmento que se encuentra en el cuerpo de estas peque�as plantas.

Esta multiplicaci�n de las diatomeas del plancton no dura mucho tiempo, ya que de manera paralela aumenta el n�mero de animales, convirti�ndose la superficie del agua en un criadero gigantesco. De las colinas y valles de las plataformas continentales y de los fondos arenosos surgen huevos, larvas y j�venes individuos de animales, cuyos adultos viven en el fondo, para pasar las primeras etapas de su vida. A causa de este consumo continuo y codicioso, los vegetales se reducen r�pidamente.

Las diatomeas se tornan cada vez m�s escasas, y con ellas las dem�s plantas unicelulares. Sin embargo, ocasionalmente se presentan �pocas de fertilidad en el oc�ano; esto sucede cuando, debido a las corrientes y a los vientos, las aguas profundas del mar salen a la superficie llevando consigo gran cantidad de nutrientes.

En la actualidad las diatomeas pueden cultivarse f�cilmente, lo que ha aprovechado el hombre para alimentar a las especies de inter�s comercial que tambi�n cultiva, como, por ejemplo, a los camarones. Para esto los cient�ficos reproducen en grandes acuarios las condiciones fisicoqu�micas del oc�ano y en ellas colocan diatomeas que se encuentran en el mejor momento de su vida, con el fin de que al encontrar condiciones ideales de su medio puedan iniciar de inmediato su reproducci�n, y as�, aumentar su n�mero.

Las diatomeas son organismos acu�ticos que viven en aguas dulces, saladas, salobres y marinas, y llegan a encontrarse tambi�n en tierras h�medas. La temperatura �ptima para su desarrollo es de los 15� a los 30�C, siendo m�s abundantes las del plancton marino en temperaturas bajas.

Las diatomeas se mueven lentamente por deslizamiento a velocidades de 7 a 20 micras por segundo.

La clasificaci�n de las diatomeas se basa en las caracter�sticas de sus valvas, reconoci�ndose dos clases: las centrales, caracterizadas por tener sus valvas circulares, presentando sus estructuras un arreglo conc�ntrico, y las penales, que tienen sus valvas alargadas con las estructuras arregladas a los lados de un eje central llamado rafe.

Como ejemplo de diatomeas centrales se pueden nombrar a los g�neros Skeletonema y Chaetoceros que presentan aumentos masivos, sobre todo en aguas cercanas a las costas, y el g�nero Rhizosolenia, que se encuentra en condiciones m�s oce�nicas. Entre las diatomeas penales destacan Asterionella, Thalassiothrix, que se desarrollan perfectamente en aguas costeras, y Nitzschia en oce�nicas.

Otros organismos del fitoplancton son los dinoflagelados o perid�neas, formados por una sola c�lula, que contienen diferentes pigmentos que les dan coloraciones verdes o rojas, principalmente, aunque algunos de ellos carecen de dichos pigmentos. Estos seres vivos son colocados dentro del grupo de las Pirrofitas ("pirros" color de fuego y "fiton" planta).

Su cuerpo est� cubierto por un caparaz�n que tiene celulosa, sustancia caracter�stica de los vegetales, dividido en dos regiones por un surco ecuatorial, una superior o epiteca y otra inferior o hipoteca. En el surco lleva un filamento muy delgado llamado flagelo que le sirve para su locomoci�n; a la disposici�n de este flagelo en el surco ecuatorial se debe el nombre de perid�neas que viene del griego "peri" que significa alrededor y "dine" remolino. Adem�s de este flagelo transverso tiene otro longitudinal largo que sobresale en la regi�n anterior, el cual permite avanzar al organismo. Por presentar estos dos flagelos se les llama tambi�n dinoflagelados.

El tama�o de �stos est� entre las 25 y 500 micras, pero la mayor�a mide 100, aunque existen algunos que han alcanzado dos mil�metros. La cubierta de celulosa est� formada por placas de aspecto reticular unidas por suturas y con poros para comunicarse al exterior, que adem�s pueden llevar salientes, espinas o l�minas. La fisonom�a de la cubierta presenta caracteres de valor taxon�mico, es decir permite identificar a las especies como en el caso del g�nero Ceratium de todos los mares del mundo. Algunas diatomeas se consideran "desnudas" por contar s�lo con una delgada membrana dividida en peque�as �reas poligonales, como el g�nero Gymnodinium, t�pico de las costas de Florida.

La c�lula que forma el cuerpo de los dinoflagelados es densa y m�s o menos granular; en ella se encuentran los pigmentos que les dan la coloraci�n t�pica amarillo pardo, aunque tambi�n pueden ser azules, verdes o variar incluso dentro de una misma especie, con tonos de gran belleza.

Tambi�n se localiza un peque�o organoide fotorreceptor llamado "mancha ocular", en forma de una lente con pigmento, que le permite percibir cambios de intensidad luminosa y llevar a cabo sus migraciones verticales durante el d�a y la noche, las cuales pueden ser muy grandes, desplaz�ndose en ocasiones hasta 60 metros, es decir, casi dos millones de veces el tama�o de su cuerpo.

La c�lula presenta ciertos espacios denominados vacuolas, los cuales van ocupados por agua y sustancia de reserva. En especial una de ellas llama la atenci�n por grande y bien definida; �sta tiene funci�n excretora, con la cual el organismo expulsa las sustancias de desecho.

La nutrici�n de los dinoflagelados generalmente es aut�trofa, pero los que no tienen pigmento ingieren el alimento ya formado a trav�s de sus membranas. Varias son par�sitas y viven a expensas de su hu�sped; otras viven en simbiosis con algas del tipo de las zooclorelas y zooxantelas, que les dan el alimento.

El cultivo de las perid�neas es un proceso dif�cil, porque se cuenta con poca informaci�n en relaci�n con sus necesidades alimenticias.

Por estos tipos de nutrici�n, donde se presentan caracter�sticas tanto de vegetales como de animales, adem�s de la presencia de los flagelos, el organoide fotorreceptor y la vacuola excretora, que tambi�n se consideran como rasgos de animales, a estos organismos se les coloca dentro del grupo de los protistas; sin embargo, son clasificados dentro del fitoplancton por presentar clorofila y ser capaces de realizar fotos�ntesis.

Su reproducci�n se lleva a cabo por divisi�n binaria. Tienen un plano de segmentaci�n oblicuo o longitudinal y despu�s de dividirse regeneran la parte faltante. La reproducci�n asexual se presenta en pocas especies. La velocidad del proceso de reproducci�n es comparable con la de las diatomeas, calcul�ndose 2 millones de individuos por litro en condiciones normales. Cuando la temperatura es elevada, abundan los nutrientes y favorecen el que algunas especies se reproduzcan activamente formando un n�mero grande de descendientes; el agua donde se encuentran toma tonos de verde, amarillo, pardo o rojo.

Las perid�neas se hallan ampliamente distribuidas en el agua del mar y pueden constituir, principalmente en el verano, la mayor parte de la masa vegetal contenida en el plancton de las regiones templadas.

En algunas zonas del oc�ano, durante la �poca en que los r�os traen gran cantidad de agua y, por lo tanto, de nutrientes del continente hacia el mar, se produce un incremento considerable de estas perid�neas, que debido a los colores que les dan sus pigmentos, ti�en estas zonas del mar, produciendo las llamadas mareas rojas, purga de mar, aguaje, aguaji, agua amarga o hematotalasia.

Cuando el agua presenta color rojo, la colecta del plancton demuestra la existencia de grandes cantidades de estos individuos: a veces se encuentran cientos de miles en un cent�metro c�bico del agua del mar. Esta coloraci�n aparece generalmente de una manera brusca; se trata de un aumento considerable en la poblaci�n de perid�neas, debido a un aporte excepcional en las capas superficiales del mar de sales nutritivas, principalmente nitratos y fosfatos.

Las consecuencias de este aumento de perid�neas en el mar son graves, ya que son las causantes, como varios bi�logos han podido comprobar, de la muerte de muchos organismos, principalmente peces y moluscos, los que presentan transtornos en su aparato respiratorio.

El hombre puede sufrir consecuencias al comerse alg�n organismo, por ejemplo, mejillones, que se hubieran alimentado con gran cantidad de estas perid�neas. Esto le ocasionar�a trastornos digestivos. Directamente los dinoflagelados s�lo le producen al hombre ligeros malestares en las v�as respiratorias.

Por lo tanto, estos peque�os vegetales, que son alimento nutritivo para los organismos marinos cuando se encuentran en proporciones razonables en el agua del mar, como formadores del plancton, resultan perjudiciales cuando sus poblaciones alcanzan n�meros excepcionales.

En Europa esta explosi�n de las poblaciones de dinoflagelados es com�n para el g�nero Goniaulax, y es frecuente en las costas de Galicia; durante este fen�meno los pescadores alcanzan sus m�ximas capturas de sardina, peces cuyo alimento son estos dinoflagelados.

Los efectos beneficiosos que se producen en estas costas contrastan con los perjudiciales y da�inos que las coloraciones rojas del mar originan en aguas americanas, en donde causan la muerte de muchos organismos.

Las especies que producen la marea roja en Am�rica pertenecen a dos g�neros: Goniaulax y Gymnodinium, su periodicidad no est� bien determinada debido al aporte de nutrientes que acarrean los r�os al mar, despu�s de la �poca de lluvias, y por el aumento de la temperatura del agua de mar en esos meses.

En el Atl�ntico son m�s frecuentes que en el Oc�ano Pac�fico, principalmente en la costa occidental de Florida, donde, como relata Alvar N��ez Cabeza de Vaca en 1530, los nativos tomaban como referencia a la marea roja para hacer sus c�lculos cronol�gicos, ya que cuando llegan a aumentar las poblaciones se encuentran 100 millones de individuos por litro de agua, lo que ocasiona que mueran los peces.

La �ltima de estas grandes concentraciones de individuos sucedi� en una amplia franja frente al litoral norte del Golfo de M�xico, siendo la regi�n m�s afectada la costa de Tampa, Florida, donde la mortalidad de peces fue catastr�fica, y se extendi� hasta el sur de Tabasco, M�xico.

El agua present� un color rojo intenso y la densidad de un jarabe; la mancha abarc� miles de millas cuadradas durante m�s de tres semanas cr�ticas, matando gran cantidad de peces que cubrieron las playas. No se reportaron graves intoxicaciones en seres humanos, pero los que se encontraban en la zona sufrieron varias molestias como toses espasm�dicas, irritaci�n de los ojos y de las fosas nasales, dificultades respiratorias e irritaci�n de las regiones m�s sensibles de la piel.

Se han presentado otros casos de menor intensidad en los a�os de 1955 y 1960, siendo m�s frecuentes cada a�o en el Golfo de M�xico; sin embargo, desde 1980 se intensificaron en el litoral del Oc�ano Pac�fico, a la altura de Mazatl�n, Sinaloa, en donde s� se reportaron muertes humanas relacionadas con la marea roja.

Algunos dinoflagelados tienen grasas con f�sforo y son los responsables de las llamadas capas de luminosidad del mar, ya que son capaces de producir luz al oxidarse estos compuestos, fen�meno que recibe el nombre de bioluminiscencia. La especie Noctiluca centillas, nombre que significa centelleo nocturno, es la principal productora de bioluminiscencia en el oc�ano; cuando las poblaciones de Noctiluca aumentan, durante el d�a las aguas superficiales del mar se observan como si tuvieran grasas, pudiendo llegar estas poblaciones hasta 3 millones de individuos por litro.

La clasificaci�n de los dinoflagelados se basa en dos caracter�sticas que presentan su cubierta y los surcos en donde van los flagelos; entre los principales g�neros, adem�s de Gymnodinium, Goniaulax y Noctiluca, se pueden mencionar a Peridinium y a Ceratium.

Tambi�n, como elemento esencial del fitoplancton se encuentran otros peque�os flagelados que son los cocolitof�ridos y los silicoflagelados.

Los cocolitof�ridos, vegetales cuya talla m�nima s�lo alcanza d�cimas de micra, es decir menos de la mil�sima parte de un mil�metro, y cuya m�xima talla puede llegar hasta 40 micras, abundan en las capas profundas de los mares c�lidos y templados, y en los mares fr�os, en sus capas superficiales. La peque�a c�lula que forma su cuerpo est� encerrada en un caparaz�n que presenta placas de carbonato de calcio llamadas "cocolitos" que, generalmente, son redondeadas, circulares o el�pticas y pueden llevar una perforaci�n central, denomin�ndose entonces "tremalitos" o, si carecen de ella, "discolitos".

En unos g�neros los cocolitos son homog�neos y en otros pueden estar diferenciados; suministran los caracteres b�sicos para su clasificaci�n. Con la utilizaci�n del microscopio electr�nico de barrido se han logrado observar particularidades que permiten hacer una mejor clasificaci�n.

Estos organismos presentan en su c�lula dos flagelos iguales, dos cromat�foros de color p�rdo amarillento y grasas, como sustancia de reserva. La mayor�a de los cocolitof�ridos realizan fotos�ntesis, pero algunos son capaces de alimentarse capturando otros organismos m�s peque�os o aprovechando sustancia org�nica en descomposici�n. Su c�lula se multiplica por bipartici�n.

Estos caparazones se acumulan en gran cantidad en los fangos oce�nicos y a trav�s del tiempo han formado rocas en las que se conservan caparazones impregnados de carbonato de calcio en forma de calcitas y aragonitas. El estudio de los "fangos f�siles", llamados "la creta blanca", caracter�stica de los acantilados cret�cicos, formada en su totalidad por caparazones de cocolitof�ridos, ha demostrado que estos peque�os vegetales poblaban los mares mucho antes que los dinoflagelados y las diatomeas y que, posiblemente, fueron de los primeros organismos que aparecieron en nuestro planeta.

Se conoce un gran n�mero de especies f�siles de cocolitof�ridos, y se las utiliza como indicadores de los cambios clim�ticos que se presentaron principalmente en la Era Mesozoica. Tambi�n descubrimientos recientes de grandes acumulaciones de caparazones f�siles han hecho pensar a los investigadores que posiblemente fueron los responsables de la formaci�n de yacimientos petrol�feros.

La mayor�a de los cocolitof�ridos son marinos; se les encuentra poblando mares c�lidos y templados, colaborando a la productividad primaria total en los oc�anos. Se han descrito 250 especies vivientes y un n�mero grande de especies f�siles. Como ejemplo se puede mencionar al g�nero Acanthoica.

Los silicoflagelados, que viven en aguas fr�as y constituyen los manjares predilectos de ciertas larvas planct�nicas de las estrellas de mar, son un grupo de protistas unicelulares caracterizados por presentar una cubierta silicosa constituida por una red de elementos tubulares en forma de un enrejado. Miden entre 50 y 80 micras.

La c�lula de los silicoflagelados, que es poco conocida porque se destruye con facilidad cuando se colecta, presenta un flagelo largo y un cromat�foro.

Los silicoflagelados m�s conocidos pertenecen a los g�neros Mesocena, Dictyocha y Distephamus y su clasificaci�n, as� como la de los f�siles, se basa en las caracter�sticas de su cubierta. Se conoce un n�mero mayor de especies f�siles que de las actuales.

Otras algas unicelulares, las cianof�ceas, relacionadas directamente con las bacterias y consideradas como los organismos m�s primitivos, son muy escasas en el plancton marino. Se ha reportado el g�nero Nostoc en mares tropicales, as� como el g�nero Oscillatoria, que en estas aguas c�lidas forma conjuntos llamados haces o copos visibles a simple vista.

Se conocen unas 2 mil especies de cianof�ceas (tambi�n llamadas "algas verde-azules") y se calcula que datan de hace m�s de mil millones de a�os, es decir que son de los organismos m�s antiguos. Su estructura es simple, unicelular, y est�n rodeadas por una vaina gelatinosa; su c�lula tiene como pigmentos a la clorofila que le da el color verde y a la ficocianina que le da el azul, los cuales se encuentran distribuidos en todo el citoplasma.

Todo este fitoplancton es el producto primario de la materia org�nica que permite el establecimiento de las cadenas alimenticias de los mares. Se puede decir que de �l depende la riqueza del mar en los diferentes lugares del oc�ano. El fitoplancton se tiene que comparar con los pastizales en los continentes y dependen de �l todos los organismos animales que habitan en el oc�ano.



Figura 8. Fitoplancton.



Conocer su biolog�a es fundamental para la especie humana y, por eso, se comprende que cientos de instituciones de investigaci�n y de investigadores, en el mundo, se encarguen del problema. El hombre tiene que entender m�s al fitoplancton como base de la producci�n en el mar, es decir c�mo se sintetizan las sustancias org�nicas que forman alimento en el mar, para poder aprovechar este hecho biol�gico y as� mejorar su nutrici�n.

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