CONTRAPORTADA

Todo mundo ha observado como el agua puede transformarse en vapor o congelarse, según se le caliente o enfríe. Pero, este comportamiento ¿a qué se debe? La cuestión podría parecer simple, mas no lo es y ha preocupado a los sabios a lo largo de milenios. En el libro presente, el doctor Leopoldo García-Colín se ocupa de mostrar al lector, sin hacer uso de ninguna herramienta matemática fuera de la aritmética, cómo es posible interpretar los fenómenos descritos arriba recurriendo a la teoría cinética de la materia. Se parte en principio del hecho de que la materia está compuesta por átomos y éstos a su vez componen familias más o menos numerosas llamadas moléculas.

La teoría cinética de la materia permite a los investigadores utilizar modelos moleculares con los que, haciendo uso de hipótesis relativamente simples, es posible crear modelos que concuerdan con el comportamiento, en grueso, de la materia. Esto es, se extraen rasgos generales que pueden ser comparados con las propiedades macroscópicas —las que pueden ser observadas a simple vista— de la materia. "Es importante señalar —apunta el doctor García-Colín— que en nuestros días la teoría cinética de la materia se ha convertido en un fecundo campo de investigación dentro del cual se intenta despejar una variedad nada despreciable de incógnitas.

En forma principalmente especulativa, ya que entonces no se conocía la estructura atómica de la materia, la teoría cinética surgió a principios del siglo XVIII de la mente del matemático suizo Daniel Bernouilli. Este, en su libro Hydrodinámica, construyó una teoría muy completa, y en esencia correcta, de la teoría cinética de los gases. Infortunadamente, su trabajo no comenzó a ser apreciado sino hasta mediados del siglo XIX, cuando florecieron físicos de la talla de Rumford, Joule y Von Helmholtz, entre otros, quienes dieron forma a lo que ahora se llama termodinámica clásica.

En Y sin embargo se mueven..., García-Colín reseña los logros y avances obtenidos en este campo de la física hasta nuestros días, incluyendo la contribución de los investigadores mexicanos, "relevantes e inclusive notables" en palabras del autor. Y lo hace en forma clara y amena pese a lo difícil del tema. García-Colín se graduó en ingeniería química y física teórica en la UNAM. Se doctoró en física en la Universidad de Maryland, EUA y se ha distinguido como maestro e investigador. Miembro de El Colegio Nacional desde 1977, ha recibido también el Premio de Ciencias (1965).

Diseño: Carlos Haces / Fotografía: Carlos Franco

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