II. DISTRIBUCI�N DE LOS RECURSOS

ANALIZAREMOS, ahora con un poco m�s de detalle, la manera en que se distribuye y es utilizado cada uno de los recursos esenciales que las plantas toman de su medio circundante.

El di�xido de carbono

Como ya mencionamos, este gas forma parte del aire junto con el nitr�geno y principalmente, el ox�geno, tambi�n el vapor de agua y otros gases de menor concentraci�n. Tiene una concentraci�n muy peque�a en la atm�sfera, pero se distribuye de manera uniforme en toda la atm�sfera baja, de manera que las plantas lo encuentran en cantidad suficiente en su medio y usualmente no compiten por �l, salvo en algunos bosques y selvas muy densos donde la concentraci�n del gas puede llegar a bajar a mediod�a, debido a la gran cantidad de plantas verdes que lo est�n absorbiendo al mismo tiempo.

Hace millones de a�os, en tiempos geol�gicos primarios, el di�xido de carbono fue un componente m�s abundante, de la atm�sfera terrestre. Es posible que su concentraci�n haya llegado a ser superior al 1%. Buena parte de este gas fue fijado por las plantas verdes, tanto terrestres como acu�ticas, en su estructura. Algunas de esas plantas y animales que se alimentaban de ellas, al morir no sufrieron una descomposici�n total, quedando en cambio enterrados en capas cada vez m�s profundas del suelo. As� se originaron los dep�sitos de carb�n mineral en tierra y los de hidrocarburos (petr�leo) en los antiguos mares. Por lo tanto, parte del di�xido de carbono fue retirado de la atm�sfera e inmovilizado en este proceso.

Otra parte del gas se fue disolviendo en el agua del mar para dar lugar a la formaci�n de un �cido d�bil que f�cilmente puede unirse al calcio, presente en muchos tipos de rocas. El compuesto qu�mico as� formado se llama bicarbonato de calcio y muchos organismos marinos, como cianobacterias, algas verdes y rojas, corales, ciertos animales y plantas microsc�picos y todos aquellos animales que forman conchas, pueden retirar el bicarbonato de calcio del agua y transformarlo en un compuesto insoluble llamado carbonato de calcio, que forma los esqueletos y las conchas de esos seres vivos. Gran parte del carbonato de calcio as� elaborado ha pasado a formar parte de varias clases de roca. Este proceso tambi�n, en algunos casos, puede ocurrir sin la intervenci�n de seres vivos.

La formaci�n de carbonatos de calcio ha ido causando con el tiempo la disminuci�n del di�xido de carbono de la atm�sfera, lo cual indirectamente tambi�n ha ido causando cambios al clima terrestre a trav�s de millones de a�os. Uno de los efectos probables de este cambio ha sido el que la Tierra haya pasado de ser un planeta uniformemente c�lido a presentar regiones con estaciones marcadas, fr�as y calientes.

Existe a�n bastante di�xido de carbono en la atm�sfera terrestre como para sostener la vida de las plantas verdes por muchos millones de a�os m�s. Al respecto vale la pena mencionar lo siguiente: el uso que hemos hecho del carb�n mineral y del petr�leo, reintegra a la atm�sfera el di�xido de carbono, de manera que en los �ltimos cincuenta a�os se ha podido medir un ligero incremento en la concentraci�n total del gas, as� que mientras nuestra especie no se extinga, es poco probable que el di�xido de carbono disminuya, posiblemente m�s bien tender� a aumentar.

Cuando el di�xido de carbono de la atm�sfera entra a las c�lulas fotosint�ticas de las plantas, llega a un organito celular llamado cloroplasto en donde sufre las transformaciones de la fotos�ntesis. El carbono de este gas pasa aqu� a formar parte del esqueleto de mol�culas org�nicas simples que posteriormente dar�n origen a todos los dem�s compuestos qu�micos que forman la materia viva. Esta parte de las transformaciones que sufre el carbono en la naturaleza se llama ciclo org�nico, por tener lugar con la participaci�n de los seres vivos.

Los compuestos org�nicos son utilizados en otra funci�n vital que realizan todos los seres vivos, llamada respiraci�n. �sta es un conjunto de reacciones qu�micas que consiste esencialmente en la oxidaci�n de algunos de los diferentes tipos de compuestos org�nicos, en donde se libera la energ�a que �stos contienen para dar lugar al movimiento y al desarrollo de todos los procesos fisiol�gicos que constituyen la vida. En la respiraci�n, el ox�geno tomado por los seres vivos transforma los compuestos org�nicos en las mol�culas que inicialmente les dieron origen en las plantas verdes: di�xido de carbono y agua, que escapan como gas y vapor nuevamente a la atm�sfera.

El carbono org�nico que no es usado en la respiraci�n forma parte de la estructura de animales y plantas. �stos, al morir, caen al suelo en donde sirven de alimento a hongos, bacterias y otros microorganismos, de manera que la mayor parte del agua y el di�xido de carbono regresa al mundo de lo inorg�nico: la atm�sfera, el agua y el suelo. A todo el ciclo que hemos descrito en las l�neas anteriores se le conoce como ciclo del carbono. Lo hemos representado esquem�ticamente, en forma simplificada, en la figura 5.

Figura 5. El carbono es el elemento estructural de los compuestos org�nicos. Es tomado del aire por las plantas, en forma de di�xido de carbono (CO2). Aqu� se indica el camino que sigue este elemento en su ciclo a trav�s de plantas, animales, atm�sfera y suelo.

El agua

Este l�quido tan esencial es una de las m�s grandes maravillas de nuestro universo. Las propiedades y caracter�sticas que hacen de ella la sustancia m�s adecuada para sostener la vida son casi innumerables, de modo que aqu� mencionaremos s�lo algunas de ellas.

El agua es como un cristal l�quido muy transparente, con propiedades t�rmicas extraordinarias; por ejemplo, el hecho de que sea m�s ligera cuando es s�lida (hielo) que cuando es l�quida es una propiedad �nica entre todos los compuestos qu�micos. Esto permite que el hielo flote en la superficie de mares y lagos en lugar de irse al fondo. Si esto ocurriese, gran parte del oc�ano y muchos lagos estar�an para siempre congelados y sin vida.

El agua es un gran solvente, pero a pesar de ello es qu�micamente estable y neutra. A diferentes temperaturas, no demasiado cercanas entre s�, es gaseosa, l�quida o s�lida, pero para cambiar de estado requiere de bastante energ�a, lo cual tiene como consecuencia, entre muchas otras cosas, el car�cter extraordinariamente benigno y estable del clima de nuestro planeta, en comparaci�n con el que existe en otros planetas que no tienen agua, o al menos no tanta como el nuestro. Sin duda, el tema "agua", servir�a para escribir un volumen completo, que ser�a muy interesante para todos.

El agua es sumamente abundante sobre la corteza terrestre y tambi�n en algunos lugares en el subsuelo, pero no lo es tanto como para no darse ocasionalmente a desear, en muchos sitios de la Tierra.

Para las plantas que viven en el mar y en muchas masas acu�ticas terrestres, el agua est� siempre presente y no es necesario que posean estructuras para evitar la desecaci�n. No sucede lo mismo en los medios terrestres: para la gran mayor�a de las plantas emergidas, el suelo es el reservorio en donde se almacena el agua, a partir del cual las plantas pueden recuperar la que pierden por la transpiraci�n, pero el suelo no siempre tiene en cada lugar y en cada estaci�n del a�o la misma cantidad de agua. En ocasiones puede estar impregnado de humedad, pero a veces puede estar totalmente seco, dependiendo del clima, tiempo, tipo de suelo, pendiente, cercan�a o lejan�a de cuerpos de agua y consumo de agua que las plantas hacen. El agua disponible es, pues, sumamente variable en abundancia en el medio donde los vegetales crecen y esto determina muchas de las caracter�sticas de la historia de la vida de cada especie de plantas.

El agua desempe�a muchas funciones en las plantas. Adem�s de ser la fuente de hidr�geno y ox�geno indispensables en la fotos�ntesis para la construcci�n de mol�culas org�nicas, es necesaria tambi�n en su papel de medio en el cual tienen lugar todas las reacciones qu�micas que constituyen las funciones vitales; asimismo, es el veh�culo que conduce infinidad de compuestos dentro de los seres vivos, es el solvente del di�xido de carbono y de todos los dem�s nutrientes de las plantas, act�a como agente regulador de la temperatura y como enfriador cuando es evaporada de las hojas, evit�ndose as� que el calor del Sol las da�e. Sirve como generadora de turgencia (firmeza) de los �rganos vegetales y es, en fin, la m�s abundante y b�sica de todas las sustancias que forman la materia viva: la mayor�a de los tejidos vegetales tienen entre un 60 y un 90% de agua.

La vida como la conocemos en la Tierra est� construida por dos materias principales: agua y carbono. En otros planetas las sustancias b�sicas de la vida podr�an ser diferentes; hasta ahora esto parece poco posible.

En la figura 6 hemos representado esquem�ticamente y en forma muy simplificada el ciclo del agua en la naturaleza.

Figura 6. El agua que se evapora de los mares, lagos, la vegetaci�n y el suelo, se condensa en la atm�sfera, regresa al subsuelo y de �ste se mueve hacia los cuerpos de agua, las plantas y el interior del suelo. El ciclo hidrol�gico permite que exista humedad para las plantas en la superficie emergida de la tierra.

El ox�geno

Este gas presenta una considerable abundancia en la atm�sfera, pues constituye aproximadamente una quinta parte de su volumen. Forma tambi�n parte del agua y de muchos otros compuestos qu�micos de las rocas y del suelo. En su forma gaseosa o molecular (O2) es producido por las plantas verdes como otro producto de la fotos�ntesis; por ello se dice popularmente, y con raz�n, que las plantas oxigenan el aire. Las plantas tambi�n necesitan del ox�geno y a veces lo toman del aire, cuando el que producen en la fotos�ntesis es insuficiente o cuando no efect�an la fotos�ntesis durante la noche. Tambi�n absorben el ox�geno atmosf�rico o del suelo, aquellos �rganos vegetales que no son verdes.

El ox�geno es importante para plantas y animales por su poder oxidante, adem�s de que forma parte de la estructura de la mayor�a de los compuestos org�nicos vitales. El ox�geno molecular es el agente que conduce a la liberaci�n de la energ�a contenida en los compuestos org�nicos (y que procede originalmente del Sol), a trav�s del conjunto de reacciones qu�micas llamado respiraci�n. En la figura 7 hemos intentado representar la importancia de la respiraci�n y su producto final.

 

Figura 7. La respiraci�n es el proceso fisiol�gico b�sico de los seres vivos en el que la energ�a contenida en los compuestos org�nicos, inicialmente formados en las plantas, es recuperada para activar otros procesos fisiol�gicos.


Al hacer un balance entre fotos�ntesis y respiraci�n, se encuentra que las plantas verdes en crecimiento liberan m�s ox�geno del que necesitan para respirar, siendo �sa la causa de que la atm�sfera terrestre tenga tanto ox�geno. En el pasado, el ox�geno molecular fue mucho menos abundante en la Tierra, pues se ha comprobado que el ox�geno de la atm�sfera procede principalmente de la actividad fotosint�tica de ciertos microorganismos, las algas y las plantas terrestres, que han ido liberando parte del ox�geno que originalmente formaba parte del agua. Cuando comenzaron a aparecer en los mares los primeros microorganismos fotosint�ticos, hace m�s de cuatro mil millones de a�os, no hab�a ox�geno en la atm�sfera terrestre.

El balance positivo del ox�geno en los procesos de fotos�ntesis/respiraci�n, permiti� la gradual acumulaci�n del ox�geno en la atm�sfera, dando lugar a que los animales y otros organismos no fotosint�ticos pudieran evolucionar, disponiendo del ox�geno necesario para su respiraci�n. El ciclo del ox�geno en la naturaleza se esquematiza en la figura 8.

 

Figura 8. El ox�geno es un gas abundante en la atm�sfera. En este diagrama se representa su ciclo en la naturaleza. El ox�geno usado en la respiraci�n se transforma en un componente del di�xido de carbono, de manera que el ciclo del oxigeno est� estrechamente relacionado con el del carbono.

Las plantas disponen de todo el ox�geno que requieren en la atm�sfera pero a veces �ste escasea en el suelo, donde es necesario para las ra�ces. Suelos muy compactos o muy h�medos pueden ser muy pobres en ox�geno, dificult�ndose as� el crecimiento de muchas plantas. Por los vasos de las plantas no circulan c�lulas encargadas de transportar el ox�geno, como sucede en los animales. Cada �rgano vegetal tiene que tomar directamente el ox�geno del medio externo m�s cercano por toda su superficie.

Nutrimentos del suelo

Los nutrientes que las plantas toman del suelo, junto con el agua, pueden dividirse en dos grupos, de acuerdo principalmente con la cantidad de ellos que es requerida para las funciones vitales: los macronutrientes y los micronutrientes. Los macronutrientes o macroelementos se requieren, como su nombre lo indica, en cantidades relativamente grandes; �stos son: el nitr�geno (N), el f�sforo (P), el azufre (S), el potasio (K), el calcio (Ca) y el magnesio (Mg). Los micronutrientes u oligoelementos se requieren en cantidades muy peque�as y son: el hierro (Fe), el cobre (Cu), el cinc (Zn), el boro (B), el manganeso (Mn), el molibdeno (Mo) y el cloro (Cl). Otros micronutrientes son requeridos s�lo por algunos tipos de plantas pero no por todas; algunos de ellos son: el cobalto (Co), el sodio (Na) y el silicio (Si).

La mayor�a de estas sustancias forma parte, en mayor o menor cantidad, de las rocas de la corteza terrestre y por lo tanto del suelo que se forma a partir de ellas, pero su distribuci�n dista mucho de ser uniforme, pues en algunos sitios uno o varios pueden escasear y en cambio, existir en exceso en otros lugares. Ahora describiremos, uno a uno, el papel que estos elementos desempe�an en la vida de las plantas.

El nitr�geno. Este elemento tiene como principal funci�n, en todos los organismos vivos, formar parte de la estructura qu�mica de algunas de las mol�culas org�nicas m�s importantes de las que forman la estructura de las c�lulas vivas: las prote�nas, as� como otros compuestos fundamentales.

El nitr�geno se encuentra en el planeta principalmente en forma de nitr�geno molecular (N2), que es un compuesto gaseoso. Este gas es el principal componente de la atm�sfera, de la que forma casi las cuatro quintas partes, pero a pesar de su enorme abundancia en el aire, las plantas no pueden utilizar directamente el nitr�geno molecular atmosf�rico, salvo interesantes excepciones que despu�s analizaremos.

Las plantas generalmente absorben el nitr�geno por las ra�ces, formando parte de compuestos conocidos como nitratos o como amonio. Para que el nitr�geno atmosf�rico se transforme en los compuestos que las plantas pueden absorber, puede seguir varios caminos que hemos descrito esquem�ticamente en la figura 9 como ciclo del nitr�geno.

 

Figura 9. El nitr�geno es el nutriente ed�fico requerido en mayor cantidad por las plantas. En su forma m�s abundante, es el gas principal de la atm�sfera (N2). Gracias a la actividad de algunos microorganismos y a las tormentas, algo del nitr�geno puede transformarse en compuestos utilizables por las plantas que los absorben del suelo. Aqu� se representan las etapas de su ciclo en la naturaleza.


Los compuestos con nitr�geno presentes en el suelo pueden tener varios or�genes: parte de ellos puede proceder de la descomposici�n de animales y plantas que han muerto y liberado sus componentes nitrogenados al suelo; otra parte puede provenir de reacciones qu�micas que se producen en la atm�sfera entre el nitr�geno, el ox�geno y el agua, cuando hay tormentas el�ctricas que generan rayos; otra m�s puede provenir de materia fecal y restos org�nicos de desecho y, finalmente, una parte muy importante llega al suelo gracias a la actividad de ciertos microorganismos, principalmente algunos tipos de bacterias, que pueden utilizar directamente el nitr�geno molecular atmosf�rico para producir sus prote�nas.

Estas bacterias pueden vivir libres utilizando como alimento la materia org�nica en descomposici�n o bien, algunas de ellas, pueden vivir dentro de las c�lulas de las ra�ces de algunas plantas, que adquieren de esta manera, indirectamente, la posibilidad de fijar el nitr�geno atmosf�rico.

La mayor�a de las plantas que tienen bacterias fijadoras de nitr�geno asociadas a sus ra�ces pertenecen al grupo conocido como "leguminosas", muchas de las cuales producen alimentos b�sicos para el hombre. Las leguminosas se caracterizan, entre otros rasgos, por tener frutos en forma de vaina generalmente alargada, que se seca antes de liberar las semillas. Como leguminosas importantes podemos mencionar: frijol, garbanzo, cacahuate, soya, ch�charo, lenteja y tamarindo. Casi todas ellas son alimentos ricos en prote�nas, quiz� principalmente debido a esas maravillosas bacterias que les proporcionan todo el nitr�geno que puedan requerir. Otra importante propiedad de las leguminosas es que pueden enriquecer a la larga el contenido de nitr�geno de los suelos en que crecen, favoreciendo as� a otras plantas que no pueden fijarlo del aire por carecer de bacterias fijadoras asociadas.

En la figura 10 se muestra la forma que adquieren las ra�ces de las leguminosas cuando est�n infectadas por bacterias fijadoras de nitr�geno.

 

Figura 10. Las ra�ces de las leguminosas con frecuencia est�n asociadas con bacterias capaces de transformar al nitr�geno de su forma gaseosa a compuestos asimilables por las plantas. Esta posibilidad tiene gran importancia en la naturaleza y para la vida del hombre.

Un cierto tipo de algas primitivas conocidas como algas verde-azulosas o cianobacterias tambi�n pueden fijar el nitr�geno atmosf�rico, lo cual resulta importante en el balance de nitr�geno del mar, algunos lagos, pantanos y arrozales inundados.

El nitr�geno constituye parte de los fertilizantes vendidos en el comercio, que pueden contenerlo en forma de nitrato, amonio o urea, o tambi�n en mezclas de los tres tipos de compuestos. Las aves que se alimentan de peces y los murci�lagos que se alimentan de insectos producen un excremento muy rico en nitr�geno llamado guano, que a veces tambi�n es utilizado en agricultura.

La industria petrolera ha dado lugar a la producci�n de fertilizantes nitrogenados baratos, a partir del amoniaco que es un subproducto de esta industria.

El f�sforo. Este es otro elemento que forma parte de algunas de las sustancias org�nicas m�s importantes de la materia viva, principalmente los �cidos nucleicos que forman los genes que contienen la informaci�n sobre la herencia. Las plantas absorben el f�sforo del suelo en forma de fosfatos, que proceden de las rocas que originaron el suelo o tambi�n de la descomposici�n de materia org�nica que lo contiene, procedente de seres vivos. Con mucha frecuencia el f�sforo escasea en el suelo, pues no suele ser un compuesto muy abundante de la corteza terrestre.

Las plantas que crecen en suelos muy pobres en f�sforo han desarrollado complejas funciones fisiol�gicas para conservarlo y evitar su p�rdida cuando tiran sus hojas viejas, por ejemplo.

El f�sforo est� presente en casi todos los fertilizantes comerciales. Su fuente m�s abundante es un tipo de roca que suele encontrarse en algunas regiones �ridas del mundo. La roca fosf�rica es un recurso natural de la m�s alta importancia para la humanidad. Los huesos de animales son tambi�n un buen fertilizante fosforado, lo mismo que algunos tipos de excrementos.

El azufre. Este elemento forma parte de algunos amino�cidos componentes de prote�nas y tambi�n de algunos otros compuestos org�nicos vitales. Es tomado por las plantas en forma de sulfato, que procede de los componentes minerales de las rocas y de la descomposici�n de restos org�nicos de animales y plantas, o sea, por el ciclo org�nico. Los sulfatos generalmente se encuentran en cantidad suficiente para las plantas, pero pueden ser escasos en algunos tipos de suelo y tambi�n en lugares donde se practica una agricultura intensiva. Algunas veces es necesario a�adir sulfatos a los fertilizantes; sin embargo, �ste no es un problema serio, ya que los sulfatos son sustancias abundantes y generalmente baratas.

El potasio. Este elemento no forma parte de compuestos qu�micos pero su presencia en las c�lulas vegetales es importante para que tengan lugar diversos procesos fisiol�gicos esenciales. Las plantas obtienen el potasio disuelto en el l�quido que toman del suelo, al que llega procedente de los minerales del suelo y del ciclo org�nico, as� como tambi�n con la lluvia y el polvo atmosf�rico procedente de otras regiones. El potasio puede llegar a escasear en algunos suelos agr�colas por lo que llega a ser necesario a�adirlo a los fertilizantes.

Todos los dem�s elementos que mencionaremos tienen en esencia el mismo origen: proceden de los minerales del suelo, del ciclo org�nico y a veces tambi�n pueden llegar en peque�as cantidades con la lluvia y el polvo, por lo que de ahora en adelante s�lo se describir�n brevemente algunos aspectos de su papel fisiol�gico.

El calcio. Este elemento es componente de algunas mol�culas org�nicas y participa en reacciones qu�micas importantes. Algunos suelos lo presentan en abundancia mientras que en otros escasea y debe ser a�adido por los agricultores, generalmente en forma de cal hidratada, que es sumamente barata y abundante. La cal tambi�n se utiliza para neutralizar suelos demasiado �cidos.

El magnesio. Es el �ltimo de los macronutrientes y es requerido por las plantas en cantidades relativamente peque�as; sin embargo, no por ello es menos importante. Su funci�n principal en las plantas consiste en formar la parte central, m�s activa, de las mol�culas de clorofila que, como se ha mencionado ya, es el pigmento captador de la energ�a de la luz para la fotos�ntesis.

Los micronutrientes. Estos elementos se requieren para funciones muy espec�ficas; por ejemplo, podemos citar dos casos particulares: el hierro forma parte de un compuesto qu�mico importante en la fotos�ntesis y el boro est� relacionado con algunos de los procesos fisiol�gicos que permiten el transporte de sustancias org�nicas producidas por los tejidos verdes hacia otros lugares de la planta.

Los micronutrientes son requeridos en muy peque�a cantidad, por lo que en general son suficientes los que hay en el suelo o en el polvo de la atm�sfera para que las plantas puedan crecer; no obstante ello, en algunos suelos agr�colas a veces es necesario a�adir como fertilizantes algunos micronutrientes que pueden escasear.

En la figura 11 hemos intentado representar el ciclo que, por lo general, presenta el movimiento de los nutrientes a partir del f�sforo, en la naturaleza.

 

Figura 11. Aqu� se ha representado el ciclo generalizado de los nutrientes edaf�ticos como el potasio, el calcio, el magnesio y los oligoelementos que no forman compuestos gaseosos que pasen a la atm�sfera (como el nitr�geno y el azufre). Todos proceden de las rocas y llegan a estar disponibles para las plantas a partir de tres fuentes naturales: el contenido de ellos que originalmente existen en el suelo, la descomposici�n de materia org�nica que los contiene y frecuentemente, tambi�n llegan al suelo en cantidades apreciables con la lluvia, el polvo y sedimentos procedentes de otros lugares.


Las ra�ces absorben todos los nutrientes disueltos en el agua que penetra en ellas. En ocasiones, los nutrientes pueden hallarse en cantidad suficiente en el suelo pero en forma no soluble y, por ello, no son aprovechados por las plantas. Otras veces pueden existir en estado tan soluble que puede ser f�cilmente lavado del suelo por las aguas de la lluvia o las corrientes que se forman con �stas, siendo as� muy f�cil su p�rdida.

La ciencia del estudio de la nutrici�n de las plantas es una disciplina b�sica de la agronom�a y la forester�a, ya que un correcto manejo del suelo, de las plantas y de los fertilizantes puede reducir notablemente la p�rdida de nutrientes y el gasto de fertilizantes. La buena dosificaci�n de estas sustancias combinada con su buen manejo, garantiza un �ptimo rendimiento con el menor costo.

La luz solar

Mencionamos al final del cap�tulo este recurso esencial para las plantas, no porque sea el menos importante, sino porque sus caracter�sticas son esencialmente distintas a las de los recursos anteriormente enlistados: la luz solar no es una sustancia, es una forma de energ�a que procede de un astro diferente al nuestro.

Las propiedades de la luz as� como las de otros tipos de emisiones de energ�a de los �tomos son el objeto de estudio de una rama de la f�sica (la f�sica cu�ntica), por lo que aqu� s�lo mencionaremos algunas generalidades acerca de la luz.

Las caracter�sticas espec�ficas del tipo de estrella que es el Sol, la distancia a la que se encuentra de �ste la Tierra, el tipo de atm�sfera y la abundancia de agua que �sta tiene, conducen a que la energ�a solar nos llegue dosificada de tal manera que es fuente de vida y motor de la evoluci�n de los seres vivos, en lugar de ser generadora de condiciones intolerables para cualquier tipo de ser vivo, tal como ocurre en otros planetas del sistema solar.

La luz visible es la energ�a utilizada en la fotos�ntesis y corresponde a una fracci�n peque�a de todo el espectro de energ�a radiante que el Sol emite y llega hasta la superficie de la Tierra. Hemos representado en forma simplificada este espectro en la figura 12.

Figura 12. De todo el espectro de energ�a radiante que llega a la Tierra procedente del Sol, las plantas utilizan s�lo la energ�a de una peque�a fracci�n que se conoce como espectro visible y, de �ste, no todas las longitudes son igualmente efectivas en promover la fotos�ntesis.


La parte de la luz visible que las plantas utilizan en la fotos�ntesis corresponde a las longitudes de onda situadas entre 400 y 700 nan�metros; esto es, desde la luz azul hasta la roja si provocamos la difracci�n de la luz blanca con un prisma de cristal.

Las plantas orientan su crecimiento hacia el Sol, disponen sus hojas y sus ramas de acuerdo con la orientaci�n de la luz y, cuando crecen formando una vegetaci�n densa, compiten entre s� por captar la mayor cantidad posible de luz, pero a veces plantas peque�as tienen que competir con otras mucho m�s grandes y frondosas; en ese caso, en las plantas peque�as se han desarrollado mecanismos de captaci�n de energ�a que pueden funcionar eficientemente aun cuando exista poca energ�a luminosa disponible.

Llega m�s que suficiente energ�a luminosa a la superficie de la Tierra para permitir de sobra el crecimiento de todas las plantas, pero a veces la abundancia de plantas puede limitar la disponibilidad para algunas de ellas.

La energ�a contenida en la luz permite que los cloroplastos de las c�lulas fotosint�ticas puedan modificar la estructura qu�mica de sustancias muy estables, como son el di�xido de carbono y el agua, para transformarlas en los compuestos org�nicos muy distintos a los que los originan.

Todas las plantas verdes crecen s�lo en lugares iluminados; sin embargo, existen plantas que requieren luz directa e intensa y otras que pueden sobrevivir en la penumbra. Tenemos entonces, plantas de sol y plantas adecuadas para la sombra, adem�s de formas intermedias que pueden adaptar su estructura y fisiolog�a a las diferentes condiciones de iluminaci�n que se den en su medio. Las plantas de sol suelen tener un crecimiento m�s r�pido y una renovaci�n de hojas m�s frecuente que aquellas que viven en la sombra, debido a que cuentan con m�s energ�a para vivir.

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