CONTRAPORTADA

Suponga que cae en sus manos un frasco cuya etiqueta diga "zeolita". Verá en él un polvo blanco y fino. Su interés se ha despertado y recurre a un diccionario técnico para saber qué es la zeolita y encuentra la siguiente definición: "Aluminosilicato hidratado altamente cristalino que al deshidratarse desarrolla, en el cristal ideal, una estructura porosa con diámetros de poro mínimos, esto es, de 3 a 10 angstroms. Forma cavidades ocupadas por iones grandes y moléculas de agua, ambos con gran libertad de movimiento lo que permite el intercambio iónico y la deshidratación reversible." La definición dista de ser clara, mas los doctores Pedro Bosch e Isaac Schifter, que han dedicado parte de sus esfuerzos científicos al estudio de la zeolita y que ven cómo su uso va ensanchándose día con día, consideran necesario enterarse de qué cosa es, dado que desempeñará, cada vez más, un papel importante en la química y, en consecuencia, en nuestra vida.

La primera aplicación de la zeolita fue como tamiz y en tal calidad la encontramos en los refrigeradores caseros, donde separa las trazas de agua que puedan pasar a la sustancia congelante del aparato, y también en funciones como el secado de gases y la separación de los hidrocarburos. Más tarde se ha añadido a los detergentes para disminuir sus efectos nocivos; utilizado para fabricar gasolina a partir del metanol y para romper las moléculas de petróleo (desintegración catalítica) y obtener diesel y gasolinas de alto octanaje Pero lo más sorprendente de esta proteica sustancia es que también puede emplearse en la alimentación. En Japón, por ejemplo, que cuenta con vastos yacimientos de zeolita, se ha convertido en práctica común añadir este mineral al alimento que se da a aves y cerdos. Las primeras aumentan de peso hasta un 20% sobre el promedio y los segundos entre el 25 y el 29%. Parece ser que la zeolita aumenta la capacidad del sistema digestivo y además retiene y va dosificando las sustancias nutritivas. Todos estos usos, y los que vayan dándose, justifican con creces el entusiasmo de los autores, que los llevó a escribir un libro en el que explican en forma clara y atractiva la composición, historia y usos de una sustancia casi desconocida, mas destinada a permanecer con el hombre.

El doctor Pedro Bosch es físico, y el doctor Isaac Schifter es químico, ambos egresados de la UNAM. Se doctoraron en la Universidad Claude Bernard, de Lyon, Francia. Más tarde trabajaron como investigadores del Instituto Mexicano del Petróleo, institución en la que actualmente el doctor Schifter realiza investigación en catálisis y materiales, problemas de protección ambiental y dirige un grupo dedicado al estudio de problemas relacionados con la transformación de energéticos. El doctor Bosch se dedica, además de a la docencia, en la UAM lztapalapa, a la caracterización de los sólidos catalíticos.

En la portada: Diferentes formas de zeolita

Diseño: Carlos Haces/ Fotografía: Carlos Franco

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