CONTRAPORTADA

La materia, como se sabe, se presenta en la naturaleza en tres estados: sólido, líquido y gaseoso. A éstos hay que sumar uno nuevo: el estado de superconductividad, que puede definirse como aquel en que la materia no presenta resistencia eléctrica. Esto significa que no hay disipación de energía cuando, por ejemplo, la energía eléctrica pasa por un material superconductor. Además, la materia en estado de superconductividad no permite que penetre en su interior el campo de fuerza de un imán. Si a esto se añade que la superconductividad se obtiene a temperaturas cercanas al cero absoluto (-273.16ñC), no sería difícil considerar que la cuestión se halla en manos de los físicos y que lo mejor es no meter la nariz en ese asunto.

Sin embargo, la superconductividad puede catalogarse entre los descubrimientos más fascinantes de la ciencia de nuestro siglo, pues pertenece a la familia de aquellos capaces de cambiar la manera de vivir de la humanidad. La gama de sus aplicaciones es amplísima y se extiende, esencialmente, en tres clases. a) La generación de campos magnéticos intensos; b) la fabricación de cables muy especiales transportadores de energía eléctrica y c) la electrónica. En el primer caso se le podría utilizar, en forma espectacular, en la construcción de ferrocarriles de nuevo tipo que "flotan" sobre los rieles evitando la fricción y permitiéndoles así alcanzar velocidades semejantes a las de un avión. En el segundo caso, sería factible transmitir energía eléctrica desde el centro de producción hasta el de consumo sin que se produzcan pérdidas de ningún tipo en el trayecto y en el tercer caso, entre muchas otras posibilidades, la de alcanzar aún mayor velocidad en las que ya serían supercomputadoras.

Tan importante es la superconductividad, que incluso países del llamado Tercer Mundo, la India y China, cuentan con un programa muy ambicioso en este campo. En México tenemos pocos especialistas en conductividad, mas contamos con infraestructura: expertos en metalurgia capaces de fabricar los materiales necesarios. Se habla incluso de crear un Plan Nacional de Superconductividad pues, pese a lo esotérico de sus enunciados, el proyecto no requiere de una inversión enorme. "ñOjalá nuestro México no se quede fuera de este movimiento!", termina diciendo el doctor Magaña.

Luis Fernando Magaña Solís es doctor en física por la Facultad de Ciencias de la UNAM de la que es investigador titular "C" de tiempo completo, catedrático y decano. Pertenece al SNI (Sistema Nacional de Investigadores). Sus publicaciones ascienden a 64, entre artículos de investigación de circulación internacional, trabajos de divulgación y libros. Es miembro de varias instituciones nacionales e internacionales relacionadas con la física.

Diseño: Carlos Haces

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