III. LOS BARCOS DE REMO Y LOS DE VELA

EL REMO ha sido un medio de propulsi�n que se ha utilizado por a�os en el Mediterr�neo por las condiciones clim�ticas y mar�timas que se presentan en este mar cerrado, que cuenta con numerosos puertos de refugio y con un clima apacible. Estas condiciones son mejores que las que tiene el mar abierto, sin que esto quiera decir que los barcos que han surcado los oc�anos no hayan empleado el remo, como lo demuestran los "drakkars" vikingos.

Se piensa que la primera traves�a del hombre fue sobre un tronco flotante; posteriormente, se le unieron otros m�s amarrados con enredaderas, naciendo as� la primera balsa. Estas embarcaciones primitivas eran movidas tanto con manos y pies como con unas tablas planas a manera de remo, adem�s de unas largas varas o p�rtigas con las cuales se impulsaban apoy�ndolas sobre el fondo de las aguas tranquilas.

Otro tipo de embarcaci�n primitiva fue la piragua, embarcaci�n estrecha, fabricada generalmente de una sola pieza, que se impulsaba a remo o vela y que en muchos pueblos todav�a se utiliza, principalmente para navegar en r�os y lagos.

Los primeros en construir embarcaciones m�s estables fueron los habitantes de Ocean�a; un�an entre s� dos estrechos y largos botes mediante maderos transversales y lograban de este modo las grandes embarcaciones y canoas dobles que, a pesar de su fr�gil aspecto, resultaban muy estables para realizar la navegaci�n.

En cuanto a las embarcaciones de una sola pieza, en otras partes del mundo se recurri� a construirlas cada vez con mayor calado como en los barcos de remo y trirremes de las potencias navales del Mediterr�neo, conocidos m�s tarde como galeras, donde infinidad de hombres fueron azotados hasta morir o resultaron aniquilados por las epidemias y el hambre.

La galera constitu�a una embarcaci�n dedicada principalmente al combate, debido a que la numerosa tripulaci�n que necesitaba y el poco espacio que quedaba para las mercanc�as la invalidaban como nave mercante.

Los grandes barcos de guerra que construyeron los romanos, llamados multirremos, fueron el siguiente paso en la evoluci�n de las embarcaciones; poco despu�s, los constructores romanos desarrollaron un nuevo tipo de barco de guerra, la liburna, peque�o nav�o impulsado por una o dos filas de remeros en cada banda y provisto de un espol�n que se colocaba indistintamente a proa o a popa para embestir a otros barcos y contaba con un m�stil con una vela cuadra, siendo m�s f�ciles de manejar que las embarcaciones de muchos remos.

En cambio, la nave griega m�s caracter�stica era el trirreme de Salamina y los barcos con varias filas de remos. Ning�n modelo de nav�o ha suscitado tantas discusiones como la trirreme, form�ndose dos tipos de opiniones, los que se opon�an a la existencia de esta nave y los que la apoyaban. En el siglo XVIII, Barra de la Penne, capit�n de las galeras del Rey, se opon�a a la existencia de las galeras con tres �rdenes o hileras de remos, debido a que su experiencia le imped�a aceptar este avance, ya que la galera que �l mandaba s�lo ten�a una fila de remos, 27 en cada banda, y conoc�a muy bien las dificultades con que tropezaba para lograr que los galeotes bogaran a comp�s y consideraba que la boga, dif�cil en este caso, resultar�a imposible para una embarcaci�n con tres filas de remos.

En cambio, los helenistas opinaban que s� pod�a existir la trirreme apoy�ndose en innumerables textos, dibujos, mosaicos y multitud de documentos cl�sicos e iconogr�ficos en que era reportada, considerando inveros�mil aceptar que los artistas de diferente origen se hayan puesto de acuerdo para dibujar, pintar o esculpir una cosa que no exist�a.

Actualmente, los especialistas en construcci�n naval interpretan estas rese�as con dos soluciones: pudo haber galeras con dos o tres filas de remos, que s�lo se utilizaban en ocasiones solemnes, en los desfiles y cuando el mar estaba totalmente en calma, y tambi�n podr�a ser que no hubieran tenido tres filas de remos sino solamente tres remos en cada banda, lo cual fue el origen de esta confusi�n.

No est� reportado en la historia cu�ndo ni d�nde el hombre invent� la vela, pero este hallazgo fue probablemente uno de los primeros intentos de dominar una fuerza natural y hacerla aprovechable; al comprobar que la fuerza del viento no s�lo era peligrosa, sino que pod�a ser utilizable, surgieron las primeras velas, tal vez confeccionadas con hojas de palmera o simples tejidos de junco llamados "esteras".

Quiz� el primer barco a vela se construy� cuando se expuso intencionadamente al viento una balsa estable con una de estas esteras y en ese momento, hace miles de a�os, el hombre aprendi� a gobernar la balsa y dio origen a la navegaci�n a vela; entonces el remo y la vela se combinaron para obtener nav�os m�s eficientes y as� poder navegar a lugares cada vez m�s distantes.

El primer indicio de una nave de vela ha sido reportado en Egipto hacia el a�o 1300 a.C.: se describe una embarcaci�n dotada de una vela cuadra sostenida por dos palos de madera, m�stil largo vertical en la parte superior y una botavara o palo transversal en la inferior, y que presentaba remos para su direcci�n. S�lo pod�a navegar a favor del viento, pero como en el valle del Nilo el viento sopla casi siempre del norte, ello permit�a navegar contra la corriente, y para navegar r�o abajo no se necesitaba vela.

Posteriormente el hombre se dio cuenta de que pod�a hacer velas que permitir�an a un barco avanzar contra el viento con un �ngulo inferior a los 90°; si bien no entend�a el sistema de fuerzas que act�a sobre tales velas, descubri� que la posibilidad de navegar contra el viento se debe a que �ste crea sobre la vela una fuerza de resistencia y una de empuje.

Otro progreso que se present� en la construcci�n de embarcaciones fue la invenci�n de la quilla, larga viga que colocaron de proa a popa y sobre la cual se constru�a el casco.

Sin embargo, estos barcos con velas o aparejos cuadros, propios de la Edad Media, no pod�an navegar en direcciones que formasen �ngulos menores de 90° respecto a la direcci�n del viento, e incluso los �ltimos barcos que llevaron velas cuadras ni siquiera pod�an navegar con �ngulos menores de 70°.

Esto hizo que posteriormente naciera la vela triangular, en la que el borde delantero est� unido a un m�stil alrededor del cual puede girar, y as� aparecieron la vela latina del Mediterr�neo y la vela de las Bermudas, que permiten navegar con un �ngulo de hasta 45° en contra del viento.

La idea de la vela triangular apareci� hacia el siglo III, en el Oc�ano �ndico, como perfeccionamiento de la vela cuadra de los egipcios, y dio lugar a la vela latina de los �rabes y a la vela de los juncos chinos. No obstante, la vela cuadra sobrevivi� hasta la desaparici�n de los barcos de vela comerciales, porque era m�s eficaz que la triangular en los viajes largos y con vientos que soplaban por popa.

En el siglo II los romanos mejoraron la vela egipcia a�adiendo una vela anterior, llamada cebadera, otra m�s peque�a, triangular, sobre la vela mayor, la gabia; pero igual que en los barcos egipcios primero y en los vikingos despu�s, la nave era dirigida por un tim�n lateral colocado en el costado de popa.

Los "Drakkars" vikingos no ten�an cubierta, aunque estaban forrados con tablas ligeras y ten�an los extremos puntiagudos y sim�tricos, disposici�n que daba como resultado la facilidad de maniobrar en los fiordos estrechos, pues as� no era necesario virar en redondo; la propulsi�n se hac�a a remo y por una sola vela cuadra, izada en un m�stil colocado en el centro del barco.

Sin embargo, los chinos ya conoc�an el tim�n central y la br�jula desde el siglo I, los cuales les proporcionaban grandes ventajas; el tim�n central permit�a un mejor gobierno de la nave y era m�s resistente que el lateral; la br�jula hac�a posible la navegaci�n lejos de la costa, sin temor a que el cielo cubierto impidiera orientarse por medio de las estrellas. La llegada a Europa de estos descubrimientos, a finales del siglo XI, tuvo una gran repercusi�n en la navegaci�n europea.




Figura 4. Diferentes tipos de vela.

El barco provisto de varios m�stiles fue una creaci�n de los chinos y los modelos de estas embarcaciones, as� como la idea de construirlas, llegaron a Occidente en el siglo XIII, en tiempos de Marco Polo. Hasta entonces, el comercio por el norte de Europa y en el Mediterr�neo hab�a utilizado naves de un solo m�stil, como el "Queche", barco que ten�a igual dise�o en popa que en proa.

Se ha reportado que en 1418, el rey de Inglaterra, Enrique V, hizo construir en Bayona un nav�o de dos m�stiles, y se tienen noticias de que, en 1436, cont� con otro de tres m�stiles. Durante el siglo XV los barcos evolucionan en el sentido de abandonar el m�stil �nico para pasar a las naves con tres.

Al principio, estos m�stiles iban colocados muy cerca de la proa y de la popa del nav�o y s�lo llevaban peque�as velas cuadras, que serv�an m�s para la maniobra que para la propulsi�n del barco, y su misi�n consist�a en cerrar o abrir el �ngulo con el viento. Posteriormente, en las nuevas embarcaciones estas dos velas se agrandaron y se convirtieron en velas de propulsi�n; a fines del siglo XV ya eran habituales en aguas europeas los barcos con tres m�stiles.

La Santa Mar�a, uno de los veleros que utiliz� Crist�bal Col�n en el descubrimiento de Am�rica, ha sido considerada por los especialistas como la remota antepasada de los veleros de tres m�stiles, aunque se habla de ella como de una carabela. Col�n, al referirse a ella en sus descripciones la llamaba la nao, mientras que a La Pinta y a La Ni�a las llamaba carabelas. Este modelo de barco, en contra de la creencia popular, es de origen portugu�s y no espa�ol. El comandante Quirino Fonseca ha descubierto los nombres de 183 carabelas portuguesas construidas a partir de 1453, la primera de las cuales llevaba el nombre de Santa Mar�a de Nazaret.

La carabela era una nave sencilla y ligera, distingui�ndose dos tipos de ellas: las carabelas latinas que ten�an en su aparejo �nicamente velas latinas; y las carabelas redondas, que presentaban en el m�stil de proa una vela cuadra; algunas carabelas llevaban 2, 3 y hasta 4 m�stiles, siendo La Pinta y La Ni�a carabelas latinas.

A partir del siglo XVI se present� el auge de los barcos de vela en continua transformaci�n. Fue un siglo de experiencias, en cuyo transcurso el hombre aprendi� que las embarcaciones en el mar obedecen a reglas precisas que no admiten errores de c�lculo.

Los galeones que aparecen a mediados del siglo XVI fueron una mezcla de la carraca, embarcaci�n pesada con la proa y la popa terminadas en punta, y de la esbelta galera veneciana. Los galeones ten�an una l�nea m�s elegante que las carracas y la proa cuadrada, y la transici�n de la carraca al gale�n fue el �ltimo gran "salto tecnol�gico" en los barcos de vela. La diferencia entre un gale�n del siglo XVI y un paquebote del siglo XIX, como el famoso Cutty Sark y el France II es peque�a, aunque el rendimiento de este �ltimo era muy superior.

La evoluci�n gradual a partir de los primitivos galeones dio lugar a un aumento del tama�o y del n�mero de las velas, as� como a la introducci�n de las velas triangulares entre los m�stiles.

A partir de mediados del siglo XVIII, los barcos de vela occidentales adoptaron muchos y diversos aparejos, de 2 a 6 m�stiles, o incluso 7, como en la goleta Thomas W. Lawson, con todas las velas de cuchillo.

A principios del siglo XIX, la marina de guerra impulsada a vela se compone de nav�os de diferentes categor�as, clasificados seg�n su importancia y su armamento, as� como de fragatas, encargadas de la descubierta en los convoyes cuando se dirig�an a puertos lejanos. Estas fragatas llevan 60 ca�ones como m�ximo y una sola bater�a en el casco, mientras las corbetas y los bergantines s�lo los llevan en la cubierta.

El cl�pper, buque mercante que apareci� a mediados del siglo XIX, fue un velero muy eficiente, el m�s r�pido y el m�s hermoso, pero tambi�n el m�s ef�mero. Apareci� en Estados Unidos hacia 1820, y ya a finales del siglo se le consideraba un buque anticuado.

Los cl�pper fueron construidos esbeltos y ligeros para alcanzar grandes velocidades; ten�an espacio para la carga, pero la superficie de su velamen era enorme. Su existencia respond�a a varias necesidades: la fiebre del oro en Australia y en California, de 1849 a 1851; el comercio del t� con China y, a partir de 1870, el comercio de la lana y de cereales con Australia.

La aparici�n de los buques con propulsi�n a vapor, la apertura del Canal de Suez y los ferrocarriles transcontinentales fueron las causas de que los clipers se consideraran anticuados; entonces, fueron remplazados por veleros de mayor calado, con el casco de acero y que pod�an transportar m�s carga. A pesar de que su tonelaje, de hasta 5 800 toneladas m�tricas, era mucho mayor que el de los cl�pper, no exig�a m�s tripulantes. Pero tambi�n estos veleros acabaron por desaparecer ante la competencia de los vapores.

Al estallar la primera Guerra Mundial, el precio de la lona, de los cabos y de los cables alcanz� grandes aumentos, mientras que la propulsi�n mec�nica se hac�a cada vez m�s econ�mica, por lo que las buenas dotaciones para los veleros iban escaseando y la lucha fue imposible. Los astilleros de demolici�n los absorbieron y se puede decir que "el barco de vela hab�a muerto".

En la actualidad algunos veleros son utilizados como buque-escuela, tal es el caso del Juan Sebasti�n de Elcano de la armada espa�ola, que ha realizado un total de cincuenta y ocho cruceros de instrucci�n desde que fue botado en 1928, a�o en que dio la primera de sus cinco vueltas al mundo, entre agosto de ese a�o y mayo de 1929; su itinerario fue el mismo que el de los primeros navegantes en lograr la haza�a, Magallanes y Elcano, pero en sentido contrario, y adem�s, en vez de doblar en el Cabo de Hornos, regres� por el Canal de Panam�.

Este barco-escuela espa�ol fue construido en astilleros gaditanos, es un bergant�n goleta con casco de hierro de 4 palos aparejado con 20 velas, adem�s lleva un motor diesel que permite alcanzar una velocidad m�xima de 10 nudos. Tiene una eslora de 94 metros y una manga de 13 y cuenta con una tripulaci�n de un capit�n, tres jefes, quince oficiales y 248 marineros. Su �ltima vuelta al mundo la dio para conmemorar sus 50 a�os, entre 1978 y 1979.

La armada de M�xico posee el buque-escuela Cuauht�moc de 90.5 metros de eslora y 12 de manga; es un velero de 3 palos con capacidad total de 275 tripulantes y que puede albergar 90 estudiantes para su preparaci�n como personal del Servicio Naval Nacional. Este buque realiza trabajos en los litorales mexicanos, adem�s de cruceros a diferentes mares del planeta; tambi�n es utilizado en otros programas como el Programa Nacional de Meteorolog�a Marina, para el cual se emiten los reportes meteorol�gicos en tiempo real de las �reas por las que navega. Cuenta con lo m�s moderno en equipo de navegaci�n y comodidades.




Figura 5. Diferentes barcos de vela.

Antes de llegar al Puerto de Veracruz el 18 de septiembre de 1982, hizo un viaje a vela siguiendo la misma ruta que Crist�bal Col�n en su viaje de 1502.

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