XVI. ALGUNAS CONSIDERACIONES EN RELACI�N CON LA EVOLUCI�N
EL DESARROLLO de los sentidos que ha experimentado el hombre ha sido controlado por el fen�meno evolutivo y ha estado �ntimamente relacionado con las condiciones f�sicas y qu�micas del ambiente que nos ha rodeado en el transcurso de los tiempos. De hecho, la forma de funcionar de nuestros sentidos es una consecuencia de la adaptaci�n al medio. A continuaci�n ilustraremos con algunos ejemplos esta relaci�n.
Consideremos el ojo humano. Como ya se mencion� en un cap�tulo anterior, nuestro ojo es sensible a las ondas electromagn�ticas que tienen longitudes de onda que est�n comprendidas entre los valores de 4 000 A y 7 500 A.3 A este intervalo se le llama la regi�n visible. Existen ondas electromagn�ticas con otros valores de la longitud de onda; sin embargo, estas �ltimas son invisibles a nuestros ojos. Dentro de la regi�n visible, una onda de longitud de 5 700 A, por ejemplo, nos da la sensaci�n de color amarillo (v�ase portada).
Por otro lado, si uno estudia las caracter�sticas de la radiaci�n que emiten diferentes cuerpos, resulta que muchos de ellos la emiten de manera muy parecida a lo que en f�sica se llama cuerpo negro.4 Un hecho muy importante es que la forma en que un cuerpo negro emite radiaciones, solamente depende de su temperatura. En las figuras 15 y 16 se muestran las distribuciones o, m�s precisamente, los llamados espectros de energ�a que emiten diferentes cuerpos negros a distintas temperaturas. Estas gr�ficas nos muestran la energ�a que emite el cuerpo para cada valor de la longitud de onda, a la temperatura correspondiente.
De las mismas figuras podemos apreciar que, mientras menor sea la temperatura, el valor de la longitud de onda a la que ocurre el m�ximo de la emisi�n se va corriendo hacia la derecha, es decir, hacia mayores valores de la longitud de onda. As�, a una temperatura de 5 700°C, el m�ximo ocurre para una longitud de onda de 4 800 A, mientras que a 2 700°C el m�ximo ocurre a 9 676 A.
Nos damos cuenta, por la figura 15, que el m�ximo de emisi�n del Sol est� dentro de la regi�n visible y corresponde a un color azul verdoso (v�ase portada). En la figura 15 se ha marcado el intervalo de longitudes de onda que corresponden a la regi�n visible. Hacemos hincapi� en que este intervalo coincide con la regi�n de m�xima emisi�n del Sol.
Este hecho no es casualidad. Lo que ha ocurrido es que nuestros ojos se han adaptado, a trav�s del proceso evolutivo, a ser sensibles precisamente en la regi�n de longitudes de onda en que el Sol nos env�a su m�xima radiaci�n. De esta forma, el ojo ha podido ser un receptor eficiente de radiaci�n.
Con respecto al sentido del o�do, �ste ha evolucionado debido a varios factores. Uno de ellos puede ser el que haya permitido a miembros de sexos opuestos encontrarse para poder procrear; sin embargo, puede ser que aparentemente su funci�n adaptativa m�s importante sea la de permitir avisar un peligro inminente. En efecto, en muchas ocasiones un animal que intenta atacar a otro hace ruidos y sonidos que se pueden detectar por medio del o�do y poner a la v�ctima en guardia.
Los sentidos del gusto y del olfato tambi�n se han desarrollado para poder adaptarse a evitar peligros en la ingesti�n de alimentos que ya est�n descompuestos y que presentan un peligro al ingerirlos, as� como alimentos venenosos que, en general, desprenden cierto n�mero de sustancias qu�micas que al llegar a la nariz las detectamos; de esta forma se ha aprendido, en el transcurso de la evoluci�n de la vida a rechazarlas. Existen tambi�n sustancias venenosas o podridas que no huelen. Sin embargo, al probarlas con la lengua se ha aprendido a saber que no nos convienen porque nos causan da�o.
El conjunto de �rganos que componen el sistema sensible del cuerpo se ha desarrollado adaptativamente de una manera muy fina. Es as� que el hombre es poseedor de un conjunto de aparatos que le han ayudado a sobrevivir a diferentes peligros y adem�s le han permitido estar en �ntimo contacto con la naturaleza que est� a su alrededor.