CONTRAPORTADA
Atrapada entre las montañas, la cuenca de México ha sido y es el centro cultural, político, económico y social de la nación mexicana. Es también sede del mayor complejo urbano del mundo, el ejemplo más notorio de lo que es la concentración en las grandes ciudades, en los países del llamado Tercer Mundo. Así, la vieja Tenochtitlan, capital de Anáhuac, la ciudad colonial que maravilló a Alejandro de Humboldt, la "región más transparente del aire" que se conservó hasta los años cincuenta, se ve hoy convertida en paradigma del desastre urbano.
A la llegada de los españoles, la cuenca se hallaba ocupada por una civilización que había alcanzado amplio desarrollo y cuya economía giraba en buena parte alrededor de las chinampas que rodeaban al lago, verdaderas islas flotantes en las que se cultivaban alimentos y flores. La magnificencia de las áreas verdes impresionó a Hernán Cortés quien, en sus Cartas de relación, incluyó numerosas descripciones de los jardines de Tenochtitlan. Los españoles experimentaron una transformación "sutil e irreversible" y el México colonial se convirtió en una síntesis de las culturas mexica y castellana. La ciudad, salvo inundaciones, terremotos y otras catástrofes naturales, sumadas a la depredación, desecación de los lagos y la tala de árboles, se mantuvo más o menos fiel a su esencia hasta mediados del siglo
XIX
cuando, con retraso, nos alcanzó la Revolución industrial.La población de la ciudad de México ha venido creciendo en forma continua a partir de la Revolución de 1910. Entre 1950 y 1980 el crecimiento anual fue un altísimo 4.8%, debido en buena parte a la inmigración rural. El panorama no es halagñeño: la ciudad ha pasado de la autosuficiencia a la dependencia. Los mejores suelos de la cuenca han sido urbanizados, el acuífero subterráneo se ha hundido más de diez metros y, en Xochimilco lago cercano a la capital los últimos vestigios de la agricultura chinampera están en proceso de desaparición. Un análisis detallado de la calidad del aire, el agua y la tierra de la ciudad de México aguarda al lector en la espera de que la exposición clara de un problema conduzca a su solución.
Exequiel Ezcurra es ingeniero agrónomo por la Universidad de Buenos Aires y maestro y doctor en ciencias ecológicas por la University College de Gales, Gran Bretaña. Trabaja en el Centro de Ecología de la
UNAM
y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Ha colaborado en numerosas publicaciones científicas nacionales y extranjeras.
En la portada: La calle de Roldán y su desembarcadero. (Litografía del sigloXIX
)
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