CONTRAPORTADA

No queda claro en la mente de las personas por qué las radiaciones son, en algunos casos, benéficas y, en otros, perjudiciales. Así, la instalación de una planta nucleoeléctrica puede provocar reacciones de rechazo y, en cambio nos parece admirable una radiografía que muestra al médico la presencia de un padecimiento y, en consecuencia, la manera de tratarlo. Estas posiciones subjetivas, basadas en la mala información, movieron a un radioterapista, una genetista toxicóloga y una física nuclear a escribir La radiación al servicio de la vida, libro que ofrece una imagen interdisciplinaria con el fin de informar al día sobre la radiación, sus efectos y sus usos al servicio de la vida, los riesgos asociados y las medidas de protección.

Con el fin de ensanchar los alcances de su libro, los autores hacen un recorrido breve por la historia de cómo el hombre descubrió la radiación: el científico alemán W. K. Roentgen, en 1895, publicó el resultado de años de trabajo que lo llevaron a encontrar unos rayos misteriosos, que llamó X, y que registrados en placas fotográficas permitían ver a través de los objetos. Tal fue el principio de la radiografía, hoy tan común. Incluyen después, entre otros muchos científicos, la relación de los estudios de personajes tan notables como los esposos Curie y el físico Becquerel.

Hacen luego un resumen del nutrido arsenal de conceptos físicos necesarios para comprender fenómenos. La explicación, clara y concisa, la inician con una verdad descubierta en fecha relativamente reciente: la vida, desde que apareció en la Tierra, ha estado expuesta a la radiación, la de origen cósmico y la de los elementos radiactivos. En seguida analizan la consecuencia de la exposición a los efectos de la radiación de un organismo vivo y que se pueden manifestar a corto y largo plazo para, finalmente, analizar la curación de un cáncer por medio de la medicina nuclear. Detallan luego las normas de seguridad más comunes para afrontar los riesgos de exposición a radiaciones nocivas.

María Ester Brandan obtuvo su licenciatura en física en la Universidad de Chile y el doctorado en esa especialidad en la Universidad de Wisconsin. Es investigadora del Instituto de Física de la UNAM y miembro del SNI. Rodolfo Díaz Perches estudió medicina en la UNAM e hizo estudios de posgrado en EUA y el Reino Unido. Es radioterapeuta certificado por el Royal College of Surgeons y el Royal College of Physicians de Inglaterra, miembro de la Academia Nacional de Medicina e investigador de Proyectos Interdisciplinarios de la UNAM. Patricia Ostrosky es bióloga egresada de la UNAM, hizo su maestría en ciencias biomédicas-genética en la Universidad de Tel-Aviv y el doctorado en ciencias biomédicas-farmacología en la UNAM. Es jefa del Laboratorio de Toxicología Celular del IIB de la UNAM y miembro del SNI.

En la portada: La tecnología al servicio de la medicina. Mural de David Alfaro Siqueiros. Cortesía del Hospital de Oncología del Centro Médico Nacional del IMSS. Diseño: Carlos Haces.

En la portada: La tecnología al servicio de la medicina. Mural de David Alfaro Siqueiros. Cortesía del Hospital de Oncología del Centro Médico Nacional del IMSS. Diseño: Carlos Haces

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