PRELUDIO

Muchas cosas que debieran decirse en una advertencia inicial aparecen a lo largo del libro. De cualquier manera, quedan otras tambi�n de �ndole general de las que ahora me ocupo.

En primer lugar, confieso mis deficiencias de principiante en la autor�a de libros. Escribir esta obra result� mucho m�s complicado de lo que calcul� en mi biso�a estimaci�n inicial; pens� que tardar�a en escribirlo menos de un a�o y finalmente fueron tres. Afortunadamente cont� con la paciencia del Comit� de Selecci�n de la colecci�n La Ciencia para Todos.

Este trabajo fue hecho b�sicamente en mi casa provinciana durante la mayor parte de los fines de semana y las vacaciones de ese trienio. Si bien result� complicado, tambi�n fue placentero y formativo.

Me esforc� porque fuera lo menos t�cnico posible, tratando de evitar los s�mbolos y t�rminos especializados, los mapas de isol�neas o contornos, etc. En particular, recojo la convicci�n de Stephen Hawking de que cada ecuaci�n aparecida en un libro de divulgaci�n cient�fica abate a la mitad su demanda.

Trat�ndose de un sistema complejo, hacer un discurso lineal sobre el clima es igualmente complejo. Por esta raz�n, varios de sus procesos aparecen mencionados m�s de una vez en diversos contextos; as�, el libro advierte una cierta estructura helicoidal recurrente. Espero que �sta no sea reiterativa sino enriquecedora.

A veces, sacrifico la exactitud y los matices en aras de la agilidad; frecuentemente elimino adverbios como "muy", "aproximadamente", etc., aun a sabiendas de que incluirlos ser�a m�s correcto. Pido al lector que no tome todas las afirmaciones como verdades tajantes, pues algunas son s�lo aproximadamente correctas. Tambi�n hay imprecisiones ling��sticas debidas a que prefiero usar el lenguaje cotidiano.

De no especificarse otra cosa, las variables clim�ticas se ejemplifican con valores t�picos, entendidos como su promedio anual y global. Naturalmente var�an mucho en el espacio y en el tiempo; en general, no se precisan los rangos en que oscilan. Los factores secundarios que intervienen en alg�n fen�meno no se aluden cuando se habla de �ste, tratamos s�lo los principales. Optar por este camino obedece a razones de brevedad. An�logamente, los datos se refieren a la superficie del planeta, es decir la base de la atm�sfera; el hemisferio sobreentendido es el norte y la regi�n el altiplano mexicano.

La palabra estaci�n tiene dos acepciones: por un lado es una de las cuatro �pocas trimestrales del a�o y, por otro, la instalaci�n donde se miden las variables meteorol�gicas. Para evitar confusiones, la uso en su primer significado; cuando se trata del segundo digo observatorio, que tampoco es estrictamente correcto. Excepto cuando se refiere a un periodo geol�gico (cap�tulo II), �poca significa en este libro s�lo una temporada del a�o.

Los ep�grafes colocados al principio de cada cap�tulo son de autores antiguos, digamos de hace m�s de medio milenio. Me impuse esta limitaci�n a fin de no abrumarme con infinidad de posibles citas de la literatura de los �ltimos siglos.

Las abreviaturas, siglas y s�mbolos que se usan en el libro se aclaran la primera vez que aparecen. Para no revolverse con su significado coloquial, aclaro que mate es lo opuesto a brillante y opaco lo opuesto a trasparente.

Ciudad Universitaria, agosto de 1992

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