INTRODUCCI�N

ESTE LIBRO trata sobre los agentes qu�micos, f�rmacos, medicamentos o drogas que tienen efectos en el cerebro, es decir, en el sistema nervioso central (SNC). Y al referirnos a ellos emplearemos estos t�rminos indistintamente.

Existen sustancias naturales, como el caf� o el chocolate hasta la morfina o el peyote, y sint�ticas (fabricadas por el hombre) que, a causa de sus propiedades fisicoqu�micas, interact�an con porciones del cerebro que las reconocen como propias. Pero �c�mo es esto posible?, �c�mo ocurre este reconocimiento? �Quiere esto decir que el cerebro normalmente contiene drogas?

En efecto. El cerebro est� lleno de drogas. Y gracias a ellas el cerebro es la maravilla que todos conocemos pero que poco entendemos. Estas "drogas" hacen que el cerebro funcione; producen estimulaci�n e inhibici�n nerviosas, dos de los elementos fundamentales de la comunicaci�n celular. Con estas sustancias percibimos nuestro ambiente, queremos y odiamos, aprendemos y olvidamos, hablamos y nos movemos. Son sustancias que pueden convertirse en la soluci�n a un problema grave, o en la llave de entrada a los infiernos. Nuestras realidades est�n hechas de ellas..., lo mismo que nuestros sue�os. No podemos separar el sue�o y la vigilia porque ambos constituyen estados propios del cerebro y son producto de la interacci�n entre las sustancias que all� se encuentran. Es necesario pensar en nuestras facultades mentales en esos t�rminos para entender mejor nuestro cerebro, sin olvidar, por supuesto, el medio que lo rodea.

Reconocer lo anterior representa miles de a�os de avance biol�gico: el �rgano m�s evolucionado del universo encierra las mismas mol�culas que se encuentran en plantas y organismos inferiores y esto apunta hacia un origen com�n de todas ellas: las fuentes de la vida.

Es decir, al estudiar el cerebro se pueden conocer tambi�n las sustancias que contiene y entender el porqu� de los efectos de las drogas capaces de afectarlo. Y cuanto mejor se conozca el cerebro, mejor combatiremos sus enfermedades.

No todo es color de rosa. El cerebro es un �rgano delicado que dirige nuestros actos, nuestra voluntad y nuestros sentimientos. Esto significa que las drogas capaces de alterarlo act�an en lo m�s esencial de nuestra humanidad. Si pensamos en el amigo que cambia radicalmente de personalidad despu�s de haber ingerido elevadas dosis de alcohol, o en el joven que inhala solventes aun sabiendo del da�o que esto acarrea, nos daremos cuenta de que las drogas representan un cuchillo de dos filos.

Deseamos reiterar la aclaraci�n ya hecha: cuando hablamos de drogas nos referimos a lo que en general se conoce como f�rmacos definidos como todas aquellas sustancias capaces de modificar la sustancia viva. Y en este sentido, se consideran f�rmacos tanto el perfume (o si no �c�mo nos podr�a gustar o disgustar?) como la coca�na, pasando por la aspirina o el t� de tila. As� es. No hay que asustarse. Se trata, en efecto, de todas las sustancias que nos hacen "sentir algo": las "naturales" que conseguimos con el yerbero del mercado, y las ampolletas de tranquilizantes que adquirimos en la farmacia. No pensemos, al leer esta obra, que cuando hablamos de "drogas" s�lo nos referimos a las sustancias prohibidas o da�inas. En este contexto, por lo tanto, ser� equivalente hablar de f�rmaco o de droga, esta �ltima tal y como se utiliza en franc�s o ingl�s (v. gr., en ingl�s drugestore —literalmente 'tienda de drogas'— = farmacia). Es quiz�s la acepci�n cient�fica m�s amplia de dicho t�rmino.

Para entender c�mo funcionan los f�rmacos es necesario conocer su estructura qu�mica, el proceso de su preparaci�n, los factores que determinan su potencia o la v�a por la que se administran, los mecanismos de sus efectos y c�mo interact�an con el tejido nervioso.

Los objetivos de esta b�squeda son m�ltiples: combatir las enfermedades que afectan el sistema nervioso (y cuyas desastrosas consecuencias para el paciente y su ambiente conocemos) y, en general, mejorar la calidad de vida del ser humano y los animales.

Este conocimiento no es sencillo. Algunos aspectos ser�n m�s �ridos que otros, pero el marco general no cambia, puesto que abordaremos una materia muy compleja: nuestro cuerpo y nuestra mente, nuestros dolores y nuestras pasiones. Mantengamos presente esta idea para hacer una traves�a placentera. Es el mejor modo de aprender.

Como siempre es tranquilizante saber lo que nos espera, me permito resumirles los temas de los que hablaremos:

La Primera Parte expone conceptos b�sicos acerca de la anatom�a y el funcionamiento nervioso, el comportamiento y los neurotransmisores (mol�culas que produce el cerebro y hacen posible la comunicaci�n entre las neuronas) y de sus receptores (las partes de la c�lula que reconocen al neurotransmisor y a las drogas).

La Segunda Parte trata sobre los f�rmacos propiamente dichos. Hablaremos un poco de su historia, que representa los or�genes de una cultura, de c�mo se administran, absorben y metabolizan y las formas de eliminaci�n del organismo. Despu�s nos referiremos a los mecanismos generales de acci�n farmacol�gica, o sea, c�mo act�an las drogas.

En la Tercera y Cuarta Partes se revisan, espec�ficamente, las familias de sustancias que tienen efectos sobre el tejido nervioso.

Y, finalmente, la Quinta Parte incursiona en el terreno del uso y abuso de drogas, y los factores que influyen en la vulnerabilidad del ser humano para desarrollar farmacodependencias.

En resumen, esta obra trata sobre la neuropsicofarmacolog�a, rama de la medicina que estudia los efectos de los f�rmacos en el cerebro y la mente. No pretendemos que este libro solamente lo lean estudiantes de medicina o psicolog�a. Creemos que con un poco de esfuerzo, casi cualquier persona puede tener acceso a la mayor parte de esta obra. No es necesario saber para querer aprender. Basta estar interesado, tener curiosidad y perseverar un poco.

Muchas personas participaron de alguna forma en la elaboraci�n de esta obra. No hay tarea humana que sea producto de un solo individuo. Mi agradecimiento sincero a todos ellos. Perm�taseme mencionar, sin embargo, a algunos de ellos: Teresa Candela, quien elabor� las ilustraciones; el doctor David Garc�a Barreto, maestro y amigo que hizo sugerencias �tiles; Axel Retif y Mar�a del Carmen Far�as, quienes soportaron mis exabruptos y cuidaron la edici�n.

Mi reconocimiento al Instituto de Fisiolog�a Celular de la Universidad Nacional Aut�noma de M�xico, que me ha provisto de la infraestructura y el ambiente en el cual la ciencia ha sido a�n m�s divertida de lo que ya es.

Inicio[Anteior]Previo[Siguiente]