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4. El interés en la apoptosis comenzó en la década de los setenta y llegó a su culminación hace unos diez años, cuando se empezaron a descubrir genes letales. Pero la preocupación por la muerte celular que ocurre naturalmente, esto es, sin que se la produzca un agente accidental o patológico (quemaduras, tajos, martillazos) apareció hace más de sin siglo. Schleiden y Schwann se ocuparon explícitamente de ella entre 1839 y 1842, y Carl Vogt (1842) la empleó para explicar la muerte de células de la notocorda (una formación embrionaria pasajera) y de ciertas células cartilaginosas. El genial evolucionista August Weismann (1864) se refirió a ella al investigar la muerte celular masiva que observó en las pupas de los insectos, pero no pudo continuar sus estudios porque se enfermó de la vista. Se concentró entonces en su teoría de que hay un plasma inmortal que pasa de una generación celular a la siguiente. Con todo, la primera descripción morfológica de la apoptosis la hizo W. Flemming en 1885 (si bien la llamó "cromatolisis"), en su estudio de la involución de los folículos ováricos. Redescubierta por A. Glucksmann (1951), fue mencionada por F. Macfarlane Burnet (1959) en su "clonal selection theory", porque la encontró responsable del fenómeno llamado de "self-tolerance"; para que ciertas células del sistema inmune no reaccionen contra las propias células y moléculas del cuerpo (Ver Majno, 1995). Peter y Stephanie Clarke (1995) opinan que el tema se fue perdiendo con el surgimiento del inglés como lingua franca o, mejor dicho, porque disminuyó el número de investigadores capaces de leer textos en alemán. De cualquier forma, la idea de que las células mueren por causas naturales (aunque no la llamaron "muerte programada") nunca se extinguió del todo, y volvió a aparecer en los años setenta.

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