Aguascalientes versus Zacatecas

Aguascalientes versus Zacatecas


Aunque Aguascalientes formó parte de Zacatecas desde 1804, no fue sino hasta 1821, al lograrse la independencia, cuando de hecho empezó a hacer vida en común con ella. A partir de entonces se percató de los lazos de dependencia que lo unían con el gobierno de esta provincia. Los reclamos, inconformidades y desobediencias que se empezaron a presentar, no presagiaron en ningún momento la decisión que algunos años después tomaron los ciudadanos aguascalentenses, de pedir su separación de Zacatecas. Tuvo que presentarse una situación nacional propicia para que Aguascalientes tomara la decisión de rebelarse contra Zacatecas. Esta situación fue propiciada por el general Antonio López de Santa Anna, quien desde que retomó las riendas del gobierno de la república, a principios de 1834, hizo patente su determinación de acabar con la experiencia federalista. Uno de los principales impedimentos para lograr sus fines era el grupo de políticos zacatecanos, que desde 1823 se había mostrado como principal promotor y defensor de esta forma de gobierno.

Cuando en septiembre de 1834 el ayuntamiento de Aguascalientes mandó un escrito al gobierno de Zacatecas en el que manifestaba su inconformidad con la redacción del nuevo "Reglamento para el gobierno político y económico de los partidos", se pregunta uno: ¿por qué esperó más de un año para mostrar su inconformidad, si este reglamento había sido publicado y girado por la legislatura desde noviembre del año anterior? ¿No será que el general Santa Anna estaba ya alentando la discordia existente? Es probable.

En enero de 1835 el gobierno dio la orden de desintegrar los cuerpos de milicias, lo que Zacatecas tomó como una declaración de guerra. Estos cuerpos, que se crearon en gran medida para la defensa del gobierno federal, se iban a disolver; ¿qué prueba más fehaciente se necesitaba para saber que el fin del federalismo se acercaba? Todo esto sucedía justo en el momento en que don Francisco García Salinas, Tata Pachito, gobernador de Zacatecas por dos periodos, terminaba el segundo y entregaba el mando a don Manuel González Cossío, hombre bien intencionado pero que no tenía ni el prestigio ni al arrastre de don Francisco. Zacatecas, decidido a jugarse el todo por el todo, desobedeció la orden de desintegrar las milicias y empezó a prepararse para enfrentar al ejército nacional encabezado por el propio presidente de la República.

Fue en esta encrucijada cuando se presentó para Aguascalientes la oportunidad de deslindar su destino del de Zacatecas. Ignoramos si fue un proyecto añorado y meditado por la gente de Aguascalientes, si se aprovechó una situación, o fue fruto de mentes más cavilosas que las de los ilustres aguascalentenses que se ocuparon tan sólo de dar curso a la demanda.

Mientras Santa Anna avanzaba de la capital rumbo a Zacatecas para someter a los insurrectos, en Aguascalientes se ejecutaban los primeros movimientos para fundamentar la demanda. El ayuntamiento, valiéndose de antiguas prácticas, congregó el 22 de marzo a todo el vecindario para exponer la situación por la que se atravesaba y la conveniencia de que Aguascalientes fuese nombrado territorio de la federación. Cuando el l° de mayo llegó Santa Anna a Aguascalientes el ambiente ya estaba preparado para solicitar al caudillo lo que posiblemente él había fraguado: la emancipación de este partido. A su llegada Santa Anna fue recibido "como a nadie se ha recibido después", según el primer historiador de Aguascalientes. Autoridades, clero, pueblo en general, amantes de fiestas y celebraciones, acogieron con júbilo la promesa del presidente: Aguascalientes sería separado de Zacatecas.

El 23 de mayo de 1835 el Congreso General dio un decreto por medio del cual se declaraba territorio de la federación a este partido. La promesa del presidente fue cumplida, pero un decreto no era suficiente para asegurar su emancipación ya que en cualquier momento podía ser derogado. Para asegurarla las autoridades de Aguascalientes tuvieron que efectuar una larga tramitación ante el Congreso de la Unión, buscar apoyos, demostrar que poseía fondos suficientes para mantener su administración y formar un expediente sobre sus diferencias con Zacatecas. Alegaron: el envanecimiento de ese real cuando fue nombrada capital de la intendencia, que el interés que mostraba Zacatecas por Aguascalientes tan sólo era por sus granos y productos fabriles, que el tiempo mas feliz que vivió ese partido fue cuando estuvo sujeto a Guadalajara.

En octubre de 1835, en una carta enviada a Carlos María Bustamante para que apoyara en el Congreso la separación de Aguascalientes, se dijo:

En alguna forma la separación de Aguascalientes fue lograda fácilmente. De hecho desde el día 2 de mayo, en que se pronunciaron el ayuntamiento y el vecindario en favor de su emancipación, Aguascalientes empezó a disfrutar su autonomía. En cambio no fue tan fácil conservarla: en varias ocasiones estuvo a punto de perderla, como sucedió en 1847. Legalmente no quedó afianzada hasta que se incluyó en la Constitución de 1857 como uno de los 23 estados que constituían en aquel entonces la República Mexicana.


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