ONHUALCO, PALABRA, LETRA A LETRA, geograf�a vocal cuyo ritmo podr�a semejar el primer verso de un poema n�huatl recogido por el padre Garibay, significa historiogr�ficamente la representaci�n imaginaria tolteca de la configuraci�n de las tierras costeras de un largo litoral, entre las que se encuentra Campeche. As�, de tan remota imagen, se comprende la noticia de algunos cientos de inmigrantes que llegaron a poner pie en aquel territorio. Del testimonio escrito por el padre Torquemada surge el mito, en los devotos del Quetzalc�atl del altiplano, de que bajo el amparo de las voces ocultas de sus deidades despoblaron la tierra habitada para sobrevivir en la naturaleza y superar su aniquilamiento; viajaron unos al Norte y otros al Oriente, donde poblaron Campeche y Guatemala.
La cultura maya tiene una recia unidad -que no es posible fracturar en su contexto- por todo aquello que se refiere a origen, evoluci�n y decadencia; as�, tampoco se le puede separar del vasto espacio geogr�fico enclavado en el Pet�n -tierras altas de Guatemala-, Quintana Roo, Yucat�n, Chiapas, Campeche y Tabasco. En estos lugares, los mayas, como un �rbol de profundas ra�ces, se asentaron, florecieron y dejaron descendientes, mismos que, herederos de los antiguos cacicazgos o provincias existentes, a�os m�s tarde se integraron al territorio arqueol�gico del actual estado de Campeche. El testimonio de especialistas en la materia es impresionante:
Su origen se encuentra en las profundidades del misterio y tambi�n en el misterio permanece la ca�da de su singular y esplendorosa cultura. Mayas los llaman los eruditos, pero entre ellos se conoc�an por otros nombres, en su mayor�a ya perdidos. Durante cerca de quince siglos florecieron en agrestes e inhospitalarias zonas de Mesoam�rica. Entre los a�os 200 y 900 d.C., le dieron forma a una magn�fica civilizaci�n de suntuosas pir�mides y espl�ndidos palacios. Tal periodo cl�sico termin� en repentino colapso. Las ciudades fueron abandonadas, la poblaci�n disminuy� dr�sticamente y la selva cubri� los imponentes monumentos.
Existen numerosos vestigios arqueol�gicos como testimonio de que Campeche estuvo poblado antes del inicio de la era cristiana; destacan objetos cer�micos y restos de construcciones ubicadas en sitios como R�o Bec, Xpuhil y Tixchel. Tampoco podr�a omitirse que los olmecas contribuyeron a la formaci�n de las culturas zapoteca y maya.
Conviene se�alar que todas las construcciones mayas tienen un mismo origen humano y no por ello dejan de presentar desigualdades, no s�lo como consecuencia de los diferentes a�os en que fueron construidas, sino tambi�n por la relaci�n con los diversos caciques o dioses predominantes.
Particularmente, el eminente estudioso de esta regi�n Rom�n Pi�a Chan ha determinado.que la cultura maya se distingue en el lapso conocido como Horizonte Cl�sico (200 a 900 a�os d.C.) por la construcci�n de centros ceremoniales que no siempre tienen el mismo tama�o o estilo, sea por la b�veda de piedras saledizas o un arco falso; la devoci�n por las estelas con inscripciones calend�ricas; la cer�mica pintada en varios colores y el car�cter teocr�tico de su sociedad; la numeraci�n y escritura jerogl�fica, el calendario y las observaciones astron�micas; el desarrollo de las artesan�as y el arte, el comercio intensivo, la religi�n avanzada; estos y otros factores culturales le imprimieron el sello de una verdadera civilizaci�n.
Los cacicazgos que se encontraban en el territorio del estado de Campeche eran conocidos con los nombres de Ah Canul, Can Pech o Ah Kin Pech, Chakamput�n, Tixchel y Acal�n. Ah Canul ten�a como principal poblaci�n a Calkin�, cuyo nombre maya significa cuello del sol. De conformidad con el documento conocido con el nombre de C�dice a Calkin�, la poblaci�n fue fundada por Tzab Canul, quien era el mayor de nueve hermanos del linaje que gobernaba ese cacicazgo; el lugar elegido para su fundaci�n, despu�s de acaecida la destrucci�n de Mayap�n en 1441-1443, fue bajo la sombra de una frondosa ceiba o yaxch�, �rbol sagrado de los mayas; al lugar lo llamaron Tuc-ca'an o rinc�n del cielo, y se encontraba cercano al pozo Halim. Como poblaciones importantes podemos citar: Maxcan�, Opich�n, Halach�, B�cal, Pocboc, Hecelchak�n y Nunkin�.
La nominaci�n del cacicazgo de Can Pech o Ah Kin Pech, con la poblaci�n destacada del mismo nombre, proviene de los vocablos can, serpiente, y pech, garrapata; estas palabras parecen referirse a uno de sus templos construido sobre una plataforma en la que se encontraban diversas esculturas de serpientes con una garrapata en la cabeza, a manera de animales tot�micos; otra versi�n se�ala que significa el Se�or Sol Garrapata. Como lo pronunciaron los espa�oles, Kan Pech, quiere decir: lugar de serpientes y garrapatas; sus poblaciones principales fueron Yaxcab, Samul�, Chin�, Tixbulul (Lerma), Tixmucuy y Hampolol; se considera que su fundaci�n tuvo lugar hacia la tercera centuria de nuestra era. Uno de sus adoratorios estaba erigido en el mar, semejante a un islote, pero cerca de la costa. Respecto a �ste como edificaci�n se ha rese�ado que:
[...] en Campeche hallaron un edificio dentro del mar, cerca de tierra, cuadrado y grabado todo, y que en lo alto estaba un �dolo con dos fieros animales que le com�an las ijadas, y una sierpe larga y gorda de piedra que se tragaba un le�n; y que los animales estaban llenos de sangre de los sacrificios.
Desde luego que esta descripci�n del padre Landa no deja de tener imaginaci�n y es probable que al referirse al le�n, que nunca existi� en la Pen�nsula, quer�a m�s bien describir al jaguar o puma que s� son animales de la regi�n.
En la poblaci�n sucedi� lo siguiente, seg�n D�az del Castillo:
[...] llev�ronos, a unas casas muy grandes, que eran adoratorios de sus �dolos y bien labradas de cal y canto, y ten�an figurando en unas paredes muchos bultos de serpientes y culebras grandes y otras pinturas de �dolos de malas figuras y alrededor de uno como altar, lleno de gotas de sangre, y en otra parte de los �dolos ten�an unos como a manera de se�ales de cruces, y todo pintado, de lo cual nos admiramos como cosa nunca vista ni o�da [ ... ]
La figura de la serpiente estuvo asociada al �dolo que encontraron los espa�oles en el lugar donde se castigaba a los malhechores. Es notoria la predilecci�n de los mayas por la serpiente, especialmente por la de cascabel, y no es fortuito que en alguna ocasi�n se les haya llegado a considerar como el pueblo de la serpiente.
Cacicazgo de Chakarnput�n, que significa s�bana del pac�fico o del hombre tranquilo, con la poblaci�n del mismo nombre y otras importantes como Ulumal, Haltunch�n y Sihochac. Champot�n toma su sitio en el pasado peninsular en virtud de que se le consider� el lugar por donde penetr� la inmigraci�n tolteca o de los itzaes; asimismo se le consider� el sitio por donde se alej� Kukulc�n, habi�ndose erigido un monumento en su costa para perpetuar aquella despedida. Hubo una �poca, dice un cronista espa�ol, que cada d�a sal�an m�s de dos mil canoas a pescar y volv�an cada noche; seguramente debido a ello, en una isla artificial que se encontraba a un cuarto de legua de la costa, hab�a diez o doce gradas en alto sobre la superficie del agua, y sobre ellas una torre considerablemente alta de piedra bien labrada que estaba llena de �dolos. En ese sitio honraban y celebraban a su dios de la pesquer�a; en aquella torre ten�an colgadas muchas cabezas secas de grandes pescados.
El cacicazgo de Tixchel comprend�a el poblado del mismo nombre, el de Chekubul y laguna de T�rminos, entre otros.
Cacicazgo de Acal�n, que significa lugar de canoas y que dicen formaba el mismo con Tixchel, como lo afirma Ignacio Rubio Ma��, se�al�ndose que comprend�a Itzamkanac, donde Cort�s ejecut� a Cuauht�moc; sobre esta comarca conviene agregar que Hern�n Cort�s ofreci� una descripci�n: "[...] estaba rodeada de esteros, y todos los mercaderes de ella sal�an en canoa a la bah�a de T�rminos para sus contrataciones con Xicalango -lugar que han dicho diversos autores que operaba a semejanza de un puerto- y Tabasco". 0 sea, agrega Pi�a Chan, que comprend�a buena parte del drenaje del R�o Candelaria con varios poblados por su ribera y uno de ellos como Itzarnkanac, que se ha interpretado que deriva de Itzam, cuyo significado es lagarto, se sugiere asimismo una relaci�n con la deidad Itzamn� o cielo, que se representaba en forma de un monstruo serpentino con atributos de caim�n. Se ha dicho que en esta regi�n, sin pruebas de conspiraci�n, murieron Cuauht�moc y el se�or de Tacuba, Tetlepanquetzal. Antes del sacrificio fueron inducidos a orar por sus almas bajo el aliento del cl�rigo Juan el Mercenario (28 de febrero de 1526).