Los años de Madera


La panor�mica anterior sobre el cambio econ�mico y social en el periodo del llamado "milagro mexicano" no incluye asuntos de �ndole pol�tico-ideol�gica que ahora conviene revisar brevemente. Los a�os de 1940 a 1960 fueron de un profundo conservadurismo en los gobiernos locales, que no ocultaban su inter�s por apuntalar los negocios de las nuevas �lites urbanas. Un movimiento popular de mediados de los cincuenta, iniciado a ra�z del asesinato de un taxista en la ciudad de Chihuahua, oblig� al gobernador Soto M�ynez a abandonar el cargo. Soto M�ynez hab�a sucedido a Foglio Miramontes en el gobierno local y le hab�a correspondido enfrentar la chispa producida por simpatizantes de la candidatura presidencial del general Miguel Henr�quez Guzm�n, ocurrida en Delicias en la madrugada del 20 de enero de 1954. Un antiguo colono del distrito de riego y presidente municipal entre 1944 y 1945, Emiliano J. Laing, era el l�der de los rebeldes que atacaron el cuartel militar ubicado sobre la carretera panamericana. Muri� v�ctima quiz� de una traici�n, pues los soldados estaban esperando el c�ndido ataque rebelde. A Soto M�ynez tambi�n le correspondi� fundar la Universidad Aut�noma de Chihuahua, en 1954, con base en el viejo Instituto Cient�fico y Literario. Las primeras escuelas fueron las de Medicina, Derecho e Ingenier�a.

El m�dico Jes�s Lozoya concluy� el periodo de Soto M�ynez en 1956. El nuevo gobernador, el senador Te�filo Borunda, un antiguo enemigo de los Quevedo, se signific� por su apoyo a la ganader�a y a la fruticultura, en particular en el oeste y noroeste de la entidad. Una muestra del car�cter de todos estos gobernadores tal vez sea la ca�da de las cifras en lo que respecta al reparto agrario, que conoce uno de sus periodos de menor brillo. La suspensi�n virtual del reparto y los apoyos decididos a la agricultura y la ganader�a privadas alimentaron un malestar social que no estaba previsto en el proyecto de estos gobernantes.


CUADRO VIII.1. Poblaci�n de los principales asentamientos del estado de Chihuahua (1645-1990)

Tabla que muestra la poblaci�n en los principales municipios del estado de Chihuahua entre 1645 y 1990.

FUENTES: Oakah L. Jones, Nueva Vizcaya. Spanish Settlers on the Northern Frontier of New Spain, Norman, University of Oklahoma Press, 1979; Altamirano y Villa, Chihuahua. Textos de su historia, cit., I; Peter Gerhard, M�xico en 1742, M�xico, Porr�a, 1964.


La d�cada de los sesenta, quiz� una de las m�s intensas del presente siglo en el �mbito mundial, reservaba el estallido de un importante movimiento social. Casi 30 000 campesinos invadieron varios ranchos ganaderos alegando el fin de las inafectabilidades decretadas por C�rdenas en 1937; los menonitas tambi�n fueron v�ctimas de amenazas agrarias por parte de grupos campesinos que cre�an que las concesiones otorgadas en los a�os veinte a esos extranjeros fenec�an a mediados de la d�cada de 1960. Los maestros y estudiantes normalistas de Saucillo y Salaices y algunos otros sectores de la burocracia local realizaron varias movilizaciones. El a�o de 1964, en el contexto de una grave baja en el precio del ganado de exportaci�n y de una tremenda crisis algodonera (sobre todo en Delicias), fue particularmente activo. Bajo el influjo de la Revoluci�n cubana, antiguos l�deres sociales y pol�ticos y una nueva generaci�n hallaron campo propicio en las inconformidades sociales acumuladas en los a�os anteriores.

El 23 de septiembre de 1965 ocurri� el asalto armado a Madera. J�venes normalistas y maestros, encabezados por el m�dico Arturo G�miz, atacaron el cuartel militar de esa poblaci�n, que fue fundada gracias a las inversiones extranjeras del porfiriato. Los soldados, como en 1954, repelieron y victimaron a los rebeldes: Miguel Qui�ones Pedroza, Antonio Escobedo Gayt�n, Arturo G�miz Garc�a, Manuel Mart�nez Valdivia, Pablo G�mez Ram�rez, Emilio G�miz Garc�a y Salom�n Gayt�n.

Una de las demandas de los alzados de Madera era precisamente la afectaci�n de los latifundios y su reparto entre los campesinos sin tierra, lo que corrobor� el general L�zaro C�rdenas, enviado por el presidente D�az Ordaz a la zona de conflicto meses despu�s. As� enfrentaba este grupo la pol�tica favorable a la ganader�a y a la explotaci�n forestal de los grandes capitalistas locales. No en balde el sucesor de Giner, el abogado �scar Flores S�nchez, se esmer� en llegar a un acuerdo entre las organizaciones campesinas y los grandes ganaderos (como lo era �l mismo) para finiquitar "el problema agrario". Para 1970 se hab�an firmado ya varios convenios que dejaban a salvo los extensos ranchos ganaderos, favorecidos por el m�todo de calcular la peque�a propiedad en terrenos ganaderos seg�n un �ndice de agostadero que pod�a llegar hasta a 20 hect�reas por cabeza. Con ese �ndice, el propietario pod�a poseer legalmente 5 000 hect�reas. Si a ello se le sumaban los arreglos familiares, el resultado era que a pesar de la reforma agraria las nuevas �lites acaparaban porciones importantes de tierra ganadera. Eso contrastaba con la escasez de agostaderos en los ejidos, lo que llevaba a una divisi�n del trabajo del todo desfavorable a los peque�os productores, que ten�an que criar el ganado en sus primeros meses de vida, justo cuando hay m�s riesgos y cuando el aumento de peso no es tan significativo. El gobierno federal, a trav�s del Departamento de Asuntos Agrarios, respald� la gesti�n de Flores. Sin embargo, las invasiones de tierra continuaron a lo largo del sexenio echeverrista e incluso se prolongaron, con menor intensidad, hasta 1988.

Pero no s�lo se invad�an tierras ganaderas. A los problemas rurales derivados de rezagos y acaparamientos indebidos se sumaron los movimientos populares en las zonas perif�ricas de las ciudades. Era una de las secuelas de la urbanizaci�n acelerada y del empobrecimiento rural. En junio de 1968, en las postrimer�as del gobierno de Giner, 300 familias invadieron varios predios situados al norte de la ciudad de Chihuahua, propiedad de familias adineradas como Laguette, Valenzuela y Pinnoncelly. Organizada por activistas desprendidos del Partido Comunista, encabezados por Rodolfo Ramos Beltr�n, esta invasi�n atrajo en poco tiempo a cientos de familias que acabaron formando la colonia Francisco Villa.

Tal vez por esas tensiones m�ltiples, el presidente Echeverr�a decidi� afectar en 1971 la propiedad de Bosques de Chihuahua para formar el ejido m�s grande del pa�s: el Largo, con 256 000 hect�reas. Los ejidatarios sin embargo quedaron obligados a abastecer de madera a la empresa privada que conserv� las instalaciones industriales.

El 15 de enero de 1972 un asalto simult�neo a tres sucursales bancarias de la ciudad de Chihuahua prob� la rudeza del gobernador Flores S�nchez. Los responsables fueron r�pidamente capturados pero, para sorpresa e indignaci�n de la opini�n p�blica, aparecieron muertos poco despu�s. Estos j�venes eran herederos de la vertiente radical derivada del asalto a Madera y reforzada despu�s de la masacre estudiantil del 2 de octubre de 1968.

La protesta por el asesinato de los tres asaltantes de los bancos creci� y atrajo a gran n�mero de grupos. El movimiento culmin� el 28 de enero siguiente con la formaci�n del Comit� de Defensa Popular (CDP), que fungir�a como centro coordinador y aglutinador de organizaciones diversas, como la colonia Francisco Villa, el Movimiento Sindical Ferrocarrilero, el Sindicato de la Universidad, el sindicato de Aceros de Chihuahua, el Frente Aut�ntico del Trabajo, la secci�n 25 del Sindicato de Electricistas, el Movimiento Revolucionario del Magisterio y el Consejo Estudiantil de Lucha. El CDP mantuvo ese car�cter hasta 1974, cuando qued� reducido al movimiento de la colonia Francisco Villa.


Índice generalAnteriorÍndice de capítuloSiguiente