La represión


El gobierno maderista del estado empez� el a�o de 1912 decretando la suspensi�n de garant�as, de manera que para febrero ya eran fusilados varios rebeldes, mientras que a los ayuntamientos sure�os se les cambiaba a discreci�n del gobernador Manuel Medina Gardu�o. En abril de 1912 penetran fuerzas de los zapatistas Genovevo de la O y Francisco Pacheco, organizando la rebeli�n en la zona de Malinalco, Ixtapan y Tenancingo. Para entonces se hab�an levantado, en Malinalco, Luciano Sol�s; en Jalmolonga, Carmen Piza�a; en Temascaltepec, Amado Zarza; en el Platanar, Jes�s Garc�a; en Tonatico, Domitilo Ayala; en Tenancingo, los Zamora, y en San Sebasti�n, Ignacio Fuentes. Varios de �stos y otros guerrilleros se sujetan a los generales zapatistas, pero algunos contin�an sobre la l�nea del bandolerismo. Contra ellos hay orden de Emiliano Zapata para desarmarlos y someterlos.

La ofensiva zapatista siembra el p�nico y, a instancias del gobernador Medina Gardu�o, a mediados del mismo agosto la Federaci�n refuerza la entidad y comisiona al general Ricardo Trujillo para que reemprenda la "pacificaci�n", que resulta punto menos que imposible, pues la guerrilla se multiplica. Sin embargo, los federales penetran en octubre de 1912 y en algunas partes el incendio deja huella de su paso, aunque en otras, como en Agua Blanca, sufren descalabros. Mientras ard�a el sur, en noviembre de 1912, el noroeste del estado se convulsionaba pavorosamente debido a fuertes temblores que en Acambay y Temascalcingo cobraron numerosas muertes y da�os. No pareci� sino que la tierra se un�a al sacudimiento social, tratando de sepultar una �poca y edificar otra.


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