Naci� en Tepic, en el seno de una vieja familia local que por muchos a�os particip� en la vida comercial y pol�tica de la ciudad. Muy joven, estudi� en Jacona y Zamora, peque�as ciudades gemelas de Michoac�n, famosas en aquel entonces por sus buenos colegios. Adolescente regres� a Tepic y trabaj� un tiempo como empleado de comercio, pero desde muy temprano lo hab�a picado la ara�a de la literatura y le gustaba escribir versos y cuentos. Consigui� el tiempo para escribir en los oficios de profesor, periodista y diplom�tico, desplegados en Mazatl�n, M�xico, Par�s, Madrid y Montevideo. Cuando muri�, a los 49 a�os, era muy famoso en M�xico y en todo el mundo de habla castellana.
Hasta la fecha, algunas personas se creen muy listas al despreciar a un poeta y escritor muy estimable. Muchachos y muchachas que no saben de estos pleitos de escritores envidiosos siguen copiando los versos de Amado Nervo para hacer creer a su amada o a su amado que son de ellos. Y eso es lo m�s importante. De sus obras po�ticas destacan Perlas negras y m�sticas, Serenidad, La amada inm�vil. Escribi� cuentos, novelas, art�culos, estudios literarios y un excelente libro sobre sor Juana, en el cual dice:
En este libro, casi nada es propio:
Con ajenos pensares pienso y vibro y as�, por ser m�o, y por acopio. De tantas excelencias que en �l copio este libro es quiz� mi mejor libro. |
Se le llam� pobre, pobre poeta, pobre de l�xico; y no vieron que su pobreza era simplicidad, sencillez, sobriedad.
En las ceremonias escolares, los ni�os de ense�anza primaria recitan sus poemas patri�ticos, como La raza de bronce y Los Ni�os H�roes, pero Amado Nervo no tiene la culpa si los ni�os se aburren a veces en las escuelas. Una poes�a aprendida a fuerza se reza como una tabla de multiplicaci�n, y es lo mismo de aburrido. La culpa no la tiene el poeta, quien se acordaba del Tepic de su ni�ez.
Amapolitas doradas
de los llanos de Tepic. Si no est�n enamoradas enam�rense de mí. |
El poeta era tambi�n buen periodista y se interesaba por la realidad:
DOS PUERTOS
La Prensa ha hablado �ltimamente de que el Gobierno har� que se emprendan
algunas obras en el puerto de San Blas, y ha vuelto con este motivo la esperanza
en el �nimo contristado de los habitantes de esa regi�n del Pac�fico tan hermosa,
tan abundante en recursos y tan olvidada por el Centro.
En un tiempo, San Blas fue puerto y de altura; la geograf�a de M�xico
lo se�ala con dos anclas entrecruzadas, y los vecinos viejos de la poblaci�n
recuerdan que los buques de regular calado pod�an fondear en el pozo, especie
de estero abrigado y tranquilo, donde estaban a salvo de todo riesgo.
Hoy, apenas los pailebots ligeros (y eso que los hay hasta de cinco toneladas
y a�n de menos) pueden ampararse en ese golfo tranquilo durante la estaci�n
de los chubascos. Los pailebots de alg�n calado y los vapores, por peque�os
que sean, vense obligados a fondear a m�s de una milla de la costa; la bah�a
se ha azolvado por completo y en la puntilla, especie de cabo que limita
en una parte la bah�a, hay bancos de arena en los que se originan rompientes
continuas que desquebrajan pangos y botes que es un contento.
El horror que inspira la puntilla es tal, que hay pasajeros que prefieren
hacer por tierra el camino de Tepic a Mazatl�n, viajando cuatro noches en
diligencia, con tal de evitar el inminente peligro de una ba�ada que, siendo
c�mica a veces, suele a las veces ser tr�gica.
Naturalmente, los comerciantes ven a cada paso perderse o averiarse sus
mercanc�as, merced a esa rompiente malhadada, y los vapores de gran calado
se alejan m�s cada d�a de la sirte, que fue puerto.
All� en un tiempo cuando Dios quer�a.
En semejantes condiciones �qu� extra�o es que el tr�fico se vuelve m�s
y m�s an�mico en San Blas?
Tal sucede, y ese puerto, de inmenso porvenir, que pudiera servir de v�a
de exportaci�n para numerosos productos, pasa miserablemente.
En tanto que Veracruz, Tampico y a�n los peque�os puertos de r�o de Veracruz,
progresan r�pidamente, los puertos del Pac�fico viven con el recuerdo de
sus antiguas bonanzas... nost�lgicos de aquellos tiempos en que se abrigaban
en sus bah�as las grandes expediciones.
Recuerdo que cuando yo viv�a en el campo conoc� a un viejo vaquero, socarr�n
y vivaracho, llamado Pedro.
�ste, cuando llegaba retardado en pos del rancho y no se le serv�a pronto,
exclamaba:
Patrona, pues qu� �no hay Dios para Pedro?
Para San Blas y Mazatl�n no hay Dios, por ahora.
Hasta Coatzacoalcos tiene su draga que lleva nombre ingl�s por m�s se�as
(Majestic). En Tampico, tras el ferrocarril, vino el muelle fiscal; en Veracruz
se emprenden obras costosas. En Mazatl�n, en cambio, no se ha podido renovar
el malec�n de las Olas Altas para impedir las repetidas irrupciones del
elemento, y los vecinos sue�an m�sticamente con un puerto abrigado y con
un ferrocarril, merced a los cuales Mazatl�n reconquistar�a en breve su
hegemon�a mar�tima en el Pac�fico.
Para San Blas y Mazatl�n no hay Dios, por ahora.
En San Blas ya no piden queso... se contentar�an con una vieja draguita
barrendera que impidiese que bien pronto dejen de fondear... o de desfondearse
ah� los vapores de la Mala... [Obras Completas; I (art�culos), 1896].