Termin� la etapa revolucionaria, termin� la revoluci�n pol�tica, la que decidieron e hicieron los hombres. Empieza una revoluci�n no menos importante, m�s profunda, que no depende directamente de la voluntad de los pol�ticos porque arrastra no solamente a todo el pa�s, sino al mundo entero. Empez� en Inglaterra en el siglo XVIII,
arroll� a Europa en el siglo XIX
y a los Estados Unidos al mismo tiempo; lleg� a M�xico en tiempos de don Porfirio pero sacude y remodela nuestro pa�s de 1940 en adelante. Es la gran revoluci�n moderna, industrial, cient�fica, demogr�fica, que mueve hoy al mundo entero. Se llama maquinaria, electricidad, fertilizantes, carros, aviones, televisi�n, transistor, antibi�ticos, p�ldora, computadoras.
De 1940 a 1990 M�xico brinca de 20 a 81 millones de habitantes y Nayarit de 200 000 a 824 000, o sea, una multiplicaci�n fant�stica de los hombres. Donde viv�an dos personas, viven ahora ocho. Por eso crecen las ciudades, desaparecen los bosques, se extienden las superficies cultivadas. Un v�rtigo de crecimiento nos lleva; nos lleva tan r�pido que lo controlamos muy mal, y a veces no lo controlamos para nada. Vivimos una gran revoluci�n, un cambio brutal y total, comparable al que vivieron nuestros antepasados prehist�ricos cuando se convirtieron de cazadores vagabundos en agricultores sedentarios.
Esa revoluci�n en Nayarit es posterior a 1945. Un factor fue decisivo: la construcci�n de la carretera Guadalajara-Tepic-Mazatl�n-Nogales. De repente Nayarit se abri� al pa�s y al mundo. En esos a�os cincuenta la poblaci�n de Tepic se duplic�, se abrieron las avenidas M�xico y Allende (con la destrucci�n de muchas casas hermosas), se instalaron industrias nacionales y extranjeras. En unos pocos a�os, Tepic dej� de ser una peque�a ciudad hermosa, con ambiente colonial, �rboles frondosos y huertas familiares. Se prohibi� que "las vacas durmieran a media calle y se limpiara ma�z en las aceras". Se transform� en centro urbano moderno con todo el dinamismo, las ventajas y las desventajas que eso significa: ruido, contaminaci�n, fealdad, especulaci�n, destrucci�n, anarqu�a, ciudades perdidas.
Lo que le pas� a la capital le pas� al estado. Gilberto Flores Mu�oz, al mismo tiempo que tumbaba manzanas en Tepic, cubri� al estado de carreteras que completaban la carretera internacional. Pueblos que hasta entonces distaban de Tepic d�as u horas, se encontraron a unas horas, unos minutos de la capital. Los productos que en 1945 llegaban al mercado a lomo de burro o de hombre, llegaron en trocas y tr�ileres. La revoluci�n de los transportes contribuy� mucho a transformar la sociedad, movilizando a los hombres y a los productos.
La central camionera, con sus decenas de compa��as, con llegada y salida de cientos de camiones, es el s�mbolo de la nueva etapa. El crecimiento de la ciudad provoc� el crecimiento de todos los negocios. En 1960 el centro de Tepic ten�a 15 hoteles, 100 tiendas de importancia, 57 restaurantes y 45 loncher�as, 29 peluquer�as, etc. De todo el estado la gente viene a hacer sus compras, ya que viajar a la ciudad es una cosa muy f�cil. Viene tambi�n a quedarse porque la gran ciudad (17 000 habitantes en 1940, 140 000 en 1980, 220 000 en 1990) atrae a la gente del campo como la luz atrae a las palomitas.