Revuelta de la Noria


En las elecciones para presidente de la Rep�blica, el 25 de junio de 1871, contendieron Ju�rez, Lerdo y D�az. Los comicios fueron fraudulentos y favorecieron a Ju�rez, que se perpetuaba en el poder.

Esto estaba previsto y, desde algunos meses antes, D�az empez� a organizar una revuelta. El 2 de mayo se hab�a sublevado en contra de Ju�rez el coronel M�ximo Molina con la guarnici�n de Tampico; pero S�stenes Rocha, Jos� Ceballos y Di�doro Corella lograron someterla el 11 de junio. Jer�nimo Trevi�o se levant� en armas en Monterrey de acuerdo con Porfirio D�az, a fin de distraer al gobierno federal hacia el noreste y poder actuar �l en Oaxaca donde firm� el Plan de la Noria el 9 de noviembre. Este documento conclu�a: "[...] que ning�n ciudadano se imponga y perpet�e en el poder y �sta ser� la �ltima revoluci�n", reflexi�n que habr�a de olvidar D�az a�os m�s tarde.

Trevi�o, al desconocer a Ju�rez, declar� que la rebeli�n era constitucionalista; que sostendr�a las leyes y que la acaudillar�a Porfirio D�az. Actuando como general en jefe del Ej�rcito del Norte y apoyado por Francisco Naranjo, Ignacio y Pedro Mart�nez, Juan E. Guerra, el ex imperialista Juli�n Quiroga y otros, Trevi�o se apoder� de Saltillo el 5 de diciembre. All� se le uni� Donato Guerra, pronunciado en Zacatecas. En febrero de 1872 el gobierno destac� a S�stenes Rocha para combatirlos. Ante su avance, los pronunciados norte�os desistieron de marchar sobre Guanajuato, pero Rocha los alcanz� el 2 de marzo en la Bufa, en Zacatecas. Derrotados, continuaron en campa�a por diversos rumbos, siempre con Trevi�o como jefe.

Las fuerzas federales de Di�doro Corella pudieron llegar a Saltillo el 28 de mayo y avanzaron sobre Monterrey, donde Trevi�o, con 3 500 hombres, estaba en posesi�n del cerro del Obispado. Corella lo sac� a campo abierto moviliz�ndose hacia el norte de la ciudad, en San Bernab� del Topo Chico. El d�a 30 sostuvieron all� m�s de dos horas de combate. La carga al sable de la caballer�a de Cepeda y la del batall�n de Revueltas a la bayoneta fueron decisivas. Trevi�o y Quiroga se retiraron dejando en poder de las tropas del gobierno ocho piezas de artiller�a y 500 prisioneros.


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