En los a�os treinta se advirtieron nuevas expresiones de progreso urbano. La ampliaci�n de las avenidas Morelos, Zaragoza, Venustiano Carranza y otras marcaron esta renovaci�n. La conclusi�n del palacio de gobierno y de otros edificios destinados a escuelas, mercados y hoteles, dieron a Monterrey nueva fisonom�a.
Pero lo que vino a transformarla indudablemente y a salvarla del riesgo de las inundaciones, fue la canalizaci�n del r�o Santa Catarina, realizada por el gobernador Ignacio Morones Prieto en 1949-1952. Esta enorme obra rescat� para la ciudad 850 000 m2 de terreno, de los cuales la mitad fue destinada para avenidas, 110 000 a jardines y el resto se constituy� en patrimonio universitario.
La estad�stica demogr�fica de 1960 registr� para Nuevo Le�n 1 083 200 habitantes. Monterrey, mientras tanto, hab�a casi duplicado los de 10 a�os antes y contaba con 615 000. Este crecimiento trajo consigo serios problemas, tales como la invasi�n de la propiedad y la aparici�n de cinturones de miseria, carentes de servicios, aun de los m�s elementales. La ciudad rebas�, en los inicios de 1970, los 850 000 habitantes (m�s de la mitad de los que ten�a entonces Nuevo Le�n: 1 694 000).
La Ley de Condominio, promulgada durante el r�gimen de Ra�l Rangel Fr�as en la d�cada de los cincuenta, propici� el crecimiento vertical de Monterrey. El Condominio Acero y los Apartamentos Constituci�n fueron los primeros frutos. El ensanchamiento de las avenidas Pino Su�rez, San Jer�nimo, Juan Ignacio Ram�n y Ju�rez y la prolongaci�n de las de Cuauht�moc y Gonzalitos hacia el norte, se hicieron indispensables. Fue abierta la avenida Constituci�n en la ribera norte del r�o y m�s tarde la de Morones Prieto en la margen sur, que vinieron a dar fluidez al cada vez m�s intenso tr�fico.