La "misi�n" era una pr�ctica y una instituci�n por la Iglesia cat�lica desde siglos antes, que consist�a en establecer una peque�a comunidad de cristianos en un pa�s de no creyentes, con objeto de predicar el Evangelio y que los habitantes aceptaran el catolicismo. En la nueva Espa�a se us� como medio de evangelizaci�n y de denominaci�n de los indios semin�madas; los religiosos franciscanos la hab�an ensayado, a mediados del siglo XVI,
entre los chichimecas, nombre que daban los espa�oles a los indios semin�madas que habitaban al norte de Mesoam�rica. El trabajo de los frailes fue eficaz y en menos de 50 a�os hab�an logrado reducir a la obediencia al gobierno espa�ol a los chichimecas que habitaban vastos territorios en los actuales estados de Quer�taro, Guanajuato, Aguascalientes y Zacatecas. Tan eficiente result� el m�todo misional que el gobierno espa�ol lo emple�, y casi siempre con �xito, durante toda la �poca colonial en la mayor parte de las provincias de la frontera norte de la Nueva Espa�a.
Vimos en el cap�tulo anterior los continuos fracasos de los espa�oles en su intento por dominar a los indios cahitas por medios militares. As�, en 1589 el entonces gobernador de Nueva Vizcaya, Rodrigo del R�o Loza, decidi� llevar a cabo la conquista de la provincia de Sinaloa por medio de la misi�n, para lo que solicit� al virrey y al superior provincial de la Compa��a de Jes�s que enviaran religiosos a evangelizar a los cahitas. La solicitud fue aceptada y el 6 de julio de 1591 llegaron a la villa de San Felipe y Santiago los religiosos Mart�n P�rez y Gonzalo de Tapia a iniciar esta tarea y, con ella, una nueva etapa en la historia de Sinaloa.
De las �rdenes religiosas que en Nueva Espa�a se encargaron de la evangelizaci�n de los ind�genas, la �ltima en establecerse fue la Compa��a de Jes�s, a cuyos miembros se les llama jesuitas. Llegaron a la ciudad de M�xico en 1572 para dedicarse a la educaci�n de los j�venes espa�oles, que fue su principal actividad en todo el territorio colonial. Pero tambi�n deb�an trabajar en la evangelizaci�n de los indios, por lo que aceptaron el llamado del gobernador Del R�o Loza y vinieron a Sinaloa. Los jesuitas atendieron a varios grupos de misiones en territorios sinaloenses. El primero y m�s importante fue el llamado misi�n de Sinaloa, pero tambi�n fundaron otros grupos en la provincia de Durango para la evangelizaci�n de acaxees y xiximes, que al extenderse hacia el poniente ocuparon territorios de lo que hoy es el estado de Sinaloa. Estos grupos fueron el de Santa Cruz de Topia, San Andr�s de Acaxees y misi�n de Xiximes, que se localizaron en la parte serrana de la entonces provincia de Culiac�n. La historia de la misi�n de Sinaloa es singular por las circunstancias a que nos referiremos y de ella nos ocuparemos en primer t�rmino, para ver posteriormente las misiones de Culiac�n.