POCOS escritores han conjugado la condición de pensador con la de estilista del lenguaje como José Enrique Rodó. Nacido en Montevideo, Uruguay, en 1871, Rodó es considerado el más grande maestro de la prosa modernista de Hispanoamérica. Su biografía es una pintura consagrada a la labor intelectual. Salvo dos o tres amores platónicos, Rodó jamás contrajo matrimonio y se consagró a la lectura —sano vicio que adquirió desde niño en la biblioteca de su padre— y a la cuidadosa redacción de sus más íntimas preocupaciones. Murió en el hospital San Saverio, en Palermo, el 30 de abril de 1917.

Pensador y humanista, en El mirador de Próspero muestra su diversidad intelectual y apunta sus dotes de polígrafo, mientras que en el breve volumen biográfico Hombres de América rinde homenaje a tres señoras figuras del continente americano: Simón Bolívar, el héroe mitológico; el polemista Juan Montalvo, y la primera figura de las letras americanas, Rubén Darío. Sin embargo sus obras fundamentales son Ariel y los Motivos de Proteo. En la primera, Rodó expone un ensayo moral que deslinda la oposición entre el materialismo utilitario y el espíritu humano. Al hacerlo, realiza un texto que fundamenta la naturaleza misma de la democracia.

FONDO 2000 presenta aquí una selección de los Motivos de Proteo —quizá la obra más ambiciosa de este célebre autor uruguayo— donde realiza un magisterio que guía y alienta la vocación individual. Más de una generación de lectores se volvieron seguidores de Rodó y no niegan su filiación al espíritu hondamente americano y profundamente social que encierran estos párrafos. En palabras del propio Rodó, los "Motivos de Proteo es un libro en perpetuo 'devenir', un libro abierto sobre una perspectiva indefinida". De aquí que, aunque se recomienda la lectura del libro en su totalidad, la presente selección honra las letras y forma homenaje a uno de los más celebrados intelectuales hispanoamericanos.

Quizá la mejor manera de rendirle un homenaje al cumplirse su centenario luctuoso sea precisamente leyendo algunos de sus párrafos más personales. En estas páginas, el lector no encontrará pasajes de nuestra historia escritos a partir de testimonios ajenos, sino la crónica autobiográfica de un intelectual y político mexicano que llegó a ser considerado por sus coetáneos como un patriota, distinguido por su inteligencia y honestidad.