VIDA Y MILAGROS DE MONTILLA

Jácara
EN CASA de las sardinas
en un almario de azotes,
que en las galeras de España
una apellidan San Jorge,
donde el capitán Correa
da mal rato con su nombre,
excusando en los alfaques
los corcovos del galope,
cuando a la prima rendida
pasan diez y molan once,
dando música a las chinches,
que se ceban y le comen;
harto de vino y remar,
devanado en un capote,
que, remolino de jerga,
si no le acuesta, le sorbe,
Montilla, que en primer banco
arrempuja el primer gonce
al escritorio de chusma,
al vasar de los ladrones,
tocando con la cadena
la jacarandina a coces,
y punteando a palmadas
con los dedos en el roble,
imitando con la voz,
cuando se despega, al odre,
dijo con mucha tajada
y en un falsete de arrope:
"Quien tiene vergüenza, vele;
y quien no la tiene, ronque:
que a ningún sueño de bien
se le permite que sople.
"Ponce se llamó mi padre,
y los muchachos lo Ponce
lo juntaron a Pilatos,
echándolo yo a Leones.
"Fue tabernero en Sevilla;
las sedes se lo perdonen,
pues medió lluvias morenas
con apellido de aloque.
"En naciendo, me incliné
a ser portero de cofres,
llavero de cerraduras,
de bolsas y joyas corte.
"Gorjeando yo en la cuna
me temblaban los ratones,
y, en oyéndome, se daban
a los demonios los gozques.
"Di en guardarropa de otros,
llevándome muchos hombres
por mozo de garabato,
de balcones en balcones.
"Entrábamos yo y el fresco
por las ventanas de noche:
él, a guardarles el sueño;
yo, a guardarles los calzones.
"Acuérdome que, en Madrid,
el libro de Acuerdo entonces
me dio, por falta de edad,
sin el borrico unos golpes.
"Partíme para Toledo,
con asomo de bigotes,
en donde, pidiendo capas,
era muy bellaco pobre.
"Huyendo de los corchetes,
por gustar más de botones,
fui a Consuegra, y me trató
como a su yerno su nombre,
"Tropecé con el tintero:
di que hacer a los ringlones;
hubo el este que declara,
y más vistas que en un monte,
"Hiciéronme el susodicho,
y tras este que depone,
por su pie se vino el fallo,
acompañado de conques.
"Debajo de la camisa
me vistieron dos jubones:
el traje que más mal talle
hace a caballo en el orbe.
"Echáronme por seis años
la condenación salobre;
pasóse en un santiamén,
que es la cosa que más corre,
"Muy remachado de barba
salí de los eslabones.
A Granada enderecé
las uñaradas y el trote.
"Quitándoles dos borricos,
desasné cuatro pastores;
con borlas los disfracé
en la recua de Villodres.
"Llegamos a la ciudad,
con sus arres y mis joes;
campamos de mercaderes;
acreditábanos Roque.
"En el mesón de la Luna,
entrando de fuera un coche,
gané un talego y dos líos,
que me vinieron de molde.
"Halléme en la faldriquera
de un bendito sacerdote
estando tomando cartas,
un burujón de doblones.
"Corrí joyas, y decía,
por disimular, a voces:
'¡Tengan al ladrón!' yo mismo,
con su '¡Justicia, señores!'.
"En dar chirlos a maletas
en posadas y mesones,
gasté catorce navajas;
pero pagáronme el coste.
"En las comedias traía
dos chiquillas de a catorce,
que cada tarde agarraban
con virillas dos alcorques.
"Repartía los meninos,
a quien llamamos hurones,
en todas las apreturas,
a dar tientos con buen orden.
"Junté diferentes muebles,
y en el carro de Antón Monje,
a la villa de Madrid
encomendé mis talones.
"Topé con Mari Corvino
en la venta de Jaloque,
oreando unos pencazos
en medio de dos pringones.
"Por decir '¿Adónde va
mi querido?', equivocóse,
y me dijo 'miz querido';
hubo risa y el 'Perdone'.
"Atisbóme lo fundado,
y con mi bulto añusgóse,
desapareciendo pollos
en cas de los labradores.
"Curaba de mal de madre
con emplastos de cerote,
y acomodaba, de paso,
descuidos de lienzo y cobre.
"Llegamos a Babilonia
un miércoles por la noche
tendí raspa en el mesón
de Catalina de Torres.
"Andaba de mosca muerta,
aturdido de faciones,
con sotanilla y manteo
el carduzador Onofre.
"Introdújome en caleta
con cartas de no sé dónde
o el achaque daba lumbre,
o cobraba dellas portes.
"Por hermano de la chanza
zampaba en los bodegones,
y era juez entregador
de fulleros y de flores.
"Gradué de esportilleros
al Tiñoso y a Perote,
y hacia el nido se perdieron
con seis talegos de un conde.
"Tuve dos mozos de silla
por noticia y avizores
de la entrada de las casas,
puertas, ventanas y esconces.
"Con las mozas de fregar
anduve siempre de amores,
porque a sus amos perdiesen
lo que más guardan y esconden.
"En la Puente Toledana
yo y otros dos cobradores
recibimos un presente
de perniles y capones.
"Vendí parte a un despensero,
que dio cuenta a los señores;
y estando comiendo dos,
con salsilla de limones,
alguaciles y corchetes
nos acedaron los postres,
llevándome a digerillos
a la troj de los buscones.
"Reconocióme un portero,
y el procesado enojóse,
y juntáronme las causas
el papel y los cañones.
"Granizó el diablo testigos
de lo que ni ven ni oyen;
pusiéronme en el caballo
de las malas confesiones,
"Andaba el 'Di la verdad',
entre cuerdas y garrotes,
yo, en el valor y el negar,
fui doce pares y nones.
"Mas, por materia de estado,
que a mí se me volvió podre,
doscientos, y diez de remo,
me cantaron los pregones,
"Dicen que lo manda el rey;
no lo creo, aunque me ahorquen;
que no le he visto en mi vida,
ni pienso que me conoce.
"La sala es algo enfermiza
de espaldas y de cogotes:
más quiero alcoba y iglesia
que sala con relatores."