De tiempo a espacio

NACISTE desde el fondo de la noche, 
del sueño donde el tiempo comienza a ser raíz 
y la mirada sólo tibio aire, 
cuándo aún no era ojo, sino apenas un viento suave, 
un aroma erigido sin mano que lo toque. 

Eras la flor ahogada flotando sobre el cuerpo 
en nuestro amanecer hacia la luz; 
destrozabas la noche con tus ojos, 
hundida en mi desnudo 
tal un vivo rumor de brisa que al oído 
volcara la virtud de su marea, 
y mi aliento en tu savia navegaba, 
y tu voz en mi pulso se moría 
como sombra de ave agonizante, 
transformando mi cuerpo en sueño tuyo, 
en vivo espejo abandonado 
o silencio que cruza los espacios.

Índice Anterior Siguiente