A tu voz

ERÍGESE tu voz en mis sentidos 
tornándose en mi cuerpo sueño helado, 
y me miro entre espejos congelado, 
y mis labios en sombra doloridos. 

Cuando hablo, mi dolor a ti se vierte, 
cálida flor de ceniciento aroma, 
y tu voz a mis labios ya no asoma 
sino en duro temor de viva muerte. 

Porque tu sueño en mí su voz levanta, 
y enemigo de luz y de sonido
destroza la palabra en mi garganta; 

así al fin en tinieblas alojado, 
ciego de ti, tal un árbol vencido 
flota mi cuerpo entre tu voz ahogado.

Índice Anterior Siguiente