GUSTAVO ADOLFO B�CQUER, el rom�ntico por excelencia, el �ltimo recurso de los enamorados, naci� en Sevilla (con el nombre de Gustavo Adolfo Dom�nguez Bastida) en 1836, para entrar en una vida de grandes pasiones que dur� s�lo treinta y cuatro a�os.

Incapaz de llevar una rutina pr�ctica, B�cquer pas� de un trabajo al siguiente con poco �xito: fue censor de novelas (puesto que ocup� por las necesidades familiares), dramaturgo con escasa vocaci�n y cr�tico literario, en un intento por alejarse de la vida period�stica y los cargos burocr�ticos, que despreciaba.

Aunque poco se sabe de su biograf�a, se cree que escribi� la primera de las Rimas en 1859, y la mayor parte de ellas entre 1860 y 1861, a ra�z de su gran romance con Elisa, y luego, de su rompimiento con �sta. Otros nombres, como los de las hermanas Julia y Josefina Esp�n, y el de Casta, se mencionan tambi�n, por ser mujeres que inspiraban los versos amorosos de B�cquer.

La imaginaci�n desbordada de B�cquer, su sencillez y espontaneidad lo convirtieron en uno de los m�s c�lebres rom�nticos. Fue B�cquer el precursor del movimiento moderno en Espa�a y uno de los primeros simbolistas; a partir del trabajo de poetas como �l, los contempor�neos se valieron del s�mbolo y no del significado recto de las palabras, bas�ndose adem�s en gran medida en la poes�a popular, cuya valorizaci�n es parte fundamental del movimiento rom�ntico. La sencillez que se reconoce en la poes�a de B�cquer nace en realidad, de un intenso trabajo en la b�squeda de las palabras, de un total dominio del lenguaje y de los vericuetos de la m�trica.

Autor de leyendas y narraciones en prosa, art�culos de confesi�n personal y de costumbres, y de pocas obras teatrales, B�cquer es recordado siempre por sus Rimas, entre las que se encuentra aquella hermosa definici�n de la poes�a y muchos otros versos amorosos, reunidos ahora por FONDO 2000.

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