Salen Do�a Lorenza, y Cristina, su criada, y Ortigosa, su vecina.
LORENZA
.Milagro ha sido �ste, se�ora
Ortigosa, el no haber dado la vuelta a la
llave mi duelo, mi yugo y mi deseparaci�n;
�ste es el primero d�a, despu�s que me
cas� con �l, que hablo con persona de
fuera de casa; que fuera le vea yo desta vida
a �l y a quien con �l me cas�.
ORTIGOSA
.Ande, mi se�ora do�a Lorenza,
no se queje tanto; que con una caldera
vieja se compra otra nueva.
LORENZA
.Y aun con esos y otros semejantes
villancicos o refranes me enga�aron
a m�; que malditos sean sus dineros,
fuera de las cruces; malditas sus joyas,
malditas sus galas, y maldito todo todo
cuanto me da y promete. �De qu� me sirve
a m� todo aquesto, si en mitad de la riqueza estoy pobre,
y en medio de la abundancia, con hambre?
CRISTINA
.En verdad, se�ora t�a, que tienes raz�n;
que m�s quisiera yo andar con un trapo atr�s
y otro adelante, y tener un marido mozo, que
verme casada y enlodada con ese viejo podrido
que tomaste por esposo.
LORENZA
.�Yo le tom�, sobrina? A la fe, di�mele
quien pudo; y yo, como muchacha, fui m�s
presta al obedecer que al contradecir; pero, si yo
tuviera tanta experiencia destas cosas, antes me
tarazara la lengua con los dientes que pronunciar
aquel s�, que se pronuncia con dos letras y da que
llorar dos mil a�os: pero yo imagino que no fue
ore cosa sino que hab�a de ser �sta, y que, las que
han de suceder forzosamente, no hay prevenci�n
ni diligencia humana que las prevenga.
CRISTINA
.�Jes�s, y del mal viejo! Toda la noche:
"Daca el orinal, toma el orinal; lev�ntate, Cristinica,
y cali�ntame unos pa�os, que me muero de la ijada;
dame aquellos juncos, que me fatiga la piedra".
Con m�s ung�entos y medicinas en el aposento
que si fuera una botica; y yo, que apenas s�
vestirme, tengo de servirle de enfermera. �Pux,
pux, pux, viejo clueco, tan potroso como celoso,
y el m�s celoso del mundo!
LORENZA
.Dice la verdad mi sobrina.
CRISTINA
.�Pluguiera a Dios que nunca yo la dijera en esto!
ORTIGOSA
.Ahora bien, se�ora do�a Lorenza;
vuestra merced haga lo que le tengo aconsejado,
y ver� c�mo se halla muy bien con mi consejo.
El mozo es como un ginjo verde; quiere bien, sabe
callar y agradecer lo que por �l se hace; y pues los celos
y el recato del viejo no nos dan lugar a demandas
ni a respuestas, resoluci�n y buen �nimo:
que, por la orden que hemos dado, yo le pondr�
al gal�n en su aposento de vuestra merced y le
sacar�, si bien tuviese el viejo m�s ojos de Argos,
y viese m�s que un zahor�, que dicen que vee siete
estados debajo de la tierra.
LORENZA
.Como soy primeriza, estoy temerosa,
y no querr�a, a trueco del gusto, poner a riesgo la honra.
CRISTINA
.Eso me parece, se�ora t�a, a lo del
cantar de G�mez Arias:
Se�or G�mez Arias, Doleos de m�; Soy ni�a y muchacha, Soy ni�a y muchacha, Nunca en tal me vi. |
LORENZA
.Alg�n esp�ritu malo debe de hablar
en ti, sobrina, seg�n las cosas que dices.
CRISTINA
.Yo no s� qui�n hablo; pero yo s�
que har�a todo aquello que la se�ora Ortigosa ha
dicho, sin faltar punto.
LORENZA
.�Y la honra, sobrina?
CRISTINA
.�Y el holgarnos, t�a?
LORENZA
.Y �qui�n me asegurar� a m� que no se sepa?
ORTIGOSA
.�Qui�n? La buena diligencia, la sagacidad,
la industria; y, sobre todo, el buen �nimo y mis trazas.
CRISTINA
.Mire, se�ora Ortigosa, tr�yanosle gal�n,
limpio, desenvuelto, un poco atrevido, y,
sobre todo, mozo.
ORTIGOSA
.Todas esas partes tiene el que he
propuesto, y otras dos m�s, que es rico y liberal.
LORENZA
.Que no quiero riquezas, se�ora Ortigosa;
que me sobran las joyas, y me ponen en
confusi�n las diferencias de colores de mis
muchos vestidos; hasta eso no tengo que desear,
que Dios le d� salud a Ca�izares; m�s vestida me tiene
que un palmito, y con m�s joyas que la vedriera de
un platero rico. No me clavara �l las ventanas; cerrara
las puertas, visitara a todas horas la casa, desterrara
della los gatos y los perros, solamente por que tienen
nombre de v�ron; que, a trueco de que no hiciera
esto y otras cosas no vistas en materia de recato,
yo le perdonara sus d�divas y mercedes.
LORENZA
.�Digo! Que le vend�an el otro d�a una
tapicer�a a bon�simo precio, y por ser de figuras
no la quiso, y compr� otra de verduras, por mayor
precio, aunque no era tan buena. Siete puertas
hay antes que se llegue a mi aposento, fuera de la
puerta de la calle, y todas se cierran con llave; y
las llaves no me ha sido posible averiguar d�nde las
esconde de noche.
CRISTINA
.T�a, la llave de loba creo que se la
pone entre las faldas de la camisa.
LORENZA
.No lo creas, sobrina; que yo duermo
llave alguna.
CRISTINA
.Y m�s, que toda la noche anda como
trasgo por toda la casa; y si acaso dan alguna
m�sica en la calle, les tira de pedredads porque
se vayan: es un malo, es un brujo, es un viejo,
que no tengo m�s que decir.
LORENZA
.Se�ora Ortigosa, v�yase, no venga el
gru�idor y la halle conmigo, que ser�a echarlo a
perder todo; y lo que ha de hacer, h�galo luego; que
estoy tan aburrida, que no me falta sino echarme
una soga al cuello, por salir de tan mala vida.
ORTIGOSA
.Quiz� con esta que ahora se comenzar�,
se le quitar� toda esa mala gana y le vendr�
otra m�s saludable y que m�s la contente.
CRISTINA
.As� suceda, aunque me costase a m�
dedo de la mano: que quiero mucho a mi se�ora
t�a, y me muero de verla tan pensativa y angustiada
en poder deste viejo y reviejo, y m�s que viejo;
y no me puedo hartar de decille viejo.
LORENZA
.Pues en verdad que te quiere bien Cristina.
CRITINA
.�Deja por eso de ser viejo? Cuanto m�s,
que yo he o�do decir que siempre los viejos
son amigos de ni�as.
ORTIGOSA
.As� es la verdad, Cristina, y adi�s,
que, me acabando de comer, doy la vuelta.
Vuestra merced est� muy en lo que dejamos concertado,
y ver� c�mo salimos y entramos bien en ello.
CRISTINA
.Se�ora Ortigosa, h�game merced de
traerme a m� un frailecico peque�ito, con quien yo me huelgue.
ORTIGOSA
.Yo se le traer� a la ni�a pintado.
CRISTINA
.�Que no le quiero pintado, sino vivo,
chiquito, como unas perlas!
CRISTINA
.Dir�le yo que es un duende, y tendr� d�l miedo,
y holgar�me yo.
ORTIGOSA
.Digo que yo le trair�, y adi�s.
Vase Ortigosa.
CRISTINA
.Mire, t�a; si Ortigosa trae al gal�n
y a mi frailecico, y si se�or los viere, no tenemos m�s
que hacer, sino cogerle entre todos y ahogarle, y
echarle en el pozo o enterrarle en la caballeriza.
LORENZA
.Tal eres t�, que creo lo har�as mejor que lo dices.
CRISTINA
.Pues no sea el viejo celoso, y d�jenos
vivir en paz, pues no le hacemos mal alguno,
y vivimos como unas santas.
�ntranse.
Entran Ca�izarez, viejo, y un compadre suyo.
CA�IZARES
.Se�or compadre, se�or compadre:
el sesent�n que se casa con quince, o carece de
entendimiento, o tiene gana de visitar el otro mundo
lo m�s presto que le sea posible. Apenas me
cas� con do�a Lorencica, pensando tener en ella
compa��a y regalo, y persona que se hallase en mi
cabecera, y me cerrase los ojos al tiempo de mi muerte,
cuando me embistieron una turba multa
de trabajos y desasosiegos; ten�a casa, y busqu�
casar; estaba posado, y despos�me.
COMPADRE
.Compadre, error fue, pero no muy
grande; porque, seg�n el dicho del Ap�stol, mejor
es casarse que abrasarse.
CA�IZARES
.�Qu� no hab�a que abrasar en m�,
se�or compadre, que con la menor llamarada quedara
hecho ceniza! Compa��a quise, compa��a busqu�,
compa��a hall�; pero Dios lo remedie, por quien �l es.
COMPADRE
.�Tiene celos, se�or compadre?
CA�IZARES
.Del sol que mira a Lorencica, del
aire que le toca, de las faldas que la vapulean.
CA�IZARES
.Ni por pienso, ni tiene por qu�, ni
c�mo, ni cu�ndo, ni ad�nde: las ventanas, am�n
de estar con llave, las guarnecen rejas y celos�as;
las puertas, jam�s se abren: vecina no atraviesa mis
umbrales, ni los atravesar� mientras Dios me diere
vida. Mirad, compadre: no les vienen los malos
aires a la mujeres de ir a los jubileos ni a las procesiones,
ni a todos los actos de regocijos p�blicos;
donde ellas se mancan, donde ellas se estropean,
y a donde ellas se da�an, es en casa de las vecina
y de las amigas; m�s maldades encubre una mala amiga,
que la capa de la noche; m�s conciertos se hacen
en su casa y m�s se concluyen, que en una asamblea.
COMPADRE
.Yo as� lo creo; pero, si la se�ora
do�a Lorenza no sale de casa, ni nadie entra en la
suya, �de qu� vive descontento mi compadre?
CA�IZARES
.De que no pasar� mucho tiempo
en que no caya Lorencica en lo que le falta; que
ser� un mal caso, y tan malo, que en s�lo pensallo
le temo, y de temerle me desespero, y de desesperarme
vivo con disgusto.
COMPADRE
.Y con raz�n se puede tener ese temor,
porque las mujeres querr�an enteros
los frutos del matrimonio.
CA�IZARES
.La m�a los goza doblados.
COMPADRE
. Ah� est� el da�o, se�or compadre.
CA�IZARES
.No, no, ni por pienso; porque es
m�s simple Lorencica que una paloma, y hasta
agora no entiendo nada destas filater�as; y adi�s
se�or compadre, que me quiero entrar en casa.
COMPADRE
.Yo quiero entrar all�, y ver a mi
se�ora do�a Lorenza.
CA�IZARES
.Hab�is de saber, compadre, que
los antiguos latinos usaban de un refr�n, que dec�a:
Amicus usque ad aras, que quiere decir: "El amigo,
hasta el altar"; infiriendo que el amigo ha de hacer
por su amigo todo aquello que no fuere contra Dios;
y yo digo que mi amigo, usque ad portam,
hasta la puerta; que ninguno ha de pasar mis quicios;
y adi�s, se�or compadre, y perd�neme.
COMPADRE
.En mi vida he visto hombre m�s recatado,
ni m�s celoso, ni m�s impertinente; pero
�ste es de aquellos que traen la soga arrastrando
y de los que siempre vienen a morir del mal que temen.
�ntrase el Compadre.
Salen Do�a Lorenza y Cristina
CRISTINA
.T�a, mucho tarda t�o, y m�s tarda Ortigosa.
LORENZA
.Mas que nunca �l ac� viniese,
ni ella tampoco, porque �l enfada, y ella me tiene confusa.
CRISTINA
.Todo es probar, se�ora t�a; y,
cuando no saliere bien, darle del codo.
LORENZA
.�Ay, sobrina! Que estas cosas, o yo s� poco,
o s� que todo el da�o est� en probarlas.
CRISTINA
.A fe, se�ora t�a, que tiene poco �nimo,
y que, si yo fuera de su edad, que no me espantaran
hombres armados.
LORENZA
.Otra vez torno a decir, y dir� cien mil veces,
que Satan�s habla en tu boca; mas �ay!
�c�mo se ha entrado se�or?
CRISTINA
.Debe de haber abierto con la llave maestra.
LORENZA
.Encomiendo yo al diablo sus maestr�as y sus llaves.
CA�IZARES
.�Con qui�n habl�bades, do�a Lorenza?
LORENZA
.Con Cristinica hablaba.
CA�IZARES
.Miradlo bien, do�a Lorenza.
LORENZA
. Digo que hablaba con Cristinica: �con
qui�n hab�a de hablar? �Tengo yo, por ventura,
con qui�n?
CA�IZARES
. No querr�a que tuvi�sedes alg�n
soliloquio con vos misma, que redundase en mi perjuicio.
LORENZA
. Ni entiendo esos circunloquios que
dec�s, ni aun los quiero entender, y tengamos la fiesta en paz.
CA�IZARES
.Ni aun las v�speras no querr�a yo
tener en guerra con vos; pero �qui�n llama a aquella
puerta con tanta priesa? Mira, Cristinica, qui�n
es, y, si es pobre, dale limosna y desp�dele.
ORTIGOSA
.La vecina Ortigosa es, se�ora Cristina.
CA�IZARES
.�Ortigosa y vecina? Dios sea conmigo.
Preg�ntale, Cristina, lo que quiere, y d�selo,
con condici�n que no atraviese esos umbrales.
CRISTINA
.�Y que quiere, se�ora vecina?
CA�IZARES
.El nombre de vecina me turba y sobresalta:
ll�mala por su propio nombre, Cristina.
CRISTINA
.Responda: �y qu� quiere, se�ora Ortigosa?
ORTIGOSA
.Al se�or Ca�izares quiero suplicar
un poco, en que me va la honra, la vida y el alma.
CA�IZARES
.Decidle, sobrina, a esa se�ora, que
a m� me va todo eso y m�s en que no entre ac� dentro.
LORENZA
.�Jes�s, y qu� condici�n tan estravagante!
�Aqu� no estoy delante de vos? �Hanme de
comer de ojo? �Hanme de llevar por los aires?
CA�IZARES
.Entre con cien mil Bercebuyes, pues vos lo quer�is.
CRISTINA
.Entre, se�ora vecina.
CA�IZARES
.�Nombre fatal para m� es el de vecina!
Entra Ortigosa, y tray un guadamec�, y en las pieles de las cuatro esquinas
han de venir pintados Rodamonte, Mandricardo, Rugero y Gradaso; y Rodamonte
venga pintado como arrebozado.
ORTIGOSA
.Se�or m�o de mi alma, movida y
incitada de la buena fama de vuestra merced, de
su gran caridad y de sus muchas limosnas, me he
atrevido de venir a suplicar a vuetra merced me
haga tanta merced, caridad y limosna y buena obra
de comprarme este guadamec�, porque tengo un
hijo preso por unas heridas que dio a un tundidor,
y ha mandado la Justicia que declare el cirujano, y
no tengo con qu� pagalle, y corre peligro no le
echen otros embargos, que podr�an ser muchos, a
causa que es muy travieso mi hijo; y querr�a echarle
hoy o ma�ana, si fuese posible, de la c�rcel.
La obra es buena, el guadamec� nuevo, y, con todo
eso, le dar� por lo que vuestra merced quisiera
darme por �l, que en m�s est� la monta, y como
esas cosas he perdido yo en esta vida. Tenga vuestra
merced desa punta, s�ora m�a, y descoj�mosle,
porque no vea el se�or Ca�izares que ha enga�o
en mis palabras; alce m�s, se�ora m�a, y mire
c�mo es bueno de ca�da y las pinturas de los cuadros
parece que est�n vivas.
Al alzar y mostrar el guadamec�, entra por detr�s d�l un gal�n; y, como Ca�izares ve los retratos dice:
CA�IZARES
.�Oh, qu� lindo Rodamonte! �Y qu� quiere
el se�or rebozadito en mi casa? Aun si
supiese que tan amigo soy yo destas cosas y
destos rebocitos, espantarse �a.
CRISTINA
.Se�or t�o, yo no s� nada de rebozados;
y si �l ha entrado en casa, la se�ora Ortigosa
tiene la culpa: que a m�, el diablo me lleve si dije
ni hice nada para que �l entrase; no, en mi
conciencia, aun el diablo ser�a si mi se�or t�o me
echase a m� la culpa de su entrada.
CA�IZARES
.Ya yo lo veo, sobrina, que la se�ora
Ortigosa tiene la culpa; pero no hay de qu�
maravillarme, porque ella no sabe mi condici�n,
ni cu�n enemigo soy de aquestas pinturas.
LORENZA
.Por las pinturas lo dice, Cristinica, y no por otra
cosa.
CRISTINA
.Pues por �sas digo yo. �Ay, Dios sea conmigo!
Vuelto se me ha el �nima al cuerpo, que
ya andaba por los aires.
LORENZA
.Quemado vea yo ese pico de once
varas: en fin, quien con muchachos se acuesta, etc.
CRISTINA
.�Ay, desgraciada, y en qu� peligro
pudiera haber puesto toda esta baraja!
CA�IZARES
.Se�ora Ortigosa, yo no soy amigo
de figuras rebozadas mi por rebozar; tome este
dobl�n, con el cual podr� remediar su necesidad,
y v�yase de mi casa lo m�s presto que pudiere, y
ha de ser luego, y ll�vese su guadamec�.
ORTIGOSA
.Viva vuestra merced m�s a�os que
Matute el de Jerusal�n, en vida de mi se�ora
do�a... no s� c�mo se llama, a quien suplico
me mande, que la servir� de noche y de d�a,
con la vida y con el alma, que la debe tener
ella como la de una tortolica simple.
CA�IZARES
.Se�ora Ortigosa, abrevie y v�yase,
y no se est� agora juzgando almas ajenas.
ORTIGOSA
.Si vuestra merced hubiere menester alg�n pegadillo
para la madre, t�ngolos milagrosos, y si para mal de muelas, s� unas palabras
que quitan el dolor con la mano.
CA�IZARES
.Abrevie, se�ora Ortigosa; que do�a
Lorenza, ni tiene madre, ni dolor de muelas;
que todas las tiene sanas y enteras, que
en su vida se ha sacado muela alguna.
ORTIGOSA
.Ella se las sacar�, placiendo al cielo,
porque le dar� muchos a�os de vida; y la vejez es
la total destruici�n de la dentadura.
CA�IZARES
.�Aqu� de Dios! �Qu� no ser� posible
que me deje esta vecina? �Ortigosa, o diablo,
o vecina, o lo que eres, vete con Dios y d�jame en mi casa!
ORTIGOSA
.Justa es la demanda, y nuestra
merced no se enoje, que ya me voy.
CA�IZARES
.�Oh, vecinas, vecinas! Escaldado
quedo aun de las buenas palabras desta vecina,
por haber salido por boca de vecina.
LORENZA
.Digo que ten�is condici�n de b�rbaro
y de salvaje; y �qu� ha dicho esta vecina para
que qued�is con la ojeriza contra ella?
Todas vuestras buenas obras las hac�is en pecado
mortal: d�stele dos docenas de reales, acompa�ados
con otras dos docenas de injurias, boca de lobo,
lengua de escorpi�n y silo de malicias.
CA�IZARES
.No, no, a mal viento va esta parva;
no me parece bien que volv�is tanto por vuestra vecina.
CRISTINA
.Se�ora t�a, �ntrese all� dentro y desen�jese,
y deje a t�o, que parece que est� enojado.
LORENZA.As� lo har�, sobrina; y aun quiz� no me ver� la cara en estas dos horas; y a fe que yo se la d� a beber, por m�s que la rehuse.
CRISTINA
.T�o, �no ve c�mo ha cerrado de golpe?
Y creo que va a buscar una tranca para asegurar la puerta.
LORENZA
.�Cristinica? �Cristinica?
LORENZA
.Si supiese qu� gal�n me ha deparado
la buena suerte! Mozo, bien dispuesto,
pelinegro y que le huele la boca a mil azahares.
CRISTINA
.�Jes�s, y qu� locuras y qu� ni�er�as!
�Est� loca, t�a?
LORENZA
.No estoy sino en todo mi juicio; y en
verdad que, si le vieses, que se te alegrase el alma.
CRISTINA
.�Jes�s, y qu� locuras y qu� ni�er�as!
R��ale, t�o, porque no se atreva, ni aun burlando,
a decir deshonestidades.
CA�IZARES
.�Bobeas, Lorenza? Pues a fe que no
estoy yo de gracia para sufir estas burlas.
LORENZA
.Que no son sino veras, y tan veras,
que en este g�nero no pueden ser mayores.
CRISTINA
.�Jes�s, y qu� locuras y qu� ni�er�as!
Y d�game, t�a, �est� ah� tambi�n mi frailecito?
LORENZA
.No, sobrina; pero otra vez vendr�,
si quiere Ortigosa, la vecina.
CA�IZARES
.Lorenza, di lo que quisieres, pero
no tomes en tu boca el nombre de vecina,
que me tiemblan las carnes en o�rle.
LORENZA
.Tambi�n me tiemblan a m� por amor de la vecina.
CRISTINA
.�Jes�s , y qu� locuras y qu� ni�er�as!
LORENZA
.Ahora echo de ver qui�n eres, viejo
maldito, que hasta aqu� he vivido enga�ada contigo.
CRISTINA
.R��ala, t�o, r��ala; que se desverg�enza mucho.
LORENZA
.Lavar quiero a un gal�n las pocas
barbas que tiene con una bac�a llena
de ade �ngeles, porque su cara es como la de un �ngel pintado.
CRISTINA
.�Jes�s , y qu� locuras y qu� ni�er�as!
Desped�cela, t�o.
CA�IZARES
.No la despedazar� yo a ella, sino
a la puerta que la encubre.
LORENZA
.No hay para qu�, v�la aqu� abierta;
entre, y ver� c�mo es verdad cuanto le he dicho.
Al entrar Ca�izares, d�nle con una bac�a de agua en los ojos; �l vase a limpiar, acuden sobre �l Cristina y Do�a Lorenza, y en este �nterin sale el gal�n y vase.
CA�IZARES
.�Por Dios, que por poco me cegaras, Lorenza!
Al diablo se dan las burlas que se arremeten a los ojos.
LORENZA
.�Mirad con qui�n me cas� mi suerte,
sino con el hombre m�s malicioso del mundo!
�Mirad c�mo dio cr�dito a mis mentiras, por su...,
fundadas en materias de celos, que menoscabada
y asendereada sea mi ventura! Pagad vosotros,
cabellos, las dudas deste viejo; llorad vosotros, ojos,
las culpas deste maldito: mirad en lo que tienen mi
honra y mi cr�dito, pues de las sospechas hace
certezas, de las mentiras verdades, de las burlas
veras y de los entretenimientos maldicones.
�Ay, que se me arranca el alma!
CRISTINA
.T�a, no d� tantas voces, que se juntar� la vecindad.
ALGUACIL
.(De dentro.) �Abran esas puertas!
Abran luego; si no, echar�las en el suelo.
LORENZA
.Abre, Cristinica, y sepa todo el mundo
mi inocencia y la maldad deste viejo.
CA�IZARES
.�Vive Dios, que cre� que te burlabas, Lorenza!
Calla.
Entran el Aguacil y los M�sicos, y el Bailar�n y Ortigosa.
ALGUACIL
.�Qu� es esto? �Qu� pendencia es �sta?
�Qui�n daba aqu� voces?
CA�IZARES
.Se�or, no es nada; pendencias son
entre marido y mujer, que luego se pasan.
M�SICO
.�Por Dios, que est�bamos mis compa�eros
y yo, que somos m�sicos, aqu� pared y
medio, en un desposorio, y a las voces hemos
acudido, con no peque�o sobresalto, pensando
que era otra cosa!
ORTIGOSA
.Y yo tambi�n, en mi �nima pecadora.
CA�IZARES
.Pues en verdad, se�ora Ortigosa,
que si no fuera por ella, que no hubiera sucedido
nada de lo sucedido.
ORTIGOSA
.Mis pecados lo habr�n hecho; que
soy tan desdichada, que, sin saber por d�nde
ni por d�nde no, se me echan a m� las culpas
que otros merecen.
CA�IZARES
.Se�ores, vuestras mercedes todos
se vuelven norabuena, que yo les agradezco
su buen deseo; que ya yo y mi esposa quedamos en paz.
LORENZA
.S� quedar�, como le pida primero
perd�n a la vecina, si alguna cosa mala
pens� contra ella.
CA�IZARES
.Si a todas la vecinas de quien yo
pienso mal hubiese de pedir perd�n, ser�a nunca
acabar; pero, con todo eso, yo se le pido
a la se�ora Ortigosa.
ORTIGOSA
.Y yo le otorgo para aqu� y para delante de Pero
Garc�a.
M�SICO
.Pues, en verdad, que no habemos de haber
venido en balde: toquen mis compa�eros,
y baile el bailar�n, y regoc�jense las paces
con esta canci�n.
CA�IZARES
.Se�ores, no quiero m�sica: yo la
doy por recibida.
M�SICO
.Pues aunque no la quiera.
El agua de por San Juan Quita vino y no da pan. Las ri�as de por San Juan Todo el a�o paz nos dan. |
Llover el trigo en las eras, Las v�as estando en cierne, No hay labrador que gobierne Bien sus cubas y paneras; Mas las ri�as m�s de veras, Si suceden por San Juan Todo el a�o paz nos dan. |
Por la can�cula ardiente Est� la c�lera a punto; Pero, pasando aquel punto, Menos activa se siente. Y as�, el que dice no miente Que las ri�as por San Juan Todo el a�o paz nos dan. |
CA�IZARES
.Porque vean vuesas mercedes las revueltas
en que me ha puesto una vecina, y si tengo
raz�n de estar mal con las vecinas.
LORENZA
.Aunque mi esposo est� mal con las vecinas,
yo beso a vuesas mercedes las manos, se�oras vecinas.
CRISTINA
.Y yo tambi�n; mas si mi vecina me hubiera tra�do
mi
frailecico, yo la tuviera por mejor vecino; y adi�s, se�oras vecinas.