En las minas de carbón, los hombres escarbaban en la oscuridad la materia negra que, en casa, arderá y dará a luz. Algo semejante hacen los editores. Con paciencia, en silencio, labran largas horas oscuras hasta producir un libro que tendrá un lector. Cuando ese lector sonría, cuando las letras den a luz asombro y maravilla, el trabajo de la mina habrá dado su fruto, una mínima pera iluminada. Que este libro guarde la memoria de uno que trabajó en la sombra para darnos luz. Descanse en paz, Jorge León.
Diciembre de 1998. |