Las figuras de Lichtenberg

La medida de lo extraordinario somos nosotros. Si busc�ramos una medida com�n, lo extraordinario desaparecer�a y todas las cosas ser�an igualmente grandes.

El mundo es un cuerpo com�n a todos los hombres. Los cambios que en �l ocurren producen cambios en el alma de todos los hombres que lo encaran.

Aprender a criticarse y a ponerse a prueba uno mismo tiene tantas ventajas y no es tan peligroso como rasurarse uno mismo. A determinada edad todo mundo deber�a aprenderlo, as� fuera por miedo a convertirse alguna vez en el blanco del ataque de una navaja mal manejada.

Hay que preguntarse qu� es m�s dif�cil: pensar o no pensar. El hombre piensa por instinto. �Y qui�n no sabe lo dif�cil que es reprimir un instinto! En consecuencia, los esp�ritus mediocres no merecen el desprecio con que se les empieza a tratar en todas las naciones.

Los cient�ficos del pasado sab�an menos que nosotros y cre�an estar muy cerca de la meta: nosotros hemos dado muchos pasos m�s para finalmente descubrir que a�n estamos muy lejos. Los sabios se convencen m�s de su ignorancia a medida que aumentan sus conocimientos.

No hay falsedad m�s peligrosa que una verdad ligeramente deformada.

Toda imparcialidad es artificial. El hombre siempre es parcial y hace bien en serlo. Incluso la imparcialidad es parcial. �l pertenec�a al partido de los imparciales.

El mundo no debe ser muy viejo, pues los hombres a�n no pueden volar.

�C�mo desaparecer�n alg�n d�a nuestros nombres, detr�s de los inventores del vuelo y cosas por el estilo!

Tal vez lo m�s cercano a la felicidad total es aprender a concebir que nadie es completamente feliz. En realidad, nadie es del todo feliz; sin embargo, hay muchos grados de sufrimiento, y esto es lo malo.

Como todas las cosas corrosivas, el chiste y el humor deben emplearse con cuidado.

Antes de criticar siempre hay que ver si es posible disculpar.

Quien se conoce a s� mismo, pronto conocer� a los dem�s. Todo es reflejo.

Vivimos en un mundo donde un loco produce muchos locos, pero un sabio s�lo unos cuantos sabios.

El primer paso de la sabidur�a: criticarlo todo; el �ltimo: soportarlo todo.

Lema: Querer encontrar la verdad es un m�rito, aunque uno se equivoque en el camino.

El hombre es una obra maestra de la creaci�n, tan s�lo porque a pesar de todo su determinismo cree que act�a como ser libre.

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