II. NADIE CONOCE EL BIEN

HAB�A un �ngel cerca de m�,
mas no le vi...
Pos� las plantas maravillosas
entre las zarzas de mi erial, y
yo, en tanto, estaba viendo otras cosas.

Cuando, callado, tendi� su vuelo
y qued� al irse torvo mi cielo,
mi vida hu�rfana, mi alma vac�a,
comprend� todo lo que perd�a.

Alc� los ojos despavorido,
llam� al ausente con un gemido,
pleg� mis labios convulso gesto...

Mas pronto el �ngel dej� traspuesto,
con vuelo de �mpetu soberano,
las lindes negras del mundo arcano,
y todo vano fu�... �todo vano!

�Qui�n del espacio devuelve un ave!
�Qu� im�n atrae a un dios ya ido!
Dice el proloquio que nadie sabe
el bien que tiene... �sino perdido!

                       27 de abril de 1912

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