IX. �QU� BIEN EST�N LOS MUERTOS!

�QU� bien est�n los muertos,
ya sin calor ni fr�o,
ya sin tedio ni hast�o!

Por la tierra cubiertos,
en su caja extendidos,
blandamente dormidos...

�Qu� bien est�n los muertos
con las manos cruzadas,
con las bocas cerradas!

�Con los ojos abiertos,
para ver el arcano
que yo persigo en vano!

�Qu� bien est�s, mi amor,
ya por siempre exceptuada
de la vejez odiada,

del verdugo dolor...;
inmortalmente joven,
dejando que te troven

su trova cotidiana
los p�jaros poetas
que moran en las quietas

tumbas, y en la ma�ana,
donde la Muerte anida,
saludan a la vida!

                      17 de junio de 1912

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