VI. RESURRECCI�N

YO SOY tan poca cosa, que ni un dolor merezco...
Mas t�, Padre, me hiciste merced de un gran dolor.
Ha un a�o que lo sufro, y un a�o ya que crezco
por �l en estatura espiritual, Se�or.

�Oh Dios, no me lo quites! �l es la sola puerta
de luz que yo vislumbro para llegar a Ti.
�l es la sola vida que vive ya mi muerta:
mi llanto, diariamente, la resucita en m�.

                                           26 de diciembre

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