IV. BUSCANDO

ENTRE el dudoso cortejo
de sombras, peregrinando
voy una sombra buscando.

En el m�stico reflejo
de la noche constelada
quiero hallar una mirada.

Asir anhela mi o�do
una voz que se ha extingido
entre los ecos lejanos.

Al pasar por un jard�n
finge el roce de un jazm�n
la caricia de sus manos.

�Oh sombra, mirada, voz,
manos!; el v�rtice atroz
de la eternidad callada
os sorbi�. �Triste de m�,
que no tengo nada, nada;
que ya todo lo perd�!

                18 de enero de 1914

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