Notas del Estudio del doctor Elías Trabulse

1 Son varias las "Efemérides" del viaje de Humboldt que existen. Me limitaré a mencionar las siguientes: Juan A. Ortega y Medina, "Estudio preliminar, revisión del texto, cotejos, notas y anexos" a Alejandro de Humboldt, Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España, México, Ed. Porrúa, 1966, pp. LXVI-CIV; Charles Minguet, Alexandre de Humboldt, historien et géographe de l'Amérique espagnole (1799-1804), Paris, François Maspero, 1969, pp. 103-185; Charles Minguet, "Compilación, prólogo, notas y cronología" a Alejandro de Humboldt, Cartas Americanas, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1980, pp. 272-276.

2 Bonpland, Aimé (1773-1858). Médico y botánico francés que acompañó a Humboldt en su viaje a América. Fue coautor de diversas secciones del Voyage aux Régions Equinoxiales du Nouveau Continent. Según Humboldt, Bonpland realizó las ocho novenas partes de la taxonomía de la obra botánica de la expedición. De acuerdo con lo que ambos concertaron antes de salir de París, la obra del viaje aparecería con los nombres de los dos (Voyage de M. M. Alexander de Humboldt et Aimé Bonpland), no obstante que Bonpland sólo redactó cuatro de los catorce tomos descriptivos de las plantas que habían colectado. Un análisis riguroso de sus aportaciones científicas es el que hace George Sarton, "Aimé Bonpland (1773-1858)", en Ensayos de Historia de la Ciencia, México, U.T.E.H.A., 1968, pp. 244-267. Sin embargo, la obra clásica sobre Bonpland sigue siendo la de Emil T. Hamy, Aimé Bonpland, médecin et naturaliste, explorateur de l'Amérique du Sud: sa vie, son oeuvre, sa correspondence, avec un choix de pièces relatives à sa biographie, un portrait et une carte, Paris, Guilmoto Editeur, 1906. Puede verse también la más reciente obra de Rene Bouvier y Edouard Maynal, Aimé Bonpland, explorateur de l'Amazonie, botaniste de la Malmaison, planteur en Argentine, 1773-1858, Paris, S.E.E.S., 1950. Un artículo interesante desde el punto de vista de su obra científica en América es el de Franz Conde Jahn, "Amadeo Bonpland, médico y naturalista", Boletín de la Academia Nacional de la Historia, Caracas, XLIV, 173, enero-marzo 1961, pp. 47-60.

3 Montúfar y Larrea, Carlos (1778-1816). Criollo nacido en Quito de una familia aristócrata y acomodada. Estudió en la Real Academia de Nobles de Madrid, participó en la lucha contra la invasión napoleónica de España y alcanzó el grado de teniente coronel. Regresó a América y apoyó la causa insurgente. En 1813 se unió al ejército de Bolívar. Después de la derrota de la Cuchilla del Tambo fue tomado preso y fusilado por los realistas en Buga, Popayán, el 31 de julio de 1816. Entre 1801 y 1804 acompañó a Humboldt y Bonpland en sus viajes por Ecuador, Perú, Nueva España y Cuba, y después viajó con ellos a Europa. Véase: Chiriboga, Ángel I., "El coronel Don Carlos Montúfar y Larrea, el Héroe más venerado y auténtico de la patria ecuatoriana", en El movimiento emancipador de Hispanoamérica, Caracas, 1961, III, pp. 181-202.

4 El 10 de abril de 1803, en su camino de Acapulco a la Ciudad de México, Humboldt y sus acompañantes cruzaron por Cuernavaca y Huitzilac. Fue en este punto donde recibió la respuesta del virrey Iturrigaray a la carta que el 23 de marzo él le había enviado desde Acapulco y en la cual le comunicaba de su llegada a este puerto. La carta del virrey expresa claramente la importancia que le concedía al recién llegado. Este es el texto: "He tenido siempre en alta estima las labores de aquellos hombres dignos de mi particular reconocimiento y homenaje, cuando, como Su Excelencia, se han dedicado a las importantes investigaciones de las ciencias naturales y van dedicados sus estudios al bien de la humanidad y otros fines recomendables. En este sentido, pues, contesto a Su Excelencia la nota, el oficio que me envió desde Acapulco con fecha 23 de marzo, complaciéndome en prestar a usted todo aquel apoyo que pueda serle útil y acompañarle con mis órdenes por las provincias de mi dependencia. Envío a usted, por consiguiente, los pasaportes y demás documentos que me ha solicitado. Dios guarde a su Excelencia por muchos años. Iturrigaray". Véase: Stevens-Middleton, Rayfred Lionel, La obra de Alexander von Humboldt en México, fundamento de la geografía moderna, México, Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, 1956, p. 23.

5 Miranda, José, Humboldt y México, México, UNAM, 1962, pp. 103-107.

6 En una carta a Miguel Constanzó del 22 de noviembre de 1803, que abunda en noticias acerca de sus mediciones astronómicas y sus cálculos de posiciones geográficas, Humboldt le decía: "El señor Virrey me ha dado el acceso más libre a los Archivos, pero el Conde de Revillagigedo todo se llevó y yo encontré poco consuelo". Como veremos un poco más adelante, la última afirmación de Humboldt es discutible, ya que utilizó ampliamente los documentos que generó la administración de ese virrey. Véase: Alejandro de Humboldt, Tablas Geográficas Políticas del Reino de Nueva España y Correspondencia Mexicana, Textos recopilados e interpretados por Miguel S. Wionczek con asistencia de Enrique Florescano, México, Dirección General de Estadística, 1970, p. 95.

7 Orozco y Berra, Manuel, Apuntes para la historia de la geografía en México, México, Imprenta de Francisco Díaz de León, 1881, p. 338.

8 Uno de los mejores estudios de conjunto de la Ilustración novohispana, en todos sus aspectos, con la que Humboldt entró en contacto, sigue siendo el de José Miranda, Op. cit., pp. 11-83.

9 Trabulse, Elías, Historia de la Ciencia en México. Versión abreviada, México, Fondo de Cultura Económica, 1994, pp. 81-85.

10 Humboldt, Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España, ed. cit. (véase supra, nota 1), p. 79.

11 Stevens-Middleton, Op. cit., pp. 24-26 y Fig. 1: "Derrotero seguido por Alexander von Humboldt en la Nueva España, 1803-1804".

12 Con cierta frecuencia aparecen en las descripciones de los viajes de Humboldt por la Nueva España algunos datos erróneos acerca de los sitios que visitó. Véase: Stevens-Middleton, Op. cit., pp. 27 y 47, quien corrige algunos errores y explica su origen.

13 Río, Andrés Manuel del, Elementos de Orictognosia o del conocimiento de los fósiles según los principios de A. G. Werner, para el uso del Real Seminario de Minería de México. Segunda Parte, que comprehende combustibles, metales y rocas, seguidos de Introducción a la Pasigrafía Geológica del señor Barón de Humboldt. Inédita hasta ahora con 3 láminas, Con Superior Permiso, México, Imprenta de D. Mariano de Zúñiga y Ontiveros, 1805.

14 Acerca de la colaboración de Humboldt con Del Río en la traducción con adiciones de las Tablas Mineralógicas de Karsten (1804), véase: Izquierdo, José Joaquín, La primera casa de las ciencias en México. El Real Seminario de Minería (1792-1811), México, Ediciones Ciencia, 1958, pp. 145-147; Díaz y de Ovando, Clementina, Los Veneros de la Ciencia Mexicana. Crónica del Real Seminario de Minería (1792-1892), México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Ingeniería, 1998, I, pp. 100, 101, 110-112, 116.

15 Aparte de la compilación epistolar aparecida en la edición de las Tablas Geográficas publicadas por Wionczek y Florescano (véase supra, nota 6), para el tema que aquí nos ocupa las principales publicaciones de las cartas de Humboldt son: Roquette, M. de la, Humboldt. Correspondance scientifique et litteraire, recueillie, publieé et précédee d'une notice et d'une introduction par..., Paris, Ducrocq, 1865; Hamy, Emil T., Lettres Américaines d'Alexandre de Humboldt (1798-1807), Paris, Guilmoto, 1905; Humboldt, Alejandro de, Cartas Americanas, ed.cit. (véase supra nota 1).

16 Archivo General de la Nación, México (AGNM), Historia, vol. 72, 2a parte, f. 271-294.* Las principales ediciones modernas de esta obra son: Tablas Geográficas Políticas (ed. de Miguel S. Wionczek y Enrique Florescano) (véase supra, nota 6); Tablas geográfico políticas del reino de Nueva España, Introducción, transcripción y notas de José G. Moreno de Alba, México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, Universidad Nacional Autónoma de México, 1993;
Tablas geográfico políticas del Reyno de Nueva España, por el Barón de Humboldt, Prólogo y transcripción de Electra y Tonatiuh Gutiérrez, México, Impresora Formal, 1986; Tablas geográficas políticas del reino de Nuevo España, que manifiestan la superficie, población, agricultura, fábricas, comercio, minas, rentas y fuerza militar (enero de 1804), en Enrique Florescano e Isabel Gil (comps.), Descripciones económicas generales de Nueva España, 1784-1817, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Departamento de Investigaciones Históricas, Col. "Fuentes para la Historia Económica de México", 1973, I, pp. 132-171.
* Nota de las Eds.: El volumen 72 presenta varias foliaciones, de diversas épocas.

17 Humboldt, Alejandro de, Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España, ed. cit. (véase supra, nota 1), "Dedicatoria", p. CLXXIX.

18 Humboldt, Alejandro de, "Carta al virrey Iturrigaray" (3 de enero de 1804), en Tablas Geográficas Políticas, ed. de Miguel S. Wionczek y Enrique Florescano, p. 98. (Reproducida en facsímil entre las pp. 142 y 143).

19 Ibidem.

20 Ibidem, p. 99.

21 Ibidem, p. 98.

22 Miranda, Op. cit., p. 113.

23 Stevens-Middleton, Op. cit., p. 89.

24 El primer volumen de la edición en 1/4 apareció en 1808. La edición de 5 volúmenes en 1/8 apareció en 1811.

25 Florescano-Gil, Op. cit., p. 129 (véase supra, nota 16); Alessio Robles, Vito, "Introducción Bibliográfica" a Humboldt, Alejandro de, Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España, México, Ed. Pedro Robredo, Sexta edición castellana, 1941, I, pp. 78-79.

26 Florescano-Gil, Loc. cit.

27 Ibidem, pp. 129-130.

28 Humboldt, Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España, ed. de Juan A. Ortega y Medina (véase supra, nota 1),  pp. 319-447.

29 Ibidem, pp.XLIV y CXXII a CXLII.

30 Florescano-Gil, Op. cit., p. 131.

31 Ibidem.

32 Orozco y Berra, Op. cit., pp. 340-342.

33 Robles, Alessio Vito, Op. cit., p. 84; Stevens-Middleton, Op. cit., pp. 31 y 226.

34 Las copias manuscritas que he podido ver son numerosas y están en formatos diversos, en 1/8 las más y en 1/4 algunas. Casi todas han modificado el título de Tablas Geográficas Políticas a Tablas Geográfico Políticas. Aparecen registradas en el Archivo General de la Nación, en diversas bibliotecas públicas de México y Estados Unidos y en colecciones particulares. La mayoría tienen fechas que van de 1804 a 1808, y aún después. A veces están suscritas por su propietario, por ejemplo, el bachiller José Antonio Prieto, el capitán Juan de Zúñiga, etcétera.

35 Diario de México, VI, números 588, 589, 592, 593, 596, 597, 598, 601, 602, 609 (publicados entre el 1° y el 31 de mayo de 1807).

36 Humboldt, Alejandro de, Tablas Geográficas Políticas, ed. de Miguel S. Wionczek y Enrique Florescano, p. 27.

37 Citado en Ibidem.

38 Ibidem, pp. 27-28.

39 Ibidem, p.28; Florescano-Gil, Op. cit., p. 235.

40 Tablas geográfico-políticas del Reyno de Nueva España, que manifiestan su superficie, población, agricultura, fábricas, comercio, minas, rentas y fuerza militar, México, Imprenta de D. Mariano de Zúñiga y Ontiveros, 1822. Durante el siglo XIX se imprimieron otras dos ediciones de las Tablas. La primera se publicó en el Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (Segunda Época, I, 1869, pp. 635-657); y la segunda en La Voz de México, Diario político, religioso, científico y literario (N. 130 a N. 138, del 10 al 18 de junio de 1886). Una evaluación de la influencia tanto de las Tablas como del Ensayo en los intelectuales y políticos mexicanos de finales de la Colonia y del siglo XIX, pone de manifiesto que desde 1804 hubo interés en discutir y analizar primero las Tablas y, después de 1808, el Ensayo. No puede dudarse de su repercusión en el pensamiento de Mier, Alamán, Zavala, Bustamante, Mora y otros autores. Del peso político, social y económico que esas obras tuvieron en esos ámbitos da prueba el hecho de que desde 1805 el Tribunal del Consulado redactó unas Noticias de Nueva España basadas en las Tablas de Humboldt, y ciertamente ampliadas, pero carentes de las connotaciones críticas de éstas. (Véase: Florescano-Gil, Op. cit., pp. 172-230). Por otra parte, el Ensayo no sólo circuló en francés, sino también en traducciones parciales al español antes de 1822. Así, en 1820, el mismo Zúñiga y Ontiveros publicó el capítulo cuarto de esta obra que versa sobre "Población"; y un año después comenzó a circular manuscrita una Idea Estadística de Nueva España traducida anónimamente del francés y que no es sino "extractos" del Ensayo. Esta obra fue impresa en Guadalajara por Urbano Sanromán en 1823.

41 Es interesante hacer notar que esa Estadística de México (que era el otro título con que se conocían las Tablas) fue publicada en 1811 por el célebre científico neogranadino Francisco José de Caldas. La edición apareció primero como folleto, y luego se le incluyó también en la Continuación del Semanario del Nuevo Reyno de Granada. Del uso crítico que hizo Caldas habla por sí misma la breve "Introducción" que le puso a esa obra y de la que citamos algunos fragmentos: "En el número 9 del periódico que se publica en Londres, titulado El Español, hemos visto un extracto de la estadística de Mejico por el célebre Humboldt. Este trozo nos ha parecido tan interesante al estado presente de la América, que hemos resuelto insertarlo en el Semanario. El estilo es difuso, y nosotros hemos laconizado su expresión sin omitir ninguna idea [?] Esperamos que nuestros suscriptores vean con placer el estado de la población, rentas, minas, artes, ciencias, etc., del opulento y vasto imperio de Méjico. No es la simple admiración lo que procuramos excitar en nuestros lectores; el fin es proponer un modelo americano para que pensemos en realizar todos los medios que han llevado a la Nueva España al estado de opulencia en que la vemos". Después de evaluar el interés que tendría para la Nueva Granada elaborar una Estadística semejante a la que Humboldt había hecho para México, Caldas señala que los obstáculos para realizarla provienen del gobierno español que obstruye el progreso: "Las centellas del genio no las puede apagar el despotismo. En vano se ha empeñado el Gobierno español en atajar los progresos rápidos de los talentos americanos [?] en vano adoptó España el bárbaro sistema de embrutecernos para dominarnos [?] La ilustración presente es la obra de los esfuerzos privados y la de algunos catedráticos sabios que despreciaban ese espíritu de tinieblas a que los sujetaba el despotismo [?] y que ha provocado el estado de debilidad y muerte en que se hallan los pueblos de la América". Caldas, Francisco José de, Obras Completas, Bogotá, Imprenta Nacional, 1966, pp.179-181. Véase también: Saladino García, Alberto, Dos científicos de la Ilustración Hispanoamericana: J. A. Alzate y F. J. de Caldas, México, Universidad Nacional Autónoma de México y Universidad Autónoma del Estado de México, 1990, pp. 164-166.

42 Véanse las compilaciones epistolares de Humboldt citadas en la nota 15.

43 Pereyra, Carlos, Humboldt en América, Madrid, Editorial América, s.f., pp. 188-192.

44 Humboldt, Cartas Americanas, ed. cit., pp. 139-140.

45 Ibidem. El 3 de febrero de 1805 le había comunicado al mismo Pictet que ya había terminado de redactar la Estadística de México, y añadía: "Acabo de enviar la copia al rey de España".

46 El tema de la defensa militar de Nueva España ocupó largamente a Humboldt. Así, en la "estadística particular", o descripción regional de las provincias e intendencias, que forma el capítulo VIII del Ensayo político, alude a su defensa. En el último capítulo trata el tema en forma general, referida a todo el virreinato. Considera su vulnerabilidad al ataque desde tres rumbos: primero, por tierra desde el norte; segundo, por mar, por las costas del Golfo; y tercero, por mar, por el Pacífico. Señaló ventajas y dificultades para la defensa. Como se vio por los sucesos del siglo XIX, en que México sufrió invasiones por tierra desde el norte y por mar desde las costas del Golfo, sus evaluaciones resultaron de valor no sólo para los jefes de la nueva nación, sino también para los enemigos que hubo de enfrentar. (Véase: Stevens-Middleton, Op. cit., pp. 186-188).

47 Humboldt, Cartas Americanas, p. 142. En una carta a Pictet del 3 de febrero de 1805, Humboldt trazó el plan editorial que se proponía desarrollar en once obras (Ibidem, pp. 126-127), a saber: 1.- Plantes equinoxiales; 2.- Nova genera et species plantarum aequinoctialum; 3.- Essai sur la géographie des plantes; 4.- Relation abrégée de l'expedition; 5.- Observations astronomiques et mesures géodésiques, 6.- Observations magnétiques; 7.- Pasigraphie géologique; 8.- Atlas géologique; 9.- Cartes fondées sur des observations astronomiques; 10.- Voyage aux tropiques; 11.- Statistique du Mexique. Ciertamente el proyecto cambió a medida que estudió más detenidamente los materiales colectados y las nuevas informaciones que recibió de sus amigos de América, o por las ideas y noticias que recibió de otros científicos europeos. Así, la Statistique au Mexique la fue aumentando y organizando hasta convertirla en el Ensayo, y cuando éste apareció perdió, al parecer, interés en la otra. Dice Stevens-Middleton (Op. cit., p. 226): "Se sabe que en un principio Humboldt pensaba hacer solamente un análisis estadístico de la Nueva España, criticando el censo de Revillagigedo y otras estadísticas que le fueron proporcionadas de los archivos del Virreinato. Sería muy interesante averiguar la evolución de sus intenciones. No se sabe precisamente cuándo y por qué cambió de idea para hacer una obra de más extensión, si la decisión fue tomada de antemano, o si sencillamente, como parece creer Alessio Robles (Op. cit., I, pp. 83-84), el sabio iba agregando más y más a la Statistique du Mexique, hasta darse cuenta al fin que merecía otro título, decidiéndose por el de Ensayo político".

48 De la lectura del Ensayo político no se deduce con claridad la actitud de Humboldt ante la posible independencia de las colonias españolas en América. Tampoco puede deducirse que él hubiera preferido que las colonias siguieran bajo el dominio de España, pero con un régimen colonial más abierto, justo y generoso. Estaba agradecido con el gobierno español por haberle permitido hacer ese extraordinario viaje, y no deslizó críticas subversivas -de carácter independentista- en su obra. Pero esto no le impidió manifestar su inconformidad y aun su disgusto al ver el sistema opresivo que ejercía la metrópoli con sus súbditos, sobre todo con las clases bajas y los indios. Para explicar por qué los pueblos americanos no se habían sublevado contra ese régimen "despótico", no obstante que las fuerzas militares coloniales de España eran reducidas, Humboldt dice lo siguiente: "A pesar del carácter pacífico y de la extrema docilidad del pueblo de las colonias españolas; a pesar de la situación particular de los habitantes que, por vivir dispersos en una vasta extensión de territorio, gozan de cierta libertad individual que siempre nace de la soledad, las alteraciones políticas hubieran podido ser mucho más frecuentes desde la paz de Versalles, y principalmente desde 1789, si el odio mutuo de las castas y el temor que inspira a los blancos y a todos los hombres libres el crecido número de negros e indios, no hubiesen contenido los efectos del descontento popular". Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España, ed. de Juan A. Ortega y Medina, pp. 560-561.