Corresponde a la sesi�n de GA 18. TIEMPO PARA HABLAR
Exponer oralmente ante el grupo as una actividad escolar que se realiza con frecuencia y que reviste una gran utilidad, pues desarrolla destreza para investigar informaci�n, comprenderla, ordenarla mentalmente, registrarla y explicarla verbalmente. Adem�s, cuando se realiza a prop�sito de temas interesantes, llega a constituir un ejercicio atractivo.
Enseguida se enumeran, describen y ejemplifican los pasos con los que se prepara un ejercicio de exposici�n oral.
1. Elecci�n del tema. Se trata de seleccionar un asunto interesante para quien va a exponer y para el p�blico ante el cual va a exponerse. De preferencia, el expositor ya debe conocerlo al menos parcialmente o, en su defecto, ha de estar seguro de encontrar informaci�n relativa al tema en libros y revistas. En los ejemplos, el tema ser� "El amor visto por la ciencia".
2. Elaboraci�n de un esquema. Consiste en determinar los aspectos del tema que se desea abordar en la exposici�n y ordenarlos l�gicamente, para que el auditorio siga el rumbo claro de las ideas expuestas.
�El amor entre personas de sexo contrario
�Teor�as cient�ficas sobre el amor
3. Investigaci�n. Es la b�squeda , la lectura y el registro, de la informaci�n encontrada en libros y revistas sobre el asunto investigado. Tales actividades se ilustran en seguida, a partir de un texto de revista.
�De qu� hablamos cuando nos referimos al amor?
�Qui�n puede definir el amor, cuando se trata del sentimiento parad�jico por excelencia, pues a la vez que �xtasis es tormento y al tiempo que proporciona libertad da esclavitud?
Los fil�sofos y los poetas no han dejado de generar escritos tratando de acotarlo en palabras. Pero es imposible. Ese aluvi�n de literatura ha generado por rechazo una potente corriente de opini�n que considera el amor tan s�lo una actitud cultural, una actividad apoyada socialmente y gestada por los escritores desde hace mil a�os con la literatura �rabe y la sublimaci�n po�tica de los trovadores. Lo cierto es que hasta hace pocos a�os los cient�ficos no hab�an concedido importancia a ese sentimiento y lo hab�an despreciado como materia de estudio. Incluso se ha tratado de explicar la universalidad del amor como un proceso de alucinaci�n colectiva. A lo sumo, un atavismo cultural que podr�a explicar la antropolog�a.
Los trabajos de los antrop�logos estadounidenses William Jankovian, profesor de la Universidad de Nevada y Edward Fischer, de la Universidad Tulane en Nueva Orleans, han demostrado que en 147 de las 166 culturas de todo el mundo estudiadas por diferentes equipos de investigaci�n existen relaciones amorosas del mismo tipo que en Occidente y que los resultados negativos de las restantes tienen que ver mas con una falta de informaci�n por parte de los antrop�logos que con la ausencia de euforia amorosa en sus habitantes.. Si se trata de un fen�meno tan universal, al margen de la educaci�n, el sentimiento amoroso debe tener una base biol�gica.
Desde hace aproximadamente diez a�os, los bi�logos, qu�micos, psiquiatras y antrop�logos se han lanzado a desentra�ar los comportamientos y reacciones cerebrales que se desencadenan cuando surge el amor. En su mayor parte, las conclusiones de los cient�ficos han partido de las tesis evolucionistas, sosteni�ndolas y confirm�ndolas. Existe una tendencia gen�tica hacia el amor. Estamos programados por nuestros genes para amar; y para despertar en los humanos esa compulsi�n, los genes utilizan la qu�mica cerebral
Para muchos psic�logos la definici�n de amor debe abarcar otro tipo de experiencias que no sean las propias del enamoramiento entre dos personas, sin excluir �sta. Seg�n el psic�logo Erich Fromm, "el amor es la preocupaci�n activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos", por lo tanto ,el ser humano requiere una actividad continua que haga florecer el amor, lo cual le impide circunscribir ese sentimiento sobre un solo objeto, hombre o mujer.
Fromm, adem�s del amor er�tico que otros llamar�n enamoramiento, esto es, una relaci�n vinculada con el sexo, distingue el amor fraternal. Lo considera la forma m�s b�sica de amor, pues por �l se entiende el sentido de responsabilidad, cuidado, respeto y conocimiento hacia otro ser humano, regido por el mandamiento de "Amar�s al pr�jimo como a t� mismo". A otro nivel funciona el amor materno, o el amor a s� mismo, que nada tiene que ver con el ego�smo o la vanidad. Por �ltimo, Fromm contempla el amor a Dios, la forma religiosa del amor, ya que en Dios se resuelve el conflicto de la separatividad, el individuo se hace uno con el todo.
Otros autores ampl�an este esquema con el amor a cosas u objetos inanimados, amor a los animales, amor a la belleza, amor a la naturaleza, amor a ideales y amor a actividades o formas de vida.
Evidentemente se pueden consignar un buen mont�n m�s, pero la forma que m�s interesa a todo el mundo es el amor a los dem�s, en especial a las personas de sexo contrario. Y al conocimiento sistem�tico de ese tipo de amor es al que se han lanzado los cient�ficos.
Por un lado est�n las tesis neodarwinistas, impulsadas por la sociobiolog�a, que conceden al amor un papel muy importante en la evoluci�n de las especies, incluida la humana. El doctor Julian Boon, por ejemplo, profesor en la universidad brit�nica de Leicester, est� convencido de que la base del amor reside en la gen�tica. Seg�n esta teor�a, el comportamiento sexual est� controlado por nuestros genes: "Aquellas personas para quienes el amor ha generado extra�as y placenteras emociones ser�an quienes han hecho el amor y han tenido hijos".
La evoluci�n ha dotado as� a la mujer de atractivos sexuales que predisponen al hombre hacia una acci�n amorosa con el objeto de reproducirse. El amor sirve pues para aumentar las probabilidades de apareamiento sexual y afianzar as� la supervivencia de la especie", en palabras del psiquiatra estadounidense Scott Peck. Esa es la tesis que ha divulgado con notable �xito Richard Dawkins, autor de El gen ego�sta, en cuyo libro trataba de explicar las bases biol�gicas de nuestra conducta, entre ellas la amorosa.
Que todos estos procesos son cuesti�n gen�tica y de qu�mica cerebral es una teor�a atrevida que sufre una gran contestaci�n por arte de los sectores cient�ficos m�s conservadores y religiosos. Ellos se temen que este tipo de opiniones conduzca exclusivamente a identificar el sexo con el amor y a convertir el atractivo sexual y la copulaci�n en un fin en s� mismo, sin el sentimiento de trascendencia que debe presidir todo acto amoroso. Para ellos, el amor es un sentimiento espiritual que trasciende el sexo y la relaci�n de pareja.1
4. Registro de la informaci�n. despu�s de la lectura, es preciso consignar resumidamente los datos sobresalientes de los textos en tarjetas de trabajo como la siguiente, en la que se registra una s�ntesis de los dos primeros p�rrafos del art�culo arriba citado.
5. Elaboraci�n del gui�n expositivo. Constituye una parte fundamental de la actividad, porque en ella se ordena la informaci�n recabada y se planea c�mo aprovechar a plenitud el tiempo disponible para hablar, la forma en que se cautivar� el inter�s de los escuchas, el orden en que se explicaron las ideas y se usar�n los recursos audiovisuales (grabaciones, dibujos, gr�ficas, carteles, etc�tera) con que es posible auxiliarse para hablar con la mayor claridad y amenidad posibles. Es decir, que el gui�n se�ala el rumbo preciso que deben seguir las palabras.
6. Exposici�n. Es la fase �ltima del trabajo. Durante ella, es necesario hablar con fluidez (sin pausas innecesarias ni tartamudeos), con buena dicci�n (pronunciando correctamente cada palabra), con un volumen suficiente (para que todo el grupo escuche) y con una entonaci�n adecuada (seg�n el sentido de las palabras). Adem�s, lo expuesto debe tener unidad (por referirse evidentemente al tema), coherencia (por la relaci�n l�gica entre las ideas), precisi�n (por la exactitud de cada aplicaci�n) y concisi�n (por la brevedad y, a la vez, la riqueza de la informaci�n).