Cierto día estaba Juan Conejo, platicando con doña Ju' 
        Iguana y ella le decía: 
       ¡Ay!, Juan, tux wa ku yilech in cumpaleé Cu'janquech.  
       Es decir: 
       ĦAy!, Juan, donde te vea mi compadre, te come. Juan le respondió: 
       A ti ma'a saquní je lin dzic u'leechée (Dile que no le tengo miedo, 
        que le pongo su frenillo), jeli metic' u'cuchqu'ne (ahí hago que me cargue). 
       Y diciendo infinidad de cosas, Juan se alejó y se fue a comer al campo. 
         
       Doña Ju' se encontró con Co', su compadre, y se apresuró a saludarlo: 
       Hola, compadre. 
       Hola, cumal ¿mawawil Juanní? (¿no has visto a Juan?). 
       Dzoc quin wilik. Tu' manyalé ma' saa'quí (Anda diciendo que no 
        te tiene miedo) respondió doña Ju'. Jelu' ensillar-quech yete 
        u dzaka frenos (Que te ensilla y te pone frenillo). Cu ya que' ja' chuchqueché 
        (Dice que te monta). 
       ĦAh!, ¿le cu yalik (¿Eso dice?). Ve' ora quin vini kash' te letí, 
        jumbée tuzmac (Ahora voy a buscarlo, es un mentiroso), ve'ora quin tzayá 
        tu pachée (ahora lo voy a seguir). 
       A lo lejos, Juan vio que el Co' lo estaba buscando, empezó a temblar 
        y dijo: 
       ¿Bax quinin menté wa cu yileén, wa dzu yalatí bax qul walic? (¿Qué 
        voy a hacer si me descubre o si ya le contaron lo que dije?). Tu jají 
        cu janquén (Seguro que me come). 
       Y, muy asustado, se echó a correr hacia una chocita de guano. Adentro 
        de ella encontró una silla de montar y en el patio había unos caballos. 
        Pero no le dio tiempo de montar ninguno pues llegó su enemigo. 
       Juan se fingió muy enfermo y cuando Co' se acercó con la intención de 
        comérselo, el conejo le pidió que no lo hiciera, porque estaba muy malo, 
        afirmó que no era cierto lo que habían dicho de él y añadió que si deseaba 
        comprobarlo, lo ayudara a levantarse para ir a ver a doña Ju'.  
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