Orientaciones para guiar las adaptaciones específicas de
los elementos del currículo en el aula para alumnos con n.e.e. por deficiencia
á
auditiva
El alumno sordo posee un desarrollo
comunicativo-lingüístico deficiente. Ello significa que posee una pobre
discriminación fonética (necesária para la transformáción de los foáemas en
grafemas), un vocabulario reducido, dificultades y simplificaciones en la
á
estructura gramatical, así como escasas habilidades en relación a las
intenciones comunicativas. Si a ello añadimos sus, generalmente, no en todos
los casos, pobres conocimientos de la realidad, podemos concluir que sus
procesos básicos no tienen la funcionalidad necesaria para poder convertirlos
en buenos lectores.
Una forma de paliar estos inconvenientes y de ir mejorando y
perfeccionando tanto los procesos básicos necesarios para la lectura, como los
procesos propiamente lectores, en otras palabras, mejorar la comprensión
lectora, consiste en seleccionar y/o adaptar los textos que se ofrecen al niño
sordo. Con ello pretendemos alcanzar los mismos objetivos y contenidos marcados
para toda la clase, pero modificamos la forma escrita de los mensajes.
Con este fin, podemos reescribir los textos, para hacerlos más
comprensibles al niño sordo, y ello con arreglo a los criterios que se
recomiendan a continuación:
- Utiliza textos que partan de contextos y experiencias
cercanas al niño y a su entorno, que puedan resultarle motivadoras (cuentos,
expresiones e historias populares, narraciones sencillas...).
- Subraya el vocabulario que consideres básico.
- Acompaña los conceptos no muy familiares o abstractos
escribiendo a continuación de los mismos entre paréntesis, sinónimos o
explicaciones breves.
- Rescribe las frases demasiado largas, dividiéndolas en
varias más simples.
- Acompaña ilustraciones o gráficos (equilibra texto e
imágenes).
Asimismo, se considera importante el intensificar las
actividades dirigidas a explotar la comprensión y asimilación de textos, así
como el desarrollo de la imaginación y creatividad. Estas tareas, a realizar
con todos los alumnos, pero de forma más intensa con el alumno sordo, consiste
en la potenciación de:
- escribir resúmenes de lo leído, a modo de síntesis
- resaltar palabras claves
- diferenciar las ideas principales
- incorporar preguntas al texto, explotando su
comprensión
- analizar y descomponer las frases más importantes
- elegir finales diferentes
- cambiar personajes
- etc.
La priorización de los contenidos procedimentales seleccionados,
no significa abandonar los demás. En su puesta en práctica se tendrá en cuenta
las dificultades del alumno sordo. Así por ejemplo, "lectura de textos en voz
alta empleando la pronunciación, el ritmo y la entonación adecuada", o "la
interpretación de mensajes no explícitos en los textos escritos", serán
necesariamente reformulados y adaptados, modificando no las capacidades a
conseguir, pero sí su nivel y forma de lograrlos.
GARRIDO LANDÍVAR, Jesús, Adaptaciones curriculares, Madrid, CEPE, 1995. pp.
178-180.
|