XII. ASTENOPIA

EN EL recorrido que hemos hecho a través de los recursos con que contamos para la corrección de las ametropías, hemos analizado uno tras otro los anteojos, las lentes de contacto, las lentes intraoculares y las distintas operaciones cuyo fin es normalizar la refracción del ojo.

Ahora bien, con o sin ametropía, corregida ésta con cualquiera de los recursos arriba mencionados, la visión puede ser normal y expresarse como una agudeza visual óptima sin que ello implique que sea confortable. Ver es una actividad del organismo que implica una determinada armonía entre un sinnúmero de factores, entre los cuales indudablemente destaca una adecuada agudeza visual. Sin embargo, si en la interrelación de todas las funciones involucradas en el acto de ver, una o varias fallan, la agudeza visual podrá ser normal pero la visión no será confortable. A esta situación se le conoce con el nombre de astenopia y tanto su génesis como sus manifestaciones son pleomórficas.

Las condiciones de vida del hombre moderno han modificado sustancialmente los requerimientos visuales del individuo en un lapso tan breve que el sistema visual no ha podido evolucionar al ritmo que se han modificado las demandas. El hombre actual ha reducido paulatinamente su entorno visual. Si analizamos nuestra vida diaria veremos que en la mayoría de las actividades nuestras necesidades visuales se reducen a un entorno de sólo unos cuantos metros. Las horas pasadas en el interior de una casa, de una oficina o de una fábrica, los reducidos sitios de esparcimiento son sólo algunos ejemplos que nos señalan que, para la mayoría de los humanos, la visión se desenvuelve fundamentalmente en un espacio de unos cuantos metros. Si a ello agregamos el uso cada vez más frecuente de iluminación artificial, el incremento en las actividades que implican una visión fina (como son la lectura y la escritura), la tensión propia de la vida moderna y la contaminación ambiental creciente, entre muchos otros factores, no es extraño que, aun con una agudeza visual óptima, sean numeroros los individuos cuya visión no sea lo confortable que debiera.

Las manifestaciones de la astenopia son características. El esfuerzo sostenido por mantener una visión lo más adecuada posible no puede mantenerse en forma constante por lo que, al ceder, el individuo experimenta una disminución en su visión o una confusión visual que si bien son transitorias no por ello pasan inadvertidas. El cansancio ocular, producto de un esfuerzo muscular sostenido, puede evolucionar a dolor ocular e incluso cefalea (dolor de cabeza) que no en pocas ocasiones se acompaña de mareos de intensidad variable. El enrojecimiento ocular y el lagrimeo son acompañantes obligados de estos trastornos.

Para entender mejor la astenopia analicemos brevemente algunas de sus principales causas.

FACTORES OCULARES PROPIAMENTE DICHOS

En este rubro destaca por su importancia la presencia de una ametropía. Lo hemos ya repetido en varias ocasiones. Si la agudeza visual es deficiente, el individuo, al esforzarse constantemente por mejorar su visión, caerá en la astenopia.

La corrección óptica de la ametropía no es garantía para evitarla, ya que ésta puede ser inadecuada. Una graduación óptica impropia puede ser la causa de una astenopia o agravar una ya existente. Lo limitado del entorno visual hace de la acomodación una función imprescindible en la vida moderna, por lo que cualquier trastorno en esta función será igualmente motivo de astenopia. Acomodar implica igualmente converger. Acerquemos un objeto a nuestros ojos y veremos como éstos deben converger para seguir observándolo. Si la convergencia es deficiente o francamente inadecuada, aun en presencia de visión y acomodación normales, la astenopia estará presente. Finalmente, en capítulos anteriores mencionamos que para obtener una adecuada visión binocular, el cerebro tenía que recibir las imágenes proporcionadas por ambos ojos con un mínimo de semejanza en cuanto a tamaño y forma. Si ello no ocurre, la confusión creada se traduce con frecuencia en astenopia.

Brevemente enunciadas, todas estas situaciones que son ajenas propiamente a la agudeza visual del individuo, se convierten en factores prioritarios en el desarrollo de una astenopia. Pero existen además, otros factores. Un individuo con visión normal o con ametropía que ha sido corregida en forma adecuada y que carece de trastornos en la motilidad ocular y en la acomodación puede igualmente presentar astenopia. Ello se debe a que en la génesis de este trastorno intervienen igualmente otros factores.

FACTORES AMBIENTALES

La naturaleza del objeto que se observa puede ser motivo de astenopia. El tamaño del objeto en sí, el número y dimensiones de sus detalles y la presencia o ausencia de contrastes hacen que el objeto sea fácil o difícilmente visible. Ejemplos de ello los tenemos en las cadenas de montaje de equipo electrónico, en los talleres de costura o en la actividad del relojero.

En este capítulo adquiere especial importancia la iluminación. En la iluminación intervienen varios factores tales como su cantidad o intensidad, su calidad, distribución, reflexión del material, contraste, tamaño del objeto, etcétera.

La cantidad de luz requerida dependerá esencialmente de las necesidades particulares de la actividad y de los individuos que la desempeñan. Numerosos estudios se han llevado a cabo para determinar la iluminación óptima requerida en diferentes actividades, ya que una iluminación defectuosa o excesiva redunda invariablemente en astenopia. El lector no tendrá ninguna dificultad en reconocer que dentro de una casa-habitación las necesidades de iluminación en la cocina, la estancia, el estudio o la sala de baño son distintas, y que en una escuela los requerimientos de iluminación son mayores que en un restaurante.

La calidad de la iluminación, es decir el tipo de luz, es asimismo un factor determinante en el bienestar visual. Se reconoce en la luz natural la mejor fuente de iluminación, aunque tiene el gran inconveniente, para las necesidades modernas, de ser muy variable en las diferentes horas del día y en función de las condiciones atmosféricas, por lo que su control es difícil. Por otro lado, la iluminación artificial puede normalizarse en función de las demandas sin importar las condiciones ambientales. Los focos incandescentes (filamento de tungsteno) proporcionan una iluminación estable de buena calidad, teniendo como posible defecto el ser igualmente una fuente importante de calor. Es necesario recordar que el polvo y el tiempo disminuyen progresivamente la eficiencia de los focos. La luz neón y fluorescente no dan un espectro de iluminación continuo y presentan fluctuaciones, por lo que con frecuencia inducen cansancio visual. En todos los casos deberá tenerse especial cuidado en la colocación y distribución de la fuente de luz, que nunca deberá incidir directamente sobre los ojos del usuario, ni crear sombras o reflejos.

FACTORES INDIVIDUALES

Es de todos sabido que un sujeto debilitado, cualquiera que sea el motivo, tiene dificultad para llevar a cabo actividades que en condiciones normales podría ejecutar sin esfuerzo alguno. De igual forma, tensiones y trastornos emocionales hacen que el funcionamiento normal del individuo se vea afectado en mayor o menor grado. Debilidad física y trastornos psicológicos pueden ser también fuentes de astenopia.

En resumen, podemos decir que la astenopia es un trastorno que se presenta con creciente frecuencia debido a los requerimientos visuales de la vida moderna y que, si bien las ametropiás son causa habitual, existen muchos otros factores que intervienen en su génesis que poco o nada tienen que ver con las ametropías.

La adecuada corrección de una miopía o de un astigmatismo, por ejemplo, puede hacer que disminuya o desaparezca una astenopia, pero si en su origen intervienen otros factores tales como iluminación incorrecta y trastornos en la motilidad ocular, la corrección de la ametropía no producirá una mejoría en la astenopia.

Entre las medidas que han demostrado ser útiles en estos casos, considerando los parámetros arriba señalados como normales, el control de la luz es sin duda la más importante.

CONTROL DE LA LUZ

En ocasiones puede ser necesario modificar la cantidad o la modalidad de luz que llega a los ojos. En otras es imprescindible filtrar las radiaciones peligrosas, como las ultravioletas e infrarrojas.

Mecánicamente es factible reducir la cantidad de luz que llega a los ojos. Los esquimales conocen desde antaño los grandes beneficios que proporcionan unas gafas estenopeicas. Estas gafas son confeccionadas con madera o con costillas de foca a las que se les ha tallado una pequeña hendidura transversal. Sostenidas frente a los ojos, permiten ver a través de la hendidura reduciendo al máximo el paso de luz. Sin embargo, el recurso mayormente utilizado es teñir los vidrios o micas. El exceso de luz y las radiaciones dañinas se reducen o eliminan mediante filtros, que se elaboran con óxidos metálicos que se incorporan a la mezcla del vidrio óptico o se colocan como una fina capa uniforme ya sea en su superficie o en su espesor. Los óxidos metálicos son coloreados, por lo que el vidrio óptico así tratado adquiere un determinado color que dependerá de la naturaleza del metal utilizado. Cuando para tal fin se utilizan cristales de plata, el vidrio óptico modifica su color cuando se pone en contacto con radiación ultravioleta. Dichos cristales se conocen como fotocromáticos. Pueden igualmente utilizarse cristales dicroicos incorporados a la lente, orientados de tal manera que polarizan la luz, es decir, que desvían parte de la luz que los incide. Por último, pueden utilizarse espejos sumamente delgados (del orden de 10 a 15 micras de espesor) que permitan el paso de luz al tiempo que reflejan parte de ella.

Todos estos sistemas están encaminados a reducir la cantidad de luz o bien a filtrar determinadas longitudes de onda. Sus aplicaciones son múltiples.

La luz solar intensa es molesta para la vista, en especial si es reflejada por grandes superficies como ocurre en el mar, el desierto o la nieve. Por otra parte, la iluminación ambiente puede ser normal pero el ojo estar mal protegido contra ella, como ocurre en el albinismo, en el cual está hipersensible, o como en algunas enfermedades de la retina, o bien si está desprovisto de ciertas estructuras que filtran la radiación, como es el caso de las personas áfacas (operadas de catarata), o si sufren un control deficiente de la cantidad de luz que entra al ojo en trastornos del iris que se traducen en una gran pupila. En estos casos el uso de anteojos teñidos (oscuros) hará que la visión sea mucho más confortable.

La radiación infrarroja ocasiona daños irreversibles en la retina y el cristalino. Los grandes hornos para fundir metales y vidrio son fuente importante de dicha radiación. Debemos recordar también las grandes quemaduras que ocasionan los eclipses solares en quienes los observan sin la protección debida. Finalmente, la radiación ultravioleta, que es invisible y está presente en la luz solar y en la que emite la soldadura de arco, ocasiona quemaduras severas de la córnea. Tanto el primero como el segundo tipo de luz pueden eliminarse utilizando los filtros adecuados.

En algunas situaciones no es el exceso de luz el que deberá controlarse sino más bien su modalidad. En la fotografía, fluoroscopia y navegación, por ejemplo, es deseable o necesaria una rápida adaptación a la oscuridad. Es sabido que los bastones de la retina, aquellos que nos permiten la visión nocturna, son prácticamente insensibles a la luz roja. Por ello, si colocamos frente a los ojos de un individuo filtros rojos, éste puede desarrollar sus actividades normales al tiempo que se adapta artificialmente a la oscuridad.

Como se ha visto, la astenopia es un acompañante habitual de las ametropías no corregidas o mal corregidas. Sin embargo, muchos otros factores intervienen en su génesis, por lo que quien la padece deberá tener especial cuidado al analizar uno a uno estos factores y corregir, en lo posible, las fallas o limitaciones que éstos manifiesten. Con ello, además de obtener una agudeza visual óptima, el individuo podrá tener una visión confortable.

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