Para el periodo de 1927 a 1931 resultó electo otro miembro del Partido Socialista, Silvestre Pavón Silva. Hombre calificado de orgulloso, apegado a la élite más que al pueblo, estimuló disturbios y rivalidades con sus compañeros de partido, como cuando con el decreto del 7 de junio de 1928 denunció a los diputados Manuel Silva, Javier Illescas, Armando G. Zamora, Víctor Marina, Joaquín Rodríguez y Asunción Martínez de abandonar sus cargos de elección popular. Igualmente, expidió el decreto del 16 de junio de 1928 por el que procedió en contra del diputado por Champotón, Benjamín Romero Esquivel, por abandono de la Secretaría General de Gobierno, y en otro del 19 de junio señaló que había lugar a proceder contra Romero Esquivel por el delito de abandono. En el Excélsior del 13 de octubre de 1997, Javier Romero recordó acontecimientos conflictivos entre el gobernador y el Partido Socialista Agrario: "Aquel Pavón, hombre de pocas pulgas (ya desahuciado por el Presidente de la República, Portes Gil), al grito de ¡váyanse al carajo!, remitió al Congreso un legajo de licencias por el resto del cuatrienio".
Las dificultades se convirtieron en crisis, y a fines de 1928 se designó a Pedro Tello Andueza gobernador interino. El 20 de diciembre, el Periódico Oficial publicó que se aceptaba la renuncia de Tello y se designaba a Ramiro Bojórquez. El día 29 se publicó otro decreto por el que se aceptaba la renuncia de Pavón Silva y se nombraba sustituto constitucional al mencionado Bojórquez para terminar el periodo. Destaca en la gestión del último la ley del 11 de octubre de 1929, que prohibió el sistema de quemas, que destruía por incendio los plantíos de henequén así como otras sementeras. En materia educativa estableció la Escuela de Jurisprudencia, anexa al Instituto Campechano, e instituyó la Escuela Normal Rural de Hecelchakán.
El 2 de junio de 1931, antes de concluir el cuatrienio, se concedió licencia al titular por 107 días y se designó gobernador sustituto interino a su hermano, el diputado Fausto Bojórquez Castillo.
Finalmente concluyó el periodo. Por disposición publicada el 12 de septiembre de 1931, se declaró recinto oficial el Teatro Toro sólo para el acto de protesta de Benjamín Romero Esquivel, electo para el periodo de 1931 a 1935. Todos estos acontecimientos tuvieron serias repercusiones entre los socialistas, pues si unos llegaron al gobierno, otros se sintieron desplazados y no dejaron de fomentar intrigas que sembraron hondas rivalidades.
Para Campeche fueron años desastrosos, y no solamente por el despoblamiento y la pobreza, sino también debido a que las ambiciones políticas descuidaron cualquier intención de mejoras, como escribió el periodista Carlos Noriega Hope:
Para el que, en rápido viaje, conozca toda una rica región que muerde la Península, la visión de Campeche contrastará fuertemente con la de Tabasco y Yucatán. Mientras Tabasco semeja vivir a punto de oxígeno, debido al dinamismo de sus habitantes, y Yucatán tiene el claro prestigio del triunfador, Campeche es una incrustación del pasado, que parece descentrada, fuera de tono dentro de la riqueza y la actividad de la Península. Parece mentira, dentro de la vida mexicana, que pueda en estos años encontrarse una ciudad atrasada dos centurias de la marcha urgente de los siglos.
Dos años más tarde llegó otro extranjero, el doctor Siegfried Askinasy, quien también se impresionó con la pobreza de la ciudad y su grandioso pasado. A diferencia de los comentaristas anteriores, presintió que algún día la ciudad adormilada despertaría para emprender un nuevo camino; dijo en 1930:
Cuando un viajero llega a la capital de Campeche, la primera impresión que le sobrecoge es la miseria y completa decadencia, la mayoría de las calles están escabrosas y completamente destruidas, con charcos donde se estanca el agua de las lluvias. Las casas con muros sucios y descascarados de color indefinible y hasta negro como si hubiese sufrido un incendio, miran como la cara de un lazarino [...] Al ver todos esos vestigios de decadencia y pobreza adquiere uno la impresión de que esta ciudad está muerta, muerta sin resurrección, Y muerta, además, después de un pasado de prosperidad y riqueza [...]
Pero no mueren países dotados de recursos naturales tan abundantes como de los que dispone Campeche. A pesar de su innegable miseria actual, es una región tan rica que le bastan unos cuarenta años de buena conjetura económica mundial y de buena política administrativa local para dilatar el ánimo y restablecerse de su decadencia,
Así como Pavón Silva dejó el gobierno y se fue de Campeche para nunca volver, Bojórquez, el de los 107 días de permiso, tomó la misma decisión, no precisamente por iniciativa personal, y salió de la entidad, sin develarse los motivos, a radicar en Mérida y ya no regresar. Ni siquiera su hermano Fausto, quien cubrió los tres meses faltantes del periodo, pudo desmentir una ola de rumores. Este gobierno quedó marcado de hechos trágicos, como, aparte de los anteriores, el asesinato de Ulises Sansores, fundador del Partido Socialista Agrario, presidente municipal, presidente de la Liga Central de Resistencia, en fin, connotado político del Grupo Champotón que mandaba en Campeche.
Para el siguiente periodo, de 1931 a 1935, el Partido Socialista Agrario impulsó sin controversias la candidatura de Benjamín Romero Esquivel. Después de una gira peculiar por trimotor a el Carmen, en tren para el Camino Real, en lancha por los ríos, en canoa hacia las poblaciones de la costa, en cayuco por algunas partes del Río Candelaria o Chumpán, o por los Chenes en bolán, una especie de carruaje jalado por mula, se encontró un estado con tesorería vacía. Político de cepa partidista desde 1920, participó también en controversias, no se alejó de la línea que lo había caracterizado, de manera que dispuso, entre otras cuestiones, que todas las autoridades incluyeran en las leyendas de sus sellos oficiales la palabra "socialista". Impulsó el cooperativismo y, a tono con la época pero sin el radicalismo de Garrido Canabal en Tabasco, expidió la Ley Reglamentaria de Cultos, que señaló para su ejercicio un máximo de tres ministros.
En 1931 Gregorio y Ausencio Sansores, en supuesta venganza por la muerte de su hermano Ulises, asesinaron en el centro de la ciudad al presidente municipal de Campeche, Víctor Vázquez Marina, descrito por Javier Romero como "político hábil, leal al partido, buen orador, aclimatado en Campeche pero nacido en Chiapas". El periodista, evocando sus pláticas y recuerdos, anotó un argumento de justificación que acaso se esgrimiera: "¿No pudo ser la pistola de Víctor la que se disparó al intentar defenderse en la refriega?"
De conformidad con los tiempos, el 19 de noviembre de 1932 el gobernador eliminó la nominación religiosa de algunos lugares tradicionales y cambió el nombre de los barrios de San Román, San Francisco, Santa Ana, Santa Lucía y la plazuela de San Martín por los de Vicente Guerrero, Pablo García, Tomás Aznar, Leandro Domínguez y 7 de agosto.
En las últimas épocas del vigoroso Partido Socialista Agrario de Campeche, todavía pudo figurar uno de sus fundadores: Eduardo R. Mena Córdoba, quien había transitado por varias diputaciones federales y fue rescatado por el líder Ángel Castillo Lanz para la presidencia municipal de Payo Obispo, hoy Chetumal, región que llegó a ser parte del estado. Luchó contra la candidatura de Fernando Anglí Lara, personaje radical al estilo de Tomás Garrido y con particular prestigio, a quien ganó el puesto para el cuatrienio de 1935 a 1939. Lo más relevante fue la continuidad del apoyo a las pequeñas industrias y a algunos ramos que florecieron años después, como la prima equivalente a las contribuciones para el establecimiento de una planta empacadora de mariscos, que primero se quiso establecer en Real de Salinas pero que en marzo de 1938, al localizar un lugar con más operatividad, situó en terrenos del municipio de Champotón. No faltaron las cuestiones políticas espinosas, como se advierte en el Periódico Oficial del 2 de junio de 1938, donde se hizo público que el Congreso erigido en Gran Jurado declaró que había lugar a proceder en contra del diputado Mateo Ek, representante de Tenabo, por los delitos de usurpación de atribuciones y sedición. Pero sobre todo las diferencias en la política nacional entre el presidente Cárdenas y el general Calles fracturaron el poder del líder socialista Ángel Castillo Lanz, quien dejó de ser el que decidía e incluso fracasó poco después, en 1940 y 1943, cuando quiso volver a ocupar una curul en el Congreso Federal. En 1939 terminó su liderazgo y se mantuvo por años en la Contaduría Mayor de Hacienda de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. Era una sombra apenas advertida en Campeche cuando llegaba a visitar a su hija.