DESDE EL AÑO DE 1920 no se había producido un cambio de gobierno que no estuviera tocado por dificultades o maledicencias; amigos aparentes a la hora de la decisión rompían normas o pronunciaban palabras de ira o inconformidad. Las cosas fueron distintas en 1978. Cuando se esperaba la nominación de Fernando Rafful para sustituir a Rodríguez Barrera, resultó que el secretario de Pesca prefirió seguir colaborando con el presidente López Portillo en lugar de ir a la ciudad de las murallas. Al cabo de un tiempo de especulaciones y expectativas se conoció el nombre del candidato del Partido Revolucionario Institucional: el ingeniero Eugenio Echeverría Castellot (1979-1985), procedente de la oficina del Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas en el Estado de México, con residencia en Toluca. Por lo inesperado no hubo disputas en los medios políticos, de modo que aquel hombre de 61 años llegó sin más al edificio de los poderes. Se cuenta que cuando el secretario de Gobernación Jesús Reyes Heroles supo el nombre del candidato, le dijo al presidente López Portillo: "No conozco a ese señor", a lo que el presidente respondió: "Pero yo sí, y eso basta". Escribe el historiador contemporáneo Vega Alí:
¿De dónde diablos sacó Echeverría Castellot el apoyo para ser gobernador de Campeche, si entonces no era más que un empleado federal de tercer nivel, dedicado a construir escuelas en el Estado de México? Lo cierto es que entre López Portillo y Echeverría Castellot había una vieja y poco conocida relación, muy circunstancial si se quiere, pero afianzada después por relaciones familiares que siempre influyeron en el ánimo del presidente.
La transición fue apacible y cordial, avalada con la presencia del presidente López Portillo, hecho que sólo se había visto en 1911, cuando el presidente Madero llegó a Campeche a la toma de posesión de Manuel Castilla Brito.
El signo de aquel gobierno fue la construcción de carreteras y programas de desarrollo agropecuario en comunidades rurales. Comenta Alí: "Tal vez no logró la unidad que esperaba, pero de trabajar no paró un solo día". Hizo numerosas obras, entre ellas el espectacular puente Isla Aguada-Puerto Real, llamado de la Unidad, que comunicó a isla del Carmen con la tierra continental y eliminó la tradicional y molesta "panga". La producción de arroz alcanzó considerable importancia y empezó la difícil etapa de convivir con el petróleo.
En agosto de 1984 el gobernador señaló como objetivo el pago de la deuda pública, la autosuficiencia alimentaria y la reubicación de poco más de 3 000 refugiados guatemaltecos para que no corrieran peligro por los problemas políticos en su país. Alentó la unidad en momentos de crisis económica nacional, y en lo estatal dijo que el presupuesto ascendía a 20 000 millones de pesos; entregó obras por más de 2 200 millones de pesos a los ocho municipios. Aumentó la producción de maíz, sorgo y soya, así como la producción pesquera, lo que hizo posible la autosuficiencia alimentaria.