Pueblos al norte de los lagos


Los pueblos al norte de los lagos presentaban, en las primeras décadas del siglo XVI, un panorama políticamente pobre, constituido por antiguos asentamientos con tradición gubernamental como lo fueron Tenayuca, Cuautitlán, Tepotzotlán o Jaltocan. En ninguna forma su poderío podía compararse con las principales cabeceras de la cuenca lacustre del altiplano central, como eran Tenochtitlan, Texcoco o Tlacopan.

En tiempos de Cuauhtémoc, la gente que todavía no conocía bien a los españoles era la de Tenayuca, Tula, Tulancingo, Jilotepec, Cuautitlán y Cuauhtlalpan, las dos últimas fueron las que apoyaron efectivamente a Cuauhtémoc. Con tropas de esos lugares se reunió un poderoso ejército que, al decir de Durán, constaba de tantos soldados que "cubrían el sol". Tenían como objetivo impedir la salida de los hispanos. Indígenas y españoles se enfrentaron en Otumba. En esa ocasión triunfaron los hispanos más que por la superioridad del armamento o por la estrategia del combate, por la audacia del soldado español Juan de Salamanca, quien mató al jefe indígena conocido por los nombres de Zihuacaltzin, Cihuacatzin o Maxatopilli. Con su muerte se desmoronó el espíritu de lucha indígena.

El contacto o conocimiento que Cortés tuvo con los pueblos, al norte de los lagos, fue superficial. No fueron pueblos de fuerte cohesión política ni mucho menos militar, pero sí lo suficientemente poderosa para enfrentarse a los hispanos. El poderío indígena estuvo fragmentado en las principales cabeceras: Jaltocan, Cuautitlán y Tepotzotlán. Hacia el poniente estaban Jilotepec y Cuauhtlalpan, de tradición otomí y por lo tanto hábiles guerreros en los que Cuauhtémoc depositó su última esperanza. Las otras aldeas no pasaban de ser antiguas poblaciones de labradores que podían ser útiles en momentos precisos. Los pueblos del norte de los lagos representaron el último reducto de resistencia indígena frente a las tropas españolas. La estrategia de aislar a la ciudad de México, realizada por Cortés, tuvo buenos resultados. Sometidos los pueblos ribereños durante la Marcha de los Remedios a Texcoco, quedó el "agua libre" a la operación de bergantines con la que culminó la victoria hispana sobre los pueblos de los lagos.


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