En junio de 1926 los alumnos del Instituto Científico y Literario organizaron un Congreso Local Estudiantil, que el gobierno disolvió porque en su seno se le lanzaron críticas por su actuación en materia de cultos. En lugar del congreso se propició oficialmente la Unión de Estudiantes Revolucionarios del Estado de México. Para el siguiente año, la centenaria institución no alcanzaba aún a recuperarse. Apenas llegaba a una inscripción de 253 preparatorianos (incluida la secundaria), 12 taquimecanógrafos y 21 contadores de comercio.
Entre las novedades en las primarias está la Escuela de Trabajo, que consistía en que el educando hiciera "un producto material aprovechable y un medio práctico de ensayar el ahorro". Otra iniciativa, expresada en oscura verborrea, trataba de realizar "las aspiraciones de la pedagogía contemporánea". Finalmente, se recomendó la celebración del Día de la Primavera, para rendir homenaje a la naturaleza, y del Día del Árbol, aunque por ese tiempo continuase la tala.
En 1929 funcionaban 645 escuelas primarias del estado, 348 federales y 170 particulares. En total, 1 163, que en comparación con 1926 representaba un aumento de 104 escuelas. Por lo que toca a las inscripciones de alumnos, mientras en 1927 había 60 197, en 1929 se registraban 88 567. Los datos de 1929 probablemente estén inflados, porque en 1930 siguiente régimen no contaba más que con 1 126 escuelas, muchas de ellas en condiciones deplorables: inmuebles "completamente abandonados", utilización de vigas y piedras en vez de mesabancos.
En este tiempo la Secretaría de Educación Pública, además de establecer nuevas escuelas rurales, buscó la forma de elevar el nivel académico de los maestros mediante tres caminos: la reanudación de las misiones culturales, la fundación de institutos regionales sociales y la celebración de congresos. Entre las nuevas orientaciones educacionales se puso de moda hablar de una "socialización", tan repetida como indefinida. Revistió cierta importancia el Congreso Pedagógico Nacional de marzo de 1928, en el que se desaprobó la utilización de los servicios magisteriales en asuntos ajenos, especialmente los de índole política. Curiosamente, el jefe de la representación del Estado de México y director de educación pública estatal era un activo y destacado miembro del Partido Socialista del Trabajo.
Ese partido se había formado desde 1925 como instrumento de la elección de Riva Palacio, pero también como una condición para mantener vivo el gomismo. Así sucedió en efecto, pues el candidato a gobernador, coronel Filiberto Gómez, era artífice del mismo partido, antiguo senador, reciente vencedor de cristeros y, ante todo, hermano de Abundio.